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“La toma de Melilla fue fruto de un pacto, no hubo conquista como tal”

El historiador desmonta los mitos en torno a un Pedro de Estopiñán guerrero, que en realidad siempre actuó como contador de la Casa de Medina Sidonia y que no encabezó ningún enfrentamiento bélico. Según el historiador Carlos Gozalbes, Miguel Villalba ha marcado “un antes y un después” en el conocimiento de la historia de nuestra ciudad con su libro ‘Los Alguaciles de Melilla’. El comentario responde al valor de una tesis, avalada por documentos históricos, que echa por tierra el mito y la leyenda de una supuesta conquista sangrienta de la ciudad. Aunque parecía claro que nunca se produjo derramamiento de sangre, con el libro ‘Los Alguaciles’ se precisa mucho más. En realidad, la toma de Melilla fue fruto de un pacto entre los Reyes Católicos con los llamados Andrés y Lorenzo, quienes a la postre toman el apellido ‘Melilla’ y cuyo protagonismo histórico queda sin embargo en la nebulosa de la historia menos conocida hasta que Miguel Villalba logra rescatarla. Con el historiador, cordobés de nacimiento pero melillense afincado en nuestra ciudad desde hace más de dos décadas, hablamos en la presente entrevista de una investigación que comenzó hace diez años y que finalmente ha fructificado en una aportación seria y rigurosa en torno a un período de la historia local que aún requiere de mucha más investigación y conocimiento.
-¿Qué es la historia para usted?
-Una vocación de toda la vida. Sí, puede llamarme historiador vocacional. Siempre me ha gustado la investigación histórica,  paleográfica y arqueológica principalmente.
-¿Qué aporta de nuevo su libro ‘Los Alguaciles de Melilla’?
-De siempre hemos sabido que habían existido negociaciones para la toma pacífica de Melilla, porque el padre de mi amigo Carlos Gozalbes, que era un erudito, director de la Escuela de Tetuán, había investigado sobre los moriscos y ya lo había puesto de manifiesto en algunos de los libros que había publicado. El ya sabía que Fernando V había tenido contacto con los exiliados moriscos de Granada y que en un momento determinado les pide que le ayudaran a conquistar el reino de Fez. Y al hilo de ello, el hermano de Carlos, que es doctor en Historia por la Universidad de Castilla-La Mancha, ya había publicado también sobre Andrés y Lorenzo de Melilla, que es el tema de ‘Los Alguaciles’. En una conversación informal nos planteamos qué pasaría si en Melilla publicásemos este tema, porque aquí lo que más se conocía era la Conquista por Pedro de Estopiñán a partir de la crónica de Barrante. No obstante nos planteamos sacar la documentación que existía. La presenté en la Asociación de Estudios Melillenses, donde no tenían conocimiento, y a raíz de eso de alguna manera se pone de manifiesto entre los investigadores melillenses que esos documentos existen y es la Ciudad Autónoma la que tiene interés en que se publiquen.
-¿Todo ese trabajo lo hace por amor a la historia, con sus propios recursos?
-Claro, siempre, es un trabajo arduo y difícil que cuesta mucho tiempo y dinero. Yo soy muy reacio a publicar pero me convencieron para que lo hiciera y de ahí que surgiera el libro.
-Entonces, ¿dónde situamos lo novedoso?
-Quizás lo novedoso de ‘Los Alguaciles’ es que estos personajes tienen una descendencia, que se les entrega el título de nobles, escudo de armas, etc… y que esa descendencia llega hasta nuestros días. Hay descendientes que perdieron el apellido de los abuelos pero que de forma indudable provienen de esos ‘alguaciles’ que al cristianizarse toman el apellido ‘Melilla’.
-Hasta ahora Andrés y Lorenzo de Melilla nunca tuvieron protagonismo ninguno ¿por qué?
-Efectivamente, no se conocía con exactitud el protagonismo de esos personajes en la ocupación pacífica de Melilla. López de Coca, profesor de la Universidad de Málaga, ya había publicado algo también sobre estos ‘Melilla’, en relación a unos pleitos que tenían en la Cancillería de Granada. Sin embargo, no se llega nunca a precisar más sobre ellos, aunque son muy famosos en Málaga, porque tiene muchos pleitos, tiene muchas propiedades y todo el mundo sabía que era gente importante. Hay que tener en cuenta que después de los acuerdos que alcanzan para la entrega pacífica de Melilla se quedan prácticamente con toda la Axarquía y, claro, cómo un personaje sin ser conocido podía tener tantas mercedes y ganar tantos pleitos. Eso llamaba la atención pero hasta ahí, sin llegar más lejos sobre el porqué, sobre el antecedente de esa circunstancia, aunque el porqué estaba ahí también ya que ellos daban cuenta de sus títulos y aportaban documentos. Lo que ocurre es que no quedó copia de los mismos en la Cancillería de Granada, porque si no todo esto se hubiera puesto de relieve con todo su alcance mucho antes.
