Los acérrimos partidarios de la entrada de Melilla en la Unión Aduanera siguen sin dar una sola razón y detallar los beneficios o inconvenientes que conllevaría la misma para nuestra economía. Unos se limitan a justificarlo con lo de “más España, más Europa”, otros con que hay que “mirar al norte” y abandonar la dependencia comercial de Marruecos y algún descerebrado sin argumentos se dedica a insultar en las redes sociales a los que hemos hecho el esfuerzo de analizar los pros y contras de la entrada o no en la Unión Aduanera. De todo hay en la viña del Señor y que Dios ampare a ese imbécil.
La última razón que esgrimen, desde la privilegiada tribuna de un periódico local, es que como en Canarias les ha ido bien, a nosotros también nos debe ir bien y que debemos empezar los trámites cuanto antes. Lo que no se han parado a pensar -ni uno ni otros- es la diferencia entre Canarias y Melilla y las razones que le llevaron a los canarios a optar por la entrada en la Unión Aduanera (en adelante, UA).
Ellos tenían y tienen agricultura (sus plátanos, tomates, quesos y vinos) que necesitan el mercado europeo para competir con los bananos sudamericanos y los tomates marroquíes; ellos, tenían y tienen cierta industria de transformación (tabaco y conservas de pescado) que defender. Y para ello se creó el régimen específico de abastecimiento (en adelante REA) para Canarias, intentando mantener y fomentar la producción en las islas así como lograr que las entradas en Canarias de los principales productos necesarios para el consumo y las industrias de transformación existentes no tuviesen que soportar un gran aumento en el nivel de precios interiores debido a la desaparición de las restituciones a la exportación como consecuencia de la entrada de Canarias en la Unión Aduanera y en la política agrícola común.
En Melilla no tenemos agricultura, ni pesca, ni ganadería o industria que defender. ¿Podríamos tenerla? Podríamos, pero es difícil que la tengamos si no se soluciona -entre otras cosas- el alto coste del transporte de pasajeros y mercancías.
Y aun así creo que no necesitamos entrar en la UA para desarrollar una nueva economía en Melilla máxime si vamos a apostar por el turismo y las empresas relacionadas con las TIC y la digitalización para cambiar la dependencia del comercio fronterizo.
Algunos creen aún que de hacerlo desaparecería la aduana y sus “engorrosos e infernales” trámites y no es así como bien sabe el presidente del PP canario pues allí siguen pasando por la aduana todas las mercancías que entran o salen.
Mejor nos iría si nos ponemos a trabajar para aprovechar y conseguir mejorar las actuales Reglas de Origen. Tampoco los canarios tuvieron que defender el régimen fiscal que disfrutamos en Melilla en cuanto a imposición directa e indirecta porque nunca lo tuvieron ni lo tienen. Lo poco que tienen lo venden muy bien. Nosotros lo mucho que tenemos no lo hemos sabido vender nunca.
El entrar en la UA conllevaría implícita la aplicación de las normas del Código Aduanero de la Unión (en adelante, CAU). Pero esto no me preocupa en absoluto; es más, sería bueno que se aplicara ya pues aportaría la seguridad jurídica que no tenemos y poder disponer de simplificaciones y regímenes aduaneros que facilitan la actividad económica.
De hecho, se ha mantenido recientemente una reunión con la directora general de Aduanas para que se nos aplique de forma interna dicha normativa ya que -de hecho y por remisión- se nos está aplicando en Melilla y Ceuta y no ha sido mal recibida la propuesta. Seguiremos avanzando en este tema.
El aplicar el CAU -pero sin entrar a formar parte del Territorio Aduanero de la Unión (TAU)- no conlleva la aplicación de la política comercial con lo que ello supone de imposición de los aranceles y los cupos a la importación de productos de terceros países.
Nosotros tenemos un REF que declaró a Melilla Puerto Franco desde 1863 y posteriormente la Ley de 22 de diciembre de 1955 sobre Régimen económico y financiero de Ceuta y Melilla, en su base segunda, instauró la figura de Territorio Franco que ha contribuido al desarrollo económico de Melilla en estos pasados años. Y no deberíamos perder esa autonomía ni las especificidades fiscales que disfrutamos.
Si queremos más Europa podemos solicitar el transformar las ventajas y condiciones del estatuto de Territorio Franco en una Zona Económica Especial (ZEE) figura admitida y desarrollada en varios países de la Unión Europea, incluso en España con la Zona Especial Canaria, con la ventaja de que no se restringiría a una parcela o zona limitada sino a toda la ciudad.
Para ello no se necesita negociar nada con Europa y el trámite es mucho más corto que el de la entrada en la UA. La CAM debería adaptar la legislación del IPSI a las figuras aduaneras que contempla el CAU y requiere la ZEE en cuanto a la imposición indirecta. Tenemos capacidad y autonomía legislativa para ello.
Por tanto, antes de seguir perdiendo el tiempo en discusiones bizantinas sobre la entrada o no en la UA o sobre el sexo de los ángeles, el Gobierno de la CAM debería estar ya negociando con el Gobierno de España la creación de la ZEE y éste poner en el BOE los cientos de millones prometidos en el Plan Integral del Gobierno.
De no hacerlo, como dije hace poco en esta columna, o son mentiras electorales o son milongas. Y ya estamos hartos de mentiras y de milongas.