Editorial

La trama de los enemigos de España

La Junta Electoral Central ha apoyado la decisión de la Junta Electoral de Zona de exigir que los votantes acudan en persona a entregar su voto en la oficina de Correos y que, para poder hacerlo, presenten su DNI. Además, ha hecho extensiva esta medida al resto de oficinas de Correos de toda la península. Se acabó el llegar con un saco de votos al hombro. De hecho quienes han entregado más de cinco votos en el Industrial han sido identificados por la Policía Nacional, que ha montado guardia dentro y fuera de las instalaciones.

La medida, aprobada el mismo día que cierra el plazo para solicitar el voto por correo, ha sido aplaudida por la mayoría de fuerzas políticas. Para la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, es una decisión "rápida, eficaz y contundente".

Y llega a tiempo porque de los 11.002 votos registrados hasta este jueves en Melilla, solo 761 se han depositado en las oficinas de Correos. De ellos, una minoría (161) desde la península. Eso significa que el proceso electoral no corre peligro de verse desvirtuado.

Las cifras escandalosas en las que se ha movido en estas elecciones el voto por correo son una afrenta a la democracia. Hablamos de que frente al 3,3% de solicitudes en Ceuta y el 2,84% de media nacional, Melilla roza el 20% con un 19,94% de solicitudes de voto a distancia.

De registrarse todos estos votos, nos encontramos con que 10 de los 25 diputados a la Asamblea estarían decididos antes del 28M. Ese día sabremos quién está detrás del voto por correo. Una debacle electoral inesperada delatará a quienes han intentado reventar la democracia desde dentro del sistema.

Para los melillenses, hoy es un día histórico. Pero no hay que bajar la guardia. Hasta que no se modifica la Ley Orgánica Electoral, no estaremos a salvo de quienes atacan a la democracia porque no la respetan; la pisan porque creen que son capaces de vivir sin ella; la desprecian porque para ellos, un sillón en la Asamblea son 2.000, a entre 50 y 100 euros la papeleta. Para ellos es dinero, no lo ven como un derecho.

La Policía Nacional y la Guardia Civil están tras la pista del fraude. Necesitamos saber quiénes han orquestado esta vergüenza para expulsarlos del juego democrático.

Lo que ha ocurrido en Melilla ha sobrepasado todos los límites inimaginables. Esto ha sido orquestado por los enemigos de España. Nadie que nos quiere bien nos arrastraría por el lodo de esta manera.

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