El antropólogo Julián Paniagua abrió la segunda jornada del curso de espías en el Aula 10.
En los años 20, durante la guerra en el Rif entre el Ejército español y el líder rifeño Abdelkrim, el “enemigo número 1 de España” fue el doble agente británico Charles Gardiner. Las peripecias de este espía abrió la segunda jornada del curso de ‘Espionaje y contra espionaje en Melilla y el Marruecos español’, que finaliza hoy en la UNED. El antropólogo Julián Paniagua dijo de Gardiner que era “un pillo muy listo”, pues mientras vendía armas al ejército de Abdelkrim, también pasaba información a los servicios de inteligencia británicos sobre el desarrollo de las campañas militares y sobre los recursos materiales y económicos que pudiera haber en el Rif en ese momento. Gardiner consiguió completar con éxito dos transportes por barco, burlando a la Marina española, que nunca le detuvo. Desde Francia, trasladó a Alhucemas cable telegráfico, alambre y un equipo de radiotelegrafía sin hilos, que permitió al ejército de Abdelkrim escuchar todas las comunicaciones de las tropas españolas.
Un doble agente británico
Pero más alarmante fue, a juicio del ponente, la “ineptitud” de las autoridades españolas al no arrestar al espía inglés en el segundo viaje que hizo en barco desde Gibraltar hasta Alhucemas. Los embajadores de España en París y Londres informaron detalladamente del cargamento, las características del buque y la ruta que seguiría Gardiner, y aún así no fue apresado.
Gracias a los servicios de Gardiner, Inglaterra no solamente se enriqueció con la venta de armas sino que también decidió no embarcarse en la ocupación del Rif porque “era una zona más pobre en recursos de lo que se había dicho”, indicó el antropólogo. Además, Paniagua afirmó que la ‘ayuda’ del contrabandista y espía británico a Abdelkrim no tuvo un papel decisivo en la resolución de la contienda. “Abdelkrim ya sabía que iba a perder la guerra porque cometió el error de enfrentarse a Francia. Sin embargo, para el Gobierno español la guerra con Abdelkrim supuso un gasto económico muy grande”, explicó.
La jornada de conferencias se completó con las intervenciones del profesor José Luis Villanova, quien habló sobre la importancia que tuvo el espionaje para evitar la disidencia en el Protectorado español en Marruecos, y del investigador Francisco Javier Hernández, quien se centró en las condecoraciones que se otorgaron a espías, colaboradores y propagandistas extranjeros durante la primera etapa del Franquismo.
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