La Zawiya Al Alawiya acoge a unos 1.500 peregrinos que rezan para pedir la paz

l Este año la organización prevé menos visitantes a esta mezquita debido a la cercanía del Aid El Fitr l Las autoridades dieron la bienvenida a los musulmanes y desearon que disfrutaran de su estancia en Melilla

Unos 1.500 peregrinos asisten este año a la peregrinación a la Zawiya Alawiya, situada en el cerro de Palma Santa. Son menos que el pasado año, aseguró ayer a El Faro el encargado de estas instalaciones, Mohamed Mohamedi, que destacó que para muchos musulmanes la fiesta del Aid El Fitr es muy reciente y tienen aún en sus casas a familiares y amigos, lo que les impide viajar. No obstante, esto no desluce uno de los actos religiosos más emotivos que acoge la ciudad. Centenares de personas harán oraciones conjuntas para pedir a Dios la paz para los pueblos. Para muchos de estos peregrinos es una forma de encontrar el camino hacia el equilibrio personal.
Los peregrinos acogieron anoche a las autoridades de la ciudad. Interrumpieron sus cánticos y oraciones por la visita del consejero de Educación, Antonio Miranda, el consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, y el comandante general de Melilla, Fernando Díaz de Otazu, que dieron la bienvenida a los ciudadanos que han viajado desde el centro de Marruecos y otras zonas, como Francia, para reunirse en esta zawiya.
Miranda indicó que eran bien acogidos en Melilla, la ciudad que tiene como bandera la convivencia en paz de varias culturas. Por su parte, el comandante general hizo hincapié en la naturalidad con la que el respeto impera entre las comunidades religiosas y culturales de Melilla.
Por otro lado, uno de los representantes de la Zawiya Al Alwiya aseveró que esta parte del sufismo que profesan los creyentes que ayer llenaron la mezquita tiene como filosofía que la paz se extienda por el mundo.

Dos días de convivencia
Este año los permisos especiales para estos peregrinos se limitaron a viernes y sábado. Mohamedi destacó que otros años se pedían estos permisos desde el jueves, sin embargo, no tienen tanta infraestructura ni personal para atender durante tantos días a los visitantes de la zawiya y por eso, han reducido a dos los días de visita.
A pesar de que desde este centro difundieron que sólo iban a abrir sus puertas viernes y sábado, el jueves llegaron 24 peregrinos. En la frontera les dejaron pasar y han estado durmiendo y comiendo en este centro. Mohamedi aseveró que no se podía dejar fuera a estos peregrinos porque además, son personas que dan todo lo que tienen. Proceden del interior de Marruecos, donde la gente es acogedora y te llena de viandas conforme entras por la puerta de sus hogares, señaló. Por ello, en la zawiya deben recibir siempre todos los cuidados y atenciones.
El encargado de la Zawiya Alawiya afirmó que ha habido algunos retrasos a la hora de que estas personas pudieran entrar en Melilla. Pero indicó que se debe a los controles en la frontera que se hacen por la seguridad de todos los ciudadanos.
Los peregrinos más jóvenes vivirán estos días en la mezquita y los mayores son realojados en la casa que hay junto a este templo para evitar que sufran más los achaques de la edad. De hecho, los peregrinos ancianos cuentan con la ayuda de voluntarios que les echan una mano para asearse o les sirven la comida. En total, unas 500 personas foráneas han asistido este año a este encuentro.

El origen de la peregrinación
Mohamedi resaltó que aunque muchas personas creen que este congreso se realiza para homenajear al santón que está enterrado en esta zawiya, Sied Mohamedi At-Tahiri, no es así. No se conmemora ni el día de su muerte ni ningún aniversario. Lo único que se hace es continuar con una actividad que comenzó este santón hace decenas de años. Mohamedi At-Tahiri organizó un congreso anual para reflexionar sobre el Islam y la religión con personas de otros lugares cercanos a Melilla. Esta iniciativa fue difundiéndose y con el paso del tiempo, eran ya centenares de fieles los que participaban en este debate y días de oración.
El origen de esta tradición se remonta a 1922, momento en el que Sied Mohammadi fue encarcelado en la prisión de Rostrogordo, porque las autoridades de la época pensaban que sus sermones podían ser peligrosos para la seguridad de la zona. Cinco años después Alfonso XIII excarceló al hombre, que continuó su labor de difusión del Islam entre melillenses y marroquíes. En aquel momento se establecía en la ciudad este centro de estudios coránicos y predicación al que esta semana llegaron, como desde hace décadas, miles de personas para compartir una misma forma de vivir y sentir el Islam y recordar a su fundador.

Los peregrinos son turistas
Los peregrinos que llegan a la ciudad para disfrutar de los días de recogimiento y oración en la Zawiya Al Alawiya no sólo traen sus rezos y sus ganas de vivir esta experiencia única, sino también curiosidad por cómo es la vida en una ciudad donde varias culturas y religiones conviven en paz y armonía. Así lo aseguró ayer a El Faro el encargado de estas instalaciones, Mohamed Mohamedi, que resaltó que muchos nuevos peregrinos aprovechan esta oportunidad para hacer compras y ver la ciudad. Son los nuevos turistas.
Este perfil de visitante que encontrarán caminando por las calles tras participar en los principales actos de oración de la zawiya tienen diferentes edades. Mohamedi resalta que hay jóvenes que aprovechan para visitar Melilla y otros peregrinos más adultos que llevan años viniendo a este encuentro también bajarán del cerro de Palma Santa para tomar un té en los cafetines y ver el centro modernista de la ciudad.
Sin duda, lo que más llama la atención de los peregrinos es que Melilla es una ciudad intercultural en el que sus ciudadanos no tienen problemas con convivir con otras religiones diferentes a las suyas. Causa sorpresa entre estos visitantes que judíos, cristianos, musulmanes e hindúes compartan comercios y vivan con cordialidad. Éste es un atractivo turístico que desean conocer los peregrinos, sobre todo, tras participar en los rezos en los que se hace especial hincapié en reconocer y respetar a quien es diferente.