La UD Melilla empieza la segunda ronda del campeonato de la peor manera posible: con una nueva derrota en casa.
El equipo azulino estuvo incluso peor que en el estreno liguero allá por el mes de agosto en el Nuevo Mirador, cuando cayó también por la mínima ante el rival de ayer, el Algeciras CF. Un equipo recién ascendido, que se ha convertido este curso en la bestia negra de los unionistas a los que esta temporada ha vencido en las tres ocasiones en las que se han enfrentado.
La derrota de ayer es la primera que la UD Melilla encaja en Liga como local frente al Algeciras CF, que suma su segunda victoria en el Álvarez Claro después de la cosechada en el partido correspondiente a la primera eliminatoria de la Copa del Rey disputado el pasado mes de septiembre.
El Algeciras hizo lo justo para sumar tres puntos de oro ante un rival directo en la pelea por la permanencia, que no supo estar a la altura de las circunstancias. No se cumplió el dicho de a entrenador nuevo, victoria segura. La UD Melilla sigue sin reaccionar a pesar del cambio en la dirección técnica y mucho tendrán que cambiar las cosas para que el equipo siga siendo el año que viene el Decano de la categoría.
El “efecto” Granero
José Carlos Granero dejaba entrever al término del encuentro que el equipo está peor de lo que pensaba, aunque asume las consecuencias. El vestuario necesita aire “fresco” y la plantilla también, comentó. Lo que se traduce en que la llegada de refuerzos será inminente.
El partido fue plano, soso y aburrido a pesar de lo que había en juego. La UD Melilla mostraba un dibujo “aseado” en los primeros compases del choque. Parecía que el “efecto” Granero surtiría en cualquier momento para encarrilar un encuentro que se antojaba crucial de cara al devenir del equipo en la competición, cosa que no ocurriría.
La escuadra azulina fue quien llevó la iniciativa a lo largo de un primer tiempo en el que se fue al descanso con dos goles de desventaja. El Algeciras aprovechó dos acciones a balón parado en las que los norteafricanos pecaron de una ingenuidad impropia de la categoría. Dos regalos que acogió con sumo gusto para después dedicarse a verlas venir, y cimentar el triunfo en el orden defensivo y en dejar pasar el tiempo a sabiendas de que éste se convertiría en su mejor aliado frente a la inoperancia ofensiva de los locales, siempre previsibles en sus ataques.
Así, cuando mejor pintaban las cosas para el equipo azulino, un saque de banda a favor de los visitantes bastaba para dar un giro radical al partido. La pasividad defensiva de la zaga local facilitaba que Manzano controlara la pelota dentro del área y sirviera en bandeja para que Cristo Díaz enganchara un zapatazo que se colaba sin remisión entre los tres palos del portal defendido por Barrio.
Máxima efectividad
El primer acercamiento de los visitantes a las inmediaciones del área local suponía el 0-1 en el marcador. Algo a lo que el Melilla está acostumbrado esta temporada. El Algeciras sin haber hecho nada del otro mundo, se adelantaba en el electrónico. El intento de reacción de los de Granero llegaba poco después en una jugada en la que Nacho Aznar habilitaba a Sufian, pero el disparo del centrocampista melillense iría a parar mansamente a las manoplas de Josemi. Josélu pudo hacer más daño, pero su disparo algo escorado y a la media vuelta se perdía muy cerca del travesaño.
La UD Melilla seguía teniendo la iniciativa en el juego, pero sin generar peligro de cara al marco contrario. Sin embargo, pasado el ecuador del primer acto, una buena acción colectiva de los azulinos iniciada por David Vázquez y continuada por Nacho Aznar, finalizaba con un disparo ajustado de Manolo al que el meta algecirista respondía con una gran parada, evitando que la pelota se colara por la escuadra. La jugada continuaba y la pelota llegaba a Sufian, pero la defensa andaluza despejaba el centro chut del canterano.
Pasada la media hora de juego, Diego Cascón se hacía con una pelota en la banda derecha y se marchaba en velocidad casi hasta la línea de fondo desde donde dibujaba un centro hacia atrás que no encontraba rematador. Casi a renglón seguido llegaba la sentencia. Apenas dos minutos después, en el 37, una falta botada desde el flanco derecho por Cristo Díaz acababa con un agarrón de Cascón a un adversario. El árbitro, muy cerca de la jugada, señalaba el punto fatídico. Iván Turrillo se encargaba de ejecutar la pena máxima engañando a Dani Barrio y establecía el 0-2 con el que se llegaría al descanso.
Parecía que no iba a haber nada más, pero en un centro de David Vázquez al área Diego Cascón se adelantaba a Josemi y era derribado por el arquero visitante. Los jugadores azulinos y la grada reclamarían penalti, pero el colegiado madrileño López Puerta mandaba seguir el juego a pesar de que tanto el delantero como el portero quedaban tendidos sobre el césped.
Descanso
Tras el paso por los vestuarios, el panorama apenas varió. El Algeciras se dedicó a contener el juego ofensivo de los locales, quienes abusaron en exceso del balón largo. La pelota apenas pasó por la zona de creación y cuando lo hizo estuvo muy poco tiempo en ella. No hubo elaboración. Lo fácil, quizá por la necesidad y la situación del equipo, era ponerla arriba, y eso facilitaba la labor defensiva de la zaga andaluza.
Aún así, Manolo lo intentaba desde lejos nada más iniciarse el segundo acto. Poco después era David Vázquez el que lo intentaba tras una dejada de Cascón, pero el disparo del madrileño se marchaba muy cerca del larguero. Sufian habilitaba poco después a Diego Cascon con un sensacional pase a la espalda de la defensa rojiblanca (ayer de verde) pero Josemi, muy atento, se adelantaba al remate del ariete leonés.
Ya, en el tramo final del encuentro, Plata lograba finalizar una buena triangulación de los locales, pero el disparo del granadino lo despejaba el meta visitante. Parecía que el resultado sería inamovible hasta que en tiempo de prolongación, un defensa del Algeciras despejaba con la mano un saque de banda botado en largo por Richi. El colegiado, muy cerca de la jugada, no dudaba en señalar el correspondiente penalti que se encargaba de transformar Diego Cascón de potente disparo.
No hubo tiempo para más a pesar de las prisas por poner la pelota en juego, que le costaría a Diego Cascon la segunda cartulina amarilla y por tanto la expulsión. El gol llegaba tarde, muy tarde, y la afición volvía a quedarse con las ganas de ver a su equipo reaccionar.
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