Categorías: Editorial

La zona azul del consenso

Quién iba a decir que la Asociación de Comerciantes de Melilla (Acome) y la organización en favor de la movilidad sostenible, Melilla ConBici, encontrarían un punto en el que están de acuerdo.

La zona azul, nada más y nada menos, les parece una buena medida a ambas entidades para combatir los coches mal aparcados.
Todos surgió a raíz de las críticas de los comerciantes de la recientemente peatonalizada calle Carlos Ramírez de Arellano. Los empresarios decían que, si bien comprendían que la Policía Local pusiera multas a los vehículos que aparcaban en mal lugar, este hecho estaba haciendo que sus tiendas perdieran clientes.
Rápidamente, tanto Acome como ConBici se posicionaron y ambas asociaciones encontraron en la futura zona azul un punto de consenso.
Por un lado, la organización que representa a los comerciantes lo ve bien porque permite que, en lugares peatonales o en los que se está intentando limitar la presencia de coches, los conductores puedan tener un margen para hacer algunas compras.
Por otro lado, los que abogan por la movilidad sostenible argumentan que el hecho de que se pague por horas de estacionamiento provoca que los vehículos no se queden demasiado tiempo aparcados, fomentando que la gente se anime a hacer caminando lo que antes hacía en coche.
Choca, sin duda, que ambas entidades estén de acuerdo en algo. Hay que recordar los ‘encontronazos’ de estas dos organizaciones el pasado verano, cuando el presidente de Acome, Enrique Alcoba, se mostraba dudoso ante la peatonalización total de las calles O’Donell y Justo Sancho Millano, mientras que ConBici se preguntaba si es que en Melilla “somos extraterrestres” y lo que funciona en el resto de España, es decir, fomentar la presencia de peatones, no se puede aplicar en nuestra ciudad.
No sabemos cuánto tardará en ponerse en marcha la zona azul. Lo que sí que supone una diferencia sustancial es que, antes de su entrada en vigor, ya ha conseguido poner de acuerdo a dos polos que siempre se han mostrado opuestos y distantes.
Todo sea que funcione, que la gente se anime a dejar un poco el coche y aun así, a comprar en las tiendas de la ciudad, que buena falta hace. Está claro que ConBici y Acome tiran para lo que creen que es mejor, pero está bien que, por una vez, sea en la misma dirección.

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