Melilla se encuentra “desbordada” de menores extranjeros no acompañados (menas) procedentes de Marruecos. Así lo señaló en la jornada de ayer la la Unión Federal de Policía (UFP), desde donde afirman que el número de jóvenes que han cruzado la frontera en las últimas semanas es mayor de lo habitual. Desde dicha formación sindical apuntaron que se esperaba un descenso de las entradas irregulares después de la Operación Feriante, que tiene lugar al concluir las fiestas patronales de la ciudad. Sin embargo, la cifra de menas ha ido a más, hasta el punto de que se ha convertido en un problema “casi imposible de solventar”.
El sindicato policial reseñó que los menas pasan a Melilla con la única intención de subir como polizones a los barcos que zarpan rumbo a la península. Por ello, es frecuente encontrar a grupos de jóvenes en las cercanías del puerto comercial, donde aguardan una oportunidad para burlar los controles de seguridad que hay previos al embarque.
“Todo el mundo sabe dónde se encuentran estos jóvenes, salta a la vista”, señaló a El Faro el secretario de Organización de la UFP, José Guerrero, quien detalló que las escolleras que hay en paralelo a la antigua estación marítima son el principal escondite de estos menores, aunque no el único.
Debido al incremento de menas en la ciudad, el número de escondrijos donde ocultarse de la Policía también ha aumentado. Los que están más decididos a colarse en el barco comienzan a tomar posiciones en las citadas escolleras, así como en los acantilados de Melilla La Vieja.
El barco instalado a modo de monumento en la Plaza de los Pescadores, a los pies del casco antiguo, se ha convertido en un improvisado dormitorio para decenas de jóvenes que pasan allí la noche lejos de la mirada de los agentes de Policía.
Escondites habituales
Las cuevas que hay en los barrancos de la Ensenada de los Galápagos, Horcas Coloradas y La Alcazaba también son refugio habitual para estos chavales. Hay que recordar que este verano se instalaron mallas metálicas en estas zonas para evitar su acceso a dichos túneles. Sin embargo, según Guerrero, la medida ha servido de poco y siguen siendo usados a modo de escondite para pasar el tiempo mientras esperan al barco.
En palabras de Guerrero, localizar a los que se ocultan en estas cuevas no es tan sencillo como parece, ya que todas tienen más de una salida. “Los menores no son tontos y saben que les están buscando. Procuran instalarse en algún sitio con varios accesos para poder escapar con facilidad”, remarcó el secretario de Organización de la UFP.
Por otro lado, recalcó que también hay jóvenes durmiendo en las obras del nuevo Centro Tecnológico e incluso en el Parque Hernández. En esta zona verde, se han detectado menas en el edificio de la antigua sala de lectura infantil, que se encuentra tapiada. En la otra cara de la moneda, su número de menas se ha reducido en la zona de las fuertes, donde hay más seguridad desde que comenzaron las obras de remozado.
La segmentación geográfica no funciona. Compruebe si la geolocalización IP está habilitada en su cuenta…
En la obra pictórica presente en Melilla de escultor y pintor Pepe Gámez (Melilla, 20…
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un asunto que nos interpela, casi en igual medida,…
De Galicia al Mediterráneo Si vemos la imagen de una colonia de percebes (Pollicipes pollicipes)…
Dedicaba el diario El País dos páginas de su publicación dominical del pasado domingo, 4…
Queridísimos; Si algo caracteriza a la señora Díaz Pérez (doña Yolanda, "Yoli", "Yoli O' Trapiño"),…