-¿Los documentos que usted aporta los ha sacado del Archivo de Simancas?
-Sí, efectivamente, están en el Archivo de Simancas, que son los que ahora vamos a recuperar con el convenio con la Consejería de Cultura.
-¿Está de acuerdo entonces con que ha marcado un antes y un después en el conocimiento de la historia de Melilla, como dice Carlos Gozalbes?
-Bueno, Carlos es mi amigo y siempre se habla bien de un amigo. No obstante, es verdad que se desmitifica lo que se venía contando tradicionalmente de Pedro de Estopiñán y su expedición, donde hay parte de verdad, lo que pasa es que las crónicas de cualquier hecho histórico, que marcan el punto de partida de toda investigación, son relatos épicos realizados normalmente por cronistas a sueldo. Además, sucede una cosa muy curiosa: Existen dos crónicas, una de Pedro Barrante y otra de Pedro de Medina, ambos son cronistas de la Casa del Duque de Medina Sidonia y resulta evidente que son crónicas encargadas y pagadas para dar realce a la figura del duque. Pero luego, hay otros relatos de cronistas de la Casa Real, que son Zurita y el ‘Cura de los Palacios’ y demás, que realmente no dicen que la conquista de Melilla sea obra del mismo duque, sino que se le encarga por mediación de los Reyes Católicos. Y ahí difieren unos y otros y, aunque llamaba la atención, esto no se había matizado.
-Entonces, ¿se fragua una imagen más epopéyica de la llegada a Melilla de los españoles de lo que realmente fue?
-El último cronista de la ciudad, Francisco Mir Berlanga, siempre hace un relato épico de lo que fue una expedición que, posiblemente, no fuera tan grande como se ha ido diciendo en esas recreaciones, porque en realidad no era una expedición de conquista, sino que viene a tomar la ciudad cuando la ciudad ya se había puesto bajo soberanía del Duque de Medina Sidonia. En esa época, también se toman otras ciudades de la costa atlántica de Marruecos, en la que los habitantes ponen también la ciudad bajo la soberanía del Duque de Medina Sidonia de forma pacífica. En Melilla pasa lo mismo y a partir de ahí no sólo la fortifican, hacen asientos de su población y una descripción de Melilla, de sus casas, sus torreones... Incluso hay pregones públicos para que la gente venga a poblar Melilla, porque estaba prácticamente en ruinas, con muy pocos habitantes. Los pocos musulmanes que habían residido aquí ya se habían trasladado a la Península y se decide repoblar la ciudad en las casas que ya había. Toda esta documentación es la que vamos a rescatar ahora en el Archivo de Simancas.
-¿Cuántos años lleva investigando?
-Un montón. Ahora queremos recuperar toda esa documentación relativa a Melilla que existe en el Archivo de Simancas y reproducirlo en una edición facsimil. Lo que pasa es que cada vez que vas a Simancas aparecen cosas nuevas. Pero existen una serie de legajos sobre la tenencia de Melilla desde 1498 hasta 1683 que son impresionantes, con mucha documentación de la que sólo conocemos una pequeña parte. De ahí posiblemente saldrán muchos más documentos que habrá que seleccionar por su especial interés.
-¿Por qué ese apego a la historia de Melilla?
- Nunca voy a perder mi identidad cordobesa, pero me siento melillense, más de la mitad de mi vida la he pasado aquí y si se admite ser de una ciudad te tienes que preocupar por ella, y el ámbito de la historia es el mío.
-El conocimiento de esta versión más pactista y pacífica nos hubiera ahorrado debates políticos innecesarios y nada favorables a la construcción de la Melilla moderna y actual ¿Está de acuerdo?
