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Los hogares melillenses se llenan de unión y tradición en este Eid el Kebir

Este lunes, 17 de junio, la comunidad musulmana de Melilla se encuentra inmersa en la celebración de la Pascua Grande. Esta fiesta familiar y de unión reúne a miles de ciudadanos junto con sus seres queridos.

Hasta el próximo miércoles, día 19, los melillenses seguirán festejando el Eid al Adha con sus allegados, unidos en el hogar en los que son momentos de alegría y fraternidad. El plato principal de la jornada han sido los pinchitos de hígado y los callos, servidos junto a los correspondientes platos y acompañamientos. La carne de este animal se seguirá aprovechando en estos días, manteniéndose así los encuentros familiares y vecinales.

A lo largo de las últimas semanas, la polémica relativa al precio de los corderos de la Pascua ha dominado numerosas conversaciones en nuestra ciudad, provocando un malestar generalizado entre los miembros de la comunidad musulmana de Melilla.

El Faro ha consultado a varios melillenses sobre cómo festejan el Eid el Kebir en sus hogares y para que expresaran la importancia de esta festividad sagrada.

Familias

Una vez concluido el rezo colectivo de la musalah, la familia de Dieb se reunió para sacrificar a su borrego. No sólo familiares, sino que algún vecino también estaba ayudando, mostrando el espíritu de unión que tiene esta festividad sagrada.

Una vez concluido el proceso del sacrificio de este animal, la familia pudo disfrutar del desayuno. Tras el tentempié, los preparativos continuaron para preparar el hígado y los callos para la comida de hoy. Sin embargo, la mesa siguió llenándose de otros platos, como el cus cus con leche y calabaza.

Dieb no paró de recalcar en todo momento la importancia tanto de la Pascua Grande y como del hecho de permanecer juntos en familia durante estos días. No obstante, este ciudadano lamentó que no todos sus seres queridos han podido venir este año a la ciudad. Los "excesivos gastos del viaje" han supuesto que muchos familiares que residen en la península no han podido venir este año. Además, otros allegados que residen en nuestra ciudad han decidido pasar la Pascua en Marruecos, por lo que este año, según dijo, las fiestas están siendo menos concurridas que otras anteriores.

Este año, la polémica ha envuelto el precio de los borregos de la Pascua Grande. En el caso de esta familia, el cordero de la Pascua han costado 450 euros.

A pesar de todo, las ganas de celebrar la Pascua Grande no han decaído en ningún momento en este hogar melillense.

Por otro lado, Hamete se encontraba despiezando su cordero de la Pascua, rodeado de familiares y amigos. Este rito conlleva la separación por partes del animal, dejando la casquería por un lado, puesto que se ha comido hoy; mientras el cordero se deja secando, una vez se comerá a lo largo de mañana y pasado. Con la piel, las patas y la cabeza, cada familia escoge que hacer con ellas. En la casa de Hamete, prefieren tirar la piel, recordando su juventud, cuando se hacía cuero con ella.

Los kaftanes y chilabas que llevaron en el rezo se cambiaron por una ropa adecuada para esta faena. No obstante, al sentarse en la nueva, volvieron a portar estas elegantes y tradicionales prendas.

Tras el rezo, Hamete prosiguió a dar las felicitaciones a todos sus conocidos y familiares que viven lejos. Tras los mensajes y llamadas, se procedió al sacrificio.

Mientras sacrificaba, los presentes tenían una mesa con te y unas deliciosas pastas tradicionales, que por supuesto, fueron degustando.

Al igual que en jornadas recientes, el precio de los corderos también ha supuesto un tema de debate en el hogar. Hamete y sus allegados calificaron de "exagerado" el coste de estos animales, añadiendo que este año los ganaderos se han aprovechado de la situación para hacer negocio.

"Esperamos y confiamos en que el año que viene, la cosa mejore".

Mustafa atendió a El Faro en plena celebración familiar. Tras sacrificar a su cordero de la Pascua, la familia tomó el desayuno. Café, te, pastas y pañuelos llenaron la mesa en esta conmemoración conjunta.

Una vez llegó el mediodía, pasaron a hacer el hígado a la brasa, como marca la tradición. Sin embargo, no todos comen hígado en la familia, por lo que también se aprovecharon las brasas para hacer unos deliciosos pinchitos de pollo. De esta forma, nadie se quedó sin comer.

Aprovechando el día espléndido, la familia de este melillense se ha juntado en la terraza de su casa, pasando un día agradable, que ha contado con la presencia de algunos seres queridos procedentes de distintos puntos de nuestro país.

"Esta fiesta es una maravilla y hay que disfrutarla".

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