Con miles de peregrinos que un año más recordaron al santón Sied Mohammadi. Melilla se sumergió durante el pasado fin de semana en una vigilia mágica, gracias a la pujanza de la Zauia Alauia del Cerro de la Palma Santa y a los miles de peregrinos que acuden todos los años en julio a rememorar la figura de su fundador, el santón Sied Mohammadi.
Fundada en 1926, la cofradía musulmana Al-Alawia es un centro de predicación sufí y estudio del Corán que este año ha celebrado su peregrinación anual con la notable ausencia del hijo de su fundador, el conocido Hach Mimón, fallecido en diciembre pasado y encargado hasta entonces de mantener viva la mezquita y tradición en torno a la figura de su padre, así como el enorme carisma que incluso llevó a su progenitor a la cárcel durante siete años, por considerarse que su gran capacidad para el proselitismo y la captación de adeptos podían convertirlo en un peligro que favoreciera la subversión en el cercano Rif.
La leyenda no sólo cuenta que Alfonso XIII lo dejó en libertad, sino que su indulto le salvó de un fusilamiento ya retardado por el encasquillamiento casual de las armas ya dispuestas para tirotearle.
Sidi Mohammadi había sido discípulo del Shayj argelino Sidi Ahmed Al-Alawi, fundador de la escuela o Tariqa musulmana que sirve de guía a la Zauia del Cerro de la Palma Santa.
Durante la peregrinación de julio, la mezquita de la antigua Loma de los Vientos, como anteriormente se llamaba al lugar, se convierte en un lugar para la práctica del sufismo islámico, una forma diferente de entender el Islam, basada en la purificación del alma mediante el contacto espiritual con Dios, a fin de alcanzar la máxima expresión de felicidad individual. De hecho, la mística sufí enseña a purificar el espíritu como principal objetivo.
La peregrinación este año ha contado con la participación de unos 3000 seguidores de Sied Mohammadi. Hombres y mujeres venidos desde Argelia, Marruecos y distintos países europeos, que durante cuatro días han participado de los rezos y cantos sufíes y del recuerdo del fundador de la Zauia, único musulmán enterrado en nuestra ciudad con anterioridad a que se creara el cementerio islámico de Melilla.
Como viene siendo habitual, las autoridades locales, tanto por parte de la Ciudad Autónoma como de la Comandancia General y Delegación del Gobierno, estuvieron presentes el pasado fin de semana en la Zauia Alauia para mostrar su respeto y compromiso con una tradición asentada en Melilla desde hace muchos años.
Según el investigador y colaborador de ‘El Faro’, Enrique Delgado, en 1938 fue derribada la mezquita indígena que existía en lo que hoy conocemos como el Cerro de la Palma Santa y se edificó la primitiva ‘Zawiya’, de cuyo origen parte el actual edificio, que no es propiamente una mezquita, al carecer de alminar y qibla.
Todas las reformas y ampliaciones que se han hecho desde entonces en el mismo recinto se han sufragado con las aportaciones de los fieles y donaciones de los peregrinos que la visitan anualmente, aunque también con el apoyo de la Ciudad Autónoma. En concreto, la primera reforma de la plaza de acceso se realizó en los años 90 en tiempos del entonces presidente, Ignacio Velázquez y, posteriormente, bajo la Presidencia de Juan José Imbroda, se incorporó hace unos años el arco flamígero que sirve de pórtico al recinto.
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