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Un grupo de mujeres, muchas víctimas de violencia machista, han conquistado las pasarelas desde su taller de costura de Melilla
La fuerza y la generosidad de la reina bereber Lal La Buya parece haber resurgido siglos después en el norte de África en un grupo de mujeres, muchas supervivientes de la violencia machista, que desde un modesto taller de costura en Melilla han conquistado las pasarelas con su moda ética.
Lal La Buya da nombre a un proyecto solidario que se ha ganado el corazón de Ion Fiz, María Lafuente, Sandra Ibarra y otras muchas firmas de renombre del mundo de la moda, con las que ha saltado desde la ciudad norteafricana a la prestigiosa alfombra de desfiles como la Fashion Week de Madrid o la Fashion Days de Bruselas.
“Es algo que no se podía pensar, ni imaginar, que llegaríamos a Madrid”, confiesa con orgullo Saleha. Concentrada con el hilo y la aguja, no deja de aprender desde hace dos años en este taller situado en un barrio de Melilla.
Esta madre de dos niños asegura a Efe que la costura le ha ayudado a desconectar “de todo aquello que pretendes escapar”, en un ambiente de apoyo mutuo entre quienes, además de máquinas de coser, comparten un pasado de exclusión social o maltrato machista.
Por eso prefieren la palabra supervivientes a la de víctimas, tras haber encontrado en Lal La Buya una ayuda para rehacer sus vidas.
“No pensaba nunca dedicarme a esto, pero ahora me encanta”, comenta feliz de ver cómo los modelos que confeccionan “han llegado hasta el extranjero, algo sorprendente”.
Diseñadores de renombre como Ion Fiz y María Lafuente, que pasaron esta última semana por Melilla, auguran que no será pasajero este éxito casi inimaginable cuando comenzó el proyecto solidario.
Un largo camino
“Es el inicio de un largo camino, con una larga historia” aún por recorrer, sentenciaba durante su visita el modisto vasco, que ha elaborado con Lal La Buya su colección Dahia, nombre de otra reina bereber de hace siglos y con la que “Melilla está recorriendo el mundo” de las pasarelas.
El mérito de esta “maravilla de mujeres, tan valientes”, en palabras de la modista leonesa, “tendrá recorrido” para largo en el complicado mundo de la moda.
Y más allá de la moda, porque los carretes de hilos y los cestillos con agujas de coser sirven también para tejer solidaridad, sostenibilidad e interculturalidad a precios justos.
Sus estampados se inspiran en la diversidad de Melilla, con un guiño a culturas como la bereber, y en sus creaciones emplean materiales ecológicos, siguiendo los patrones de lo que Naciones Unidas defiende como moda ética al servicio de la sociedad.
No es solo alta costura al alcance de quienes pueden permitirse la exclusividad, sino con la solidaridad a la cabeza: Sandra Ibarra, al ver el velo que llevan las costureras musulmanas de este taller, decidió que confeccionen sus Pañuelos con Arte, destinados a que los luzcan mujeres con cáncer cuando pierden el cabello.
Que esta exmodelo, los diseñadores y el universo de la alta costura en general apuesten por Lal La Buya no es casualidad.
Para conseguirlo, han hilado fino el director del taller, Sergio Gallardo, y la consejera de Cultura de Melilla, Fadela Mohatar.
El nombre de Mohatar sale a relucir constantemente junto al de Lal La Buya, porque nació en 2014 gracias a su empeño cuando dirigía el área de Mujer en Melilla y “es ella la que hace que salga adelante el proyecto”, subraya Mariló Navarro, coordinadora del taller.
Madrinas
Rodeada de la decena de costureras que acuden al taller, explica a Efe que una vez que se hayan formado, se convertirán en “madrinas” que enseñarán a las que vengan nuevas y a la vez podrán trabajar como modistas por su cuenta.
Es una forma de comenzar de nuevo, de revertir sus vidas y de que sigan adelante por ellas mismas”, sentencia junto a las perchas y los maniquíes con las últimas creaciones ya listas.
Y para ello el haber saltado a pasarelas como las de Madrid o Bruselas ha supuesto para estas supervivientes una inyección de autoestima que no alcanza a medir el mejor metro de sastre.