“Melilla es complicada”, asegura Hajar Lagranja, miembro de Amlega y recién nombrada vocal de la Comisión Ejecutiva de la Federación estatal que hay del colectivo LGTBI. Cree que, aunque la ciudad está cogiendo estos últimos meses más visibilidad nivel nacional en este área, ha recalcado que aún hay muchas denuncias que no se ponen por miedo a represalias, pues hay incluso profesores de institutos que reciben insultos a través de aplicaciones, médicos que no han trabajado de manera profesional en este sentido, entre otros.
Lagranja explica que siempre hay una fuga de personas LGTBI de la ciudad, ya que no pueden mostrarse como son ante su entorno: familia, amigos, centro educativo, etc. y acaban dejando la ciudad cuando no les aceptan tal y como no son. “Al final, Melilla es una ciudad muy pequeña, te conoce todo el mundo y te señala todo el mundo”, ha dicho. Sin embargo, con su nombramiento en dicha comisión, puede haber “un antes y un después” para que la ciudad pueda engancharse al camino que lleva recorrido la península
De 23 años, esta melillense fue contactada con la presidenta de la Federación Estatal LGTBI+ (FELGTB), Uge Sangil, durante el verano para preguntarle si quería formar parte de su equipo. Ha asegurado que esta “es una oportunidad super buena profesional y personalmente”.
La aportación que se espera que haga en la Comisión Ejecutiva está relacionada con el Asilo y Refugio, pues tal y como explica, las personas LGTBI migrantes son aún más vulnerables y en especial si es mujer. “No es lo mismo ser una mujer lesbiana española que una mujer migrante lesbiana”, pues existen barreras como el idioma o la exclusión. “Al final es la lucha de todas y las personas migrantes necesitan tener mucha más visibilidad y mucha más voz”, ha apuntado.
Ha afirmado que le encantaría que los solicitantes de asilo o migrantes en una situación de vulnerabilidad tuvieran su propia voz y ahora cree que se va a conocer mejor el procedimiento de asilo a nivel estatal. “Melilla está en una burbuja aislada de la península y mucha gente no nos conoce ni sabe el día a día de la ciudad ni lo que vive una persona migrante porque no tienen nada que ver con el día a día en Madrid”, ha apuntado. Y es que según explica, en Amlega ha trabajado con usuarios que le han dicho “me tendría que haber quedado en mi país porque Melilla es lo mismo”.
Para los migrantes LGTBI que vienen a la ciudad, la ciudad es una vía para llegar a Europa y cuando llegan aquí se encuentran con insultos y desprecios diarios, ha señalado. “Melilla no la consideran España”, ya que a pesar de que aquí tienen sus derechos reconocidos, se enfrentan a las mismas dificultades que en su país. Así pues, nada más llegar, tienen ganas de irse, apunta Lagranja. “Incluso acaban sufriendo más que en su propio país de origen”, ha dicho en referencia a la agresión homófoba de este agosto a un joven marroquí en el centro.
Ahora, por primera vez, una melillense podrá dar voz a la situación de las personas LGTBI en la ciudad. Ha asegurado que seguirá luchando para que se reconozcan y protejan los derechos del colectivo en la legislación. A las personas que todavía no aceptan estos cambios, cree que la palabra ‘respeto’ es la más importante, incluso si se profesa una fe. Ha dicho que si alguien se siente amenazado por los cambios que hay en el sistema normativo y entiende que haya miedo al desconocimiento y de ahí la importancia de educar en respeto”, ha recalcado.
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