Parece que la UD Melilla comienza a ver la luz al final del túnel. La victoria sin paliativos ante un rival directo como el CF Villanovense, al que gana el 'goal average' particular, acerca al equipo azulino a la zona de permanencia cuando todavía quedan dieciséis jornadas para la conclusión del campeonato. No es que el equipo haya cambiado como de la noche al día. Sobre todo en cuanto a alineaciones, aunque sí se vislumbra un cambio de actitud. El equipo transmite otro aire. El juego sigue sin ser vistoso. Prima la vía del fútbol directo sobre el de elaboración. Pesa más el resultado que cualquier otro aspecto del juego. Simplicidad más efectividad, igual a victoria. Se trata, al menos en estos momentos, de cometer el menor número de errores posibles y aprovechar algunas de las oportunidades que se presenten a lo largo del encuentro. En Segunda División B las acciones a balón parado tienen una importancia mayúscula. La igualdad es tan patente, que el aprovechamiento de este tipo de jugadas resulta vital para decantar la victoria hacia uno u otro lado. Ayer, el Melilla supo sacar tajada de la estrategia. Tres de los cuatro goles conseguidos por el cuadro norteafricano llegaron a balón parado. El resultado puede llevar a engaño, pues la superioridad del equipo melillense sobre el serón no fue tan manifiesta como reflejó el marcador. De hecho, los minutos iniciales reflejaron la necesidad con la que ambos equipos afrontaban el encuentro. La UD Melilla trataba de llevar la iniciativa frente a un rival que se mantenía ordenado sobre el verde del Álvarez Claro. El partido resultaba muy igualado, aunque el Melilla visitaba con más frecuencia las inmediaciones del área visitante. Salvo en algunas fases en la que la pelota llegaba a los dominios de Chupe o de Sufian en las bandas, el equipo abusaba en exceso de los balones en largo hacia David Cubillas y eso facilitaba las labores defensivas de la zaga visitante, faceta en la que tanto Espín como Owona destacaron sobre manera a pesar de que el “9” unionista saldría victorioso de muchos de los duelos que mantuvo con las dos torres seronas. Daba la impresión de que el gol solo podía llegar a balón parado, ya que las defensas se imponían a las delanteras, y así sucedía justo en el ecuador de la primera parte. Chupe era objeto de una falta en banda derecha y Sufian se encargaba de ejecutarla. El centrocampista ponía la pelota pasado el punto de penalti, donde aparecía Nando para, de perfecto testarazo, enviar el cuero al fondo de la red. Tras el gol, el Melilla se mostró más nervioso. Recordó al equipo de antaño y el Villanovense comenzó a inquietar con cierta asiduidad la portería local a pesar de que Pepe y el propio Owona llevaron el susto a la bancada extremeña. Así, a poco del descanso, Mustafá se hacía con una pelota en el centro del campo y la enviaba hacia la banda derecha donde Carlitos Andújar, tras recorrer unos metros, sacaba un centro muy cerrado que se paseaba por el área de meta melillense donde aparecía Casi para restablecer la igualada con la que se llegaría al descanso. Segundo tiempo Tras el paso por los vestuarios, el duelo siguió igual de equilibrado aunque el juego decayó algunos enteros hasta que Carlos Granero decidió efectuar un doble cambio buscando algo de frescura y a fuer de ser sinceros no le pudo salir mejor la decisión. Sufian y Cascón, que habían hecho un buen trabajo, dejaron su sitio a Manolo y Nacho Aznar, a la postre autores de los tres goles que sentenciaron el partido a favor de los norteafricanos. Así, ya en el tramo final del partido, Richi enviaba un balón al área al que Nacho Aznar llegaba antes que Fuentes. El portero visitante derribaba al atacante melillense y el colegiado, a instancias de su asistente, señalaba el punto fatídico, mostrando la correspondiente tarjeta al arquero. El propio Nacho Aznar se encargaba de transformar la pena máxima enviando el cuero al lado contrario del que se lanzaba Fuentes. Partido muy completo Los azulinos no solo aguantarían la ventaja sino que la aumentarían apenas seis minutos después mediante otra pena máxima cometida sobre Nacho Aznar. En esta ocasión, el zaguero extremeño Trinidad propinaba un puñetazo al delantero melillense con el balón en juego. El árbitro, muy cerca de la jugada, no dudaba en castigar la acción. El almeriense Sánchez Villalobos dejaba además al equipo serón en inferioridad numérica al mostrar la roja directa al zaguero visitante. Manolo tomaba la iniciativa de disparar desde los once metros y lo hacía con un tiro defectuoso que se coló pegado al palo izquierdo de Fuentes, que no pudo evitar el tanto a pesar de adivinar la intención del melillense. Con el 3-1 en el marcador el equipo azulino se gustó, Julio Cobos respondió con otro doble cambio que no surtió el efecto deseado y la UD Melilla redondeó el marcador con otro gol de Manolo, quien anotó el tercero de su cuenta particular. Chupe se hizo con un balón en el flanco izquierdo, pisó área y centró al segundo palo donde apareció el centrocampista azulino para rematar con el pie, y apuntillar con la cabeza el rechace de Fuentes a pesar de la oposición de un defensor. Con esta victoria, la primera de la “era” Granero, la UD Melilla encara una etapa nueva con la esperanza de iniciar la esperada remontada para salir de la delicada situación en la que se encuentra. Ayer el equipo completó un partido sobrio y serio en todas las líneas. La afición supo reconocer el esfuerzo realizado y despidió a los jugadores con aplausos, que fueron recíprocos por parte de éstos.
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