Editorial

La vivienda, la asignatura pendiente en Melilla

La tasadora Tinsa ha sacado esta semana un estudio pormenorizado del precio de la vivienda en España que arroja como conclusión que somos de las autonomías en las que menos ha subido el precio de la vivienda de un año para acá. Curiosamente también estamos entre los puntos del país en los que menos se revaloriza la vivienda en propiedad. El motivo, en ambos casos, es que el precio de la vivienda está en los límites máximos y se mantiene así desde hace años y al margen de las sucesivas crisis.

En Melilla falta suelo para construir y ningún Gobierno hasta ahora ha podido hacer frente de manera solvente al déficit habitacional. Los esfuerzos que se han hecho son insuficientes porque partimos de una situación muy precaria.

Por eso es importante promover vivienda pública y sobre todo, pisos en alquiler, en Melilla pero para eso hace falta disponer de los espacios necesarios para desarrollar promociones urbanísticas que pongan freno a la subida desenfrenada de los precios. Y no todo ha de ser de la mano de la Administración. También se necesita que la empresa privada apueste por construir y que, en general, los melillenses nos abramos a que las obras prosperen.

El mercado tiene sus propias leyes y está claro que la manera más fácil de regularlo es apelando a ellas: si la oferta supera a la demanda, bajan los precios.

Pero, en el caso de Melilla, debemos añadir otro condimento: necesitamos más seguridad jurídica; una apuesta más decidida del Estado por la españolidad de esta tierra.

Es cierto que este año se han dado pasos importantes. Que Pedro Sánchez visitara Melilla; que la Unión Europea nos ampare es un paso de avance importante, pero mientras se mantenga la amenaza híbrida de Marruecos, no vamos a mejorar los índices de confianza de la ciudadanía.

Es lo que nos ha contado una funcionaria destinada en Melilla que llegó a la ciudad dispuesta a comprar una casa y desistió porque los precios son desorbitados y no se corresponden para nada con la calidad del inmueble. Además, ella no se atreve a invertir una suma de dinero considerable temiendo, como teme, que "las cosas cambien" y la vivienda se devalúe. Y todos sabemos a qué se refiere.

Por eso es tan importante que la ciudadanía gane en confianza y sepa que esta tierra tiene futuro dentro de España y dentro de la Unión Europea, pero para que eso ocurra hay que buscar un punto de encuentro con Marruecos para que aparque los gestos beligerantes que hunden aún más la economía de su socio estratégico.

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