Las familias musulmanas van de casa en casa y dejan de lado, por un día, el trabajo y los negocios.
Los musulmanes de Melilla celebraron ayer el Aid El Fitr, el final del mes sagrado de Ramadán, entre abrazos, besos, regalos y muchos dulces. La Pascua Chica se festeja en la ciudad visitando a los familiares y a los amigos. Ayer no era día festivo oficial en Melilla, pero decenas de comercios, restaurantes, cafeterías y otros puestos de trabajo colgaron el cartel de cerrado. La tradición se impone y los musulmanes eligen pasar el día en familia, yendo de casa en casa y probando los mil y un manjares que hay en las mesas por el Aid El Fitr.
El día comenzó con la ruptura del ayuno. Cuscús con leche dulce y toques de canela, dátiles, té, pastas de todo tipo y jeringos fueron los primeros alimentos que tomaron los musulmanes tras un mes de Ramadán. Muchos acudieron al rezo colectivo y otros, se quedaron en casa preparando más comidas para atender como se debe a las visitas a lo largo del día.
Las mujeres mayores de la casa, las matriarcas, como dice Abdelkader Mimon, son las que se meten en la cocina durante días para aprovisionar a las familias con cuscús de cordero, tallín de pollo, ternera con garbanzos y otros muchos platos típicos para recomponer el cuerpo tras un mes de ayuno.
Mimon llevó a uno de sus hijos al rezo colectivo y aseguró a El Faro que la mejor forma de sobrellevar el mes de Ramadán es teniendo fe y trabajando. Afirmó que muchos musulmanes se quedan en sus puestos de trabajo durante más horas en Ramadán para estar entretenidos y por eso, ayer se merecían un descanso.
Este melillense destacó que el Aid El Fitr se vive con mucha alegría en su casa. Allí todos disfrutan de la visita de familiares. Para este musulmán, lo más duro del Ramadán en verano es el sueño. La cena se hace tarde y el desayuno muy temprano y apenas hay unas pocas horas para tomar agua y alimentos y por lo tanto, el tiempo para dormir es mínimo.
También estuvo en el rezo colectivo Isam con sus dos pequeños. Este musulmán viajará hoy a Marruecos para visitar a la familia por la Pascua Chica.
Y mientras unos disfrutaban de la familia, otros intentaban comprar pescado y fruta. A muchos melillenses se les olvidó que el Eid El Fitr era la fiesta de su pescadero favorito y cuando llegaron al Mercado Central se dieron cuenta de que no podían hacer la compra. Los más beneficiados, los comercios que no estaban de fiesta, como es el caso de alguna panadería que se quedó sin existencias en pocas horas.