Editorial

La solidaridad, el antídoto contra la crisis

La escalada de precios que sufre toda Europa hace mella en los bolsillos de los melillenses que en declaraciones a El Faro coinciden en señalar que a la hora de recortar, sacrifican el dinero dedicado a ocio. O sea, cuando se aprietan el cinturón prescinden, sobre todo, de las copas y las cenas y comidas fuera de casa.

Y eso no es bueno para Melilla porque el sector Servicios, del que forma parte la hostelería, es el que sustenta la economía de nuestra ciudad. Al recortar en las salidas a bares y restaurantes, a la larga se resentirá el empleo en el sector.

Es cierto que los precios han subido para todos y la hostelería lo ha notado especialmente, pero también es cierto que las subidas se notan en las terrazas y los restaurantes. Son muchos, cada vez más, los que tienen que pensárselo dos veces antes de salir de cañas en Melilla.

La cuesta de septiembre ha sido este año más empinada que