Los grupos históricos de Regulares se crearon entre 1911, con las llamadas Fuerzas Regulares Indígenas, y 1922, cuando se fundó el grupo de Alhucemas número 5. Al principio, no eran grupos de Regulares, sino fuerzas regulares en general, y, conforme fueron creciendo, se fueron identificando con números del 1 al 5.
A partir de 1985, quedaron dos, que pasaron a ser el 52 en Melilla –que abarca el 2 y el 5, el sector oriental- y el 54 en Ceuta –que recoge los historiales del 3 y el 4, el sector occidental-.
La fecha de creación del primer grupo -1911- es significativa, ya que el Protectorado de España en Marruecos se estableció en 1912. La intención de formar estas unidades era la de implicar el menor número posible de tropas de reemplazo en la península –cuyos soldados tenían la misión de la defensa de España- en el Protectorado –que no era propiamente la defensa de España-. Esa es, al menos, la teoría del secretario del centro asociado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en Ceuta y militar de formación Enrique Ávila. Según él, lo que se buscó en aquel momento fue que “las labores propias de imponer el Protectorado las llevaran unidades que se nutrían de tropas indígenas”. Los Regulares combinaban tropas indígenas y tropas llamadas europeas –de la península-, mientras que los indígenas no eran españoles, pero se reclutaban en la zona del Protectorado y servían en el Ejército español.
Se llamaron Regulares en contraposición con otras unidades que habían existido anteriormente para misiones concretas y que se denominaban ‘fuerzas irregulares’. Al contrario que estas, los Regulares se organizaban de forma similar al resto de unidades del Ejército español, con mandos europeos y algún mando indígena para que ellos también tuvieran su capacidad de promoción.
Hay que tener en cuenta que el Protectorado no era una colonia, sino una misión que desempeñaba España en nombre del sultán de Marruecos. Ávila lo compara con las misiones internacionales que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) asigna a alguna nación en concreto, como sucede en la actualidad con la misión Unifil de Israel, Siria y el Líbano en Oriente Medio.
Aunque en aquellos tiempos no existía la ONU, ni siquiera la Sociedad de Naciones –su antecedente-, existía un acuerdo entre potencias para ayudar a modernizar el sultanato de Marruecos, que tenía unos territorios sobre los que, en teoría, ejercía su autoridad, aunque el la práctica no sucediera así. Por lo tanto, se trataba de una misión delegada: imponer la autoridad del sultán en la zona.
Según Ávila, el “éxito” de la misión de los Regulares aconsejó que fueran permanentes y, desde entonces, siguen existiendo en Melilla y Ceuta y hoy en día están formadas por soldados españoles y de países hispanoamericanos con los que España tiene acuerdos para que puedan servir en las Fuerzas Armadas.
Tarea completada
El teniente en la reserva Juan García del Río y el subteniente Carlos González comenzaron, a principios de siglo, a escribir un libro sobre cada grupo de Regulares. Primero llegó ‘Fuerzas regulares indígenas (1911-1914) y luego, sucesivamente, sobre el historial del 3, el 4, el 1 y el 5. Les faltaba el 2, pero, dado que ellos estaban más establecidos en la zona de Ceuta, necesitaban hacer viajes a Melilla y ayuda para buscar la documentación.
Finalmente, la tarea está completada y el libro ‘Grupo de Regulares de Melilla 52. 1915-2023: 108 años al servicio de España’ se presentó el pasado día 10 de enero en Ceuta, ya que es una edición conjunta entre el Archivo de la Ciudad Autónoma de Ceuta y la UNED de Melilla, donde se presentará este miércoles a las 19 horas.
Por lo tanto, este volumen “cierra el ciclo de los grupos históricos de Regulares”, apunta Ávila. El libro comienza en el año 1921, con el Desastre de Annual, cuando el grupo aún es Regulares 2. En él se hace una pequeña introducción de cómo se crean las fuerzas regulares, pero básicamente trata de la historia de este grupo, que desarrolló su acción en el sector oriental y que tuvo mucho protagonismo en el desastre de desastre de Annual (1921), en el desembarco de Alhucemas (1925) y en la pacificación del territorio. El grupo, por otra parte, siempre ha tenido el nombre de Melilla pese a que su primer acuartelamiento se encontraba en Nador, en la zona del Protectorado.
El secretario de la UNED ceutí considera que los autores llevan a cabo “un trabajo generoso y entregado” para divulgar la historia de los Regulares, que es “muy poco conocida” si se compara con la de La Legión. Los libros sobre los Regulares hablan fundamentalmente sobre su uniformidad, costumbres o modo de desfilar, pero hay pocos que hablen de su historial con un espíritu científico de investigación. Ávila reitera que todos los datos de la obra están “perfectamente contrastados” y asegura que el libro “es ameno de leer y tiene una riqueza fotográfica impresionante”.
Además, Ávila promete que la presentación será “muy amena” y contendrá muchas imágenes y prevé que tendrá más éxito, si cabe, que en Ceuta, al referirse al grupo específico de Melilla.