-Sí, porque esa visión ha alimentado lo innecesario de poner obstáculos a la construcción de la Melilla plural que indudablemente tenemos. Lo que ocurre es que como todo en política son cuestiones interesadas, porque esto de celebrar la Conquista de Melilla no es nada de esta época, ya se celebraba en 1922 y, curiosamente,  en la Alcazaba de Farhana se hace una fiesta en la que participan cristianos y musulmanes sin ningún problema; además, viene el Caid y el general Berenguer da un discurso en la ciudad. Luego posteriormente en el 1928 hay una feria de muestras hispano-marroquí y el día de Melilla se celebra como fiesta local, lo que sigue haciéndose hasta 1940, en que se decide cambiar el 17 de septiembre por el 17 de julio. Es decir, que no es de estos últimos años cuando por primera vez se celebra esa fecha y con ella la incorporación de Melilla a la Corona de Castilla. Ni es mi ánimo ni mi intención entrar en polémicas, pero la verdad es que no las entiendo ni creo que aporten nada para la ciudad sino es inestabilidad de alguna manera.
-¿Es muy desconocido el período histórico relativo a la toma de Melilla?
-Conocemos menos de lo que realmente hay porque se ha estudiado poco y sobre todo del siglo XVI se están descubriendo más cosas por parte de otros investigadores que también están en ello y que espero publiquen a medida que vayan terminando sus investigaciones. Hay una extensísima bibliografía sobre Melilla y mucha cosas aún por conocer.
-¿De qué sirve conocer la historia con precisión?
-La historia es básica para no equivocarnos, para el futuro. El conocimiento del pasado y de los errores del pasado siempre es primordial para prever el futuro y vivir el presente. De los errores se aprende y una sociedad evoluciona en función del conocimiento de su historia y de sus errores para no volver a cometerlos.
-El origen pacífico de la Melilla española enlaza de lleno con la Melilla pacífica y plural actual. ¿Está de acuerdo?
-Creo que sí, es más yo veo en Melilla una integración que no se ve en otras ciudades, no voy a citar a ninguna pero no existe en otros lugares lo que tenemos en Melilla, ni muchísimo menos. Hoy por hoy, gracias a quien sea  -a los políticos también tendremos que darles las gracias- hay una integración natural y una forma de vida que demuestra que no tenemos por qué tener problemas, confrontación ni ningún otro tipo de pensamientos residuales. Creo que lo que tenemos sin duda es el futuro de la ciudad.
-¿Entonces, a Pedro de Estopiñán qué titulo le damos?
-El que tuvo siempre. Para mí no ha cambiado y además las crónicas lo dicen, siempre hablan del contador, lo de conquistador es un mito que se crea al representar a Pedro de Estopiñán con la espada. Una representación muy reciente, prácticamente de los años 70, con la que se genera un mito de imagen que en realidad no se corresponde con la realidad. Sí es cierto que eran caballeros, pero cuando mandaban a alguien guerrero siempre hay un capitán militar, pero Pedro de Estopiñán no era eso. Realmente quien toma Melilla es el Obispo de Badajoz, que es Juan de Fonseca, porque Hernando de Zafra, que era secretario del Reino de Granada, lo mandan a Perpiñán porque surge motivo de guerra con Francia. El encargo que él tenía en ese momento pasa al otro secretario, que es el Obispo de Badajoz, quien se encargaba también de organizar todas las expediciones colombinas, de ahí que Colón protestara porque decía que le estaba dando preferencia a la empresa de Melilla. A esos obispos, como es el caso de Cisneros, también se les ha representado como guerreros.
-¿Cuándo se fija entonces esa idea bélica de la toma de Melilla?
-A partir de la Guerra Civil es cuando se va difundiendo esa idea guerrera, de invasión, conquista, cuando en realidad no hay relato de la conquista de Melilla como tal. Jamás he leído nada de eso y no va a aparecer nunca, porque en todos los documentos aparece la toma de Melilla que, como se avala en el libro ‘Los Alguaciles’, se hizo por pacto. Y además, quitando algunos episodios, el territorio fronterizo con Melilla la mayor parte de la historia no está en guerra. El recinto fortificado no respondía a una idea de conquista ni colonialismo, sino de interés por frenar el avance de los turcos. Los habitantes de alrededor de Melilla admiten la soberanía española. Cuando se suceden los conflictos se dan también otras circunstancias, son otros intereses y otros escenarios muy diferentes a cuando Melilla empieza a ser española. Por muy típico que sea decirlo, Melilla es española antes que Navarra o Málaga, porque entra a formar parte de una España que se está reuniendo en ese momento. Melilla ha formado parte de España con sus vicisitudes y sus problemas como cualquier otra ciudad de España.
-¿Qué le ha aparecido el reconocimiento que le ha brindado la Fundación Melilla  Monumental? -A mí no me gusta salir de cara al público, pero agradezco mucho a la Ciudad que me reconozca el trabajo. No me doy ninguna importancia por lo que he publicado y la verdad tampoco me esperaba que fuera a suscitar tanto interés.

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