La delegada del Gobierno, Sabrina Moh, estuvo este miércoles en la cárcel de Melilla. Según ha podido saber El Faro, la visita institucional se cerró la semana pasada, pero estaba apalabrada con el director de la cárcel, Francisco Rebollo, desde la celebración del Día de La Merced en septiembre.
Se ha especulado mucho en torno al motivo o los motivos de la visita oficial de Sabrina Moh a la cárcel, trece días después de que ingresara en prisión preventiva Rodolfo Ramos, ex decano del Colegio de Psicólogos de Melilla, y ex miembro de dos Ejecutivas regionales del PSOE, partido del que Moh es secretaria local de Organización y vocal de la Ejecutiva Nacional.
Sin embargo, hay que recordar que en 2019 Rodolfo Ramos anunció en sus redes sociales que se daba de baja del partido apelando a que él es un hombre "consecuente con sus creencias y sus valores".
"Después de muchos años como militante del PSOE y tras haber formado parte de dos Ejecutivas en el PSOE de Melilla, mañana me daré de baja definitivamente de este partido. Mañana o pasado haré públicas mis razones para dimitir y darme de baja", escribió el 13 de enero de 2019 en un post en sus redes sociales.
También hay que tener en cuenta que pese a que no es común ver a un delegado del Gobierno visitando cárceles, ésta no es la primera vez que Moh entra como representante del Estado en el centro penitenciario de Melilla, donde además trabajó hace unos años.
La delegada estuvo al menos en septiembre de 2018 y en enero de 2020. Este último año fue con motivo de la celebración del Día de Reyes, en lo que cabe intuir que habrá sido una experiencia dura porque en esas fechas los niños suelen visitar a sus padres y madres en prisión y todos piden a los magos de Oriente que papá o mamá vuelvan a casa.
Nos cuentan que Moh tenía dudas sobre si hacer o no esta visita a la cárcel justo en este momento y el tiempo ha confirmado que tenía motivos para preocuparse. Temía que se pudiera malinterpretar su presencia en la prisión y, efectivamente, sus recelos no eran infundados.
Había mucha expectación, desde hace una semana, en torno a los motivos por los que la delegada del Gobierno acude ahora a la cárcel. A primeros de año, todos los sindicatos del centro penitenciario de Melilla le reclamaron que cesara al director Francisco Rebollo, pero ella no tiene competencias para hacerlo. Esa decisión corresponde a Instituciones Penitenciarias.
Incluso un número importante de funcionarios de la cárcel de Melilla firmó una carta pidiendo la dimisión de Rebollo porque les dejó sin un complemento salarial extraordinario que él si cobró y no consiguieron que la delegada mediara en el conflicto.
Los sindicatos denunciaron malos olores, mosquitos y ratas en las zonas comunes de la cárcel, pero no hubo suerte. En ese momento Sabrina Moh no visitó el centro.
Normalmente a los políticos (ni siquiera a los de izquierda) no les gusta que los sindicatos les marquen la agenda o los empujen a tomar decisiones radicales. Moh tiene un carácter fuerte y con ella esta presión no funcionó.
Sin embargo, ha ido ahora visitar la cárcel de Melilla y ha estado en las dependencias más criticadas, como es el caso de la cocina, donde a primeros de año fue fotografiada una rata a plena luz del día. Allí se interesó por todo, incluso por el menú previsto.
La delegada del Gobierno estuvo además en el módulo de lavandería, en capellanía, en ingresos, preventivos; en penados y en el módulo de mujeres, donde conversó con internas que le comentaron que cuando salieran de la cárcel querían trabajar. También con funcionarios que realizan una labor poco visible y a los que reconoció su esfuerzo.
Según ha podido saber El Faro, Sabrina Moh visitó también el llamado "módulo de respeto", donde permanece interno el ex decano de Psicólogos y ex compañero de partido y cruzó con él un saludo de tres segundos, similar al que intercambió con otros reclusos que estaba en ese módulo.
Hay más de una versión de estos hechos. Fuentes oficiales aseguran que no hubo nada más allá de un saludo de tres segundos y pueden dar fe de ello hasta ocho personas que iban en la comitiva. Entre ellas, el director de la cárcel, el subdirector, el capellán y los miembros de seguridad.
Cualquiera que sepa cómo funcionan las cosas en política, admitirá que nadie en su sano juicio arriesgaría su carrera por echar una mano a un ex compañero que dejó el partido hace tres años. Ningún militante quiere que le relacionen con alguien que se ha dado de baja de la formación a la que pertenece y en la que cree hasta el punto de pagar una cuota mensual para financiarla. Tampoco lo haría ni siquiera en el supuesto de que se hubiera planteado como objetivo hacer leña del árbol caído. Ambos casos son, como mínimo, inverosímiles.
La situación del ex decano es delicada porque el delito por el que permanece en prisión preventiva también lo es. De hecho es una suerte que permanezca en el módulo de respeto de la prisión de Melilla porque así se mantiene alejado de las tradicionales vendettas carcelarias, máxime cuando aún no ha sido juzgado y nadie puede descartar que quede en libertad.
De momento su abogado y él preparan la defensa a fondo y se ven a menudo, sobre las 13:00 horas. Con mayor frecuencia que la media del resto de internos. Todo completamente legal. No hay trato de favor.
Sabrina Moh entró este miércoles a la cárcel de Melilla sobre las 10:00 de la mañana y permaneció en su interior dos horas y media. Sobre las 11:30 horas su coche oficial salió del centro penitenciario, pero ella no iba dentro. Salió una hora más tarde. Desde Delegación del Gobierno no informaron este miércoles de la visita a la cárcel porque priorizaron el encuentro con el nuevo comandante naval y la presencia de la delegada en el simulacro de la UME en Rostrogordo.
Los enemigos políticos de Sabrina Moh mantienen el hacha en alto. Las elecciones están a la vuelta de la esquina y eso se nota.
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