Alrededor de seis mil lenguas son las que se hablan en el mundo, de las que al menos la mitad están hoy en peligro de extinción o seriamente amenazadas. Estos datos son verdaderamente escalofriantes y deberían hacernos reflexionar.
Con la muerte y desaparición de una lengua, se pierde para siempre una parte insustituible de nuestro patrimonio cultural y humano.
Hace ya bastante tiempo que se hacen esfuerzos encomiables por proteger las riquezas lingüísticas de nuestro convulso mundo. Sin embargo, no es hasta 1999 cuando la Unesco declara el 21 de febrero como el “Día Internacional de la Lengua Materna”.
Sin dicha declaración seguro que hubieran sido más las lenguas y dialectos que se hubieran extinguido y desaparecido del mapa conceptual y lingüïstico del planeta.
Hoy en día, cuando numerosas lenguas se ven amenazadas de extinción y, según la Unesco, cada dos semanas desaparece una lengua del mundo, los amazigh deben hacer un esfuerzo para promover y preservar la suya, en primer lugar hablándola, pero también escribiéndola y leyéndola.
Escribir en lengua tamazight no significa solamente escribir poesía, proverbios y cuentos. Se trata de conquistar con dicha lengua nuevos territorios de conocimiento para que éstos hagan del tamazight un medio moderno de comunicación que pueda responder a las necesidades contemporáneas de sus hablantes.
Hay algo que parece indispensable: no deberíamos confinarla únicamente a la expresión oral o a la literatura tradicional o popular, sino más bien abrirla a reflexiones actuales.
Actualmente, aunque parece darse un renacimiento o una toma de conciencia a favor de la lengua tamazight, sin embargo sobre el plano objetivo, todos los indicios apuntan a una pérdida de terreno.
Dado que, como estamos en una cultura puramente oral, hay que salvaguardar esta memoria viviente, porque la mayoría de las personas que la tiene se están muriendo y con ello perdemos toda una cultura oral muy importante y, asimismo, tradiciones de mucha importancia.
La supervivencia de la cultura o de la civilización tamazight es su propia supervivencia; es un patrimonio que no debe derrocharse ni perderse sino que debemos salvaguardarlo celosamente y desarrollarlo fervorosamente. Existen medios de reducir esta regresión y de frenarla.
Ésta es la razón principal por la que los amazigh y los amantes de esta milenaria lengua deben tomar conciencia de la amenaza que pesa sobre la misma. Depende de nosotros, de nuestra voluntad en fomentarla, mimarla y protegerla.