Reivindicar el papel de la tradición sufí dentro del Islam frente a otras corrientes más radicales y fanáticas fue uno de los mensajes más repetidos ayer en las conferencias enmarcadas en las II Jornadas sobre sufismo en Melilla, organizadas por La Zawiya Al-Alawiya con la colaboración de la Comunidad Islámica Al-Ihsan.
Sulayman de Diego, investigador universitario de islamología, repasó en su ponencia cómo se ha desarrollado el sufismo contemporáneo y “la importancia que tiene frente a los radicalismos y a los fanatismos”. “El sufismo es un punto medio que es central en el Islam y se basa principalmente en el amor al profeta”, explicó.
Para evitar las posturas más radicales, De Diego apostó por fijarse en “la figura del profeta ética y socialmente” puesto que aseguró que fue un “gran revolucionario que propuso justicia social”.
Concretó que hoy en día, millones de personas siguen el sufismo en países como Indonesia o Nigeria pero que también está presente en países de Occidente y en parte de Estados Unidos. “Gran parte de los musulmanes que hay en el Bronx, son sufís”, puntualizó.
Detalló que en el mundo islámico, el sufismo se conoce bien. Pero se remontó al siglo XIX para explicar que hubo problemas entre la élite intelectual y la tradición, y se produjo la separación. “Se quiso modernizar el Islam sin contar con el Islam”, comentó.
Camino de purificación
Por su parte, Ahmed Bermejo, imán de la Mezquita Mayor de Granada, abordó en su ponencia la ciencia del comportamiento sufí, centrándose en cómo debe ser el camino del musulmán que sigue esa tradición, “totalmente alejado de lo que vemos hoy en muchos medios de comunicación y que se dice que es el Islam”, según indicó. Así, señaló que es un camino de purificación interior encaminado hacia los valores cívicos. “Es un camino que escoges para mejorar tu relación con Dios pero también con la gente. No es concebible en el sufismo vivir alejado del mundo”, aseguró. “La persona que está en el camino del sufismo es como la tierra a la que echas estiércol y de ahí nacen las rosas”, añadió.
La ponencia de Abdel Ghani Melara, imán de la mezquita de Sevilla, se centró en demostrar que la relación entre el profeta y sus compañeros fue la misma que, dentro del sufismo, entre el maestro y sus discípulos. “Un hombre solo no puede hacer nada. Como Jesús, que también tenía a los apóstoles. Todos ellos les han ayudado a difundir el mensaje. Y en todos los casos había hombres y mujeres”, detalló.
Por su lado, Abderraman, doctor en Filología Árabe por la Universidad de Sevilla, habló en su conferencia de las que definió como “malas interpretaciones del Islam” y se centró principalmente en “dos polémicas”: el lugar del Islam en el mundo y el sitio que ocupa el sufismo dentro de esta religión. Lamentó que se ha hecho una interpretación como si fuese algo externo al Islam, “una secta”. El docente explicó que es completamente erróneo.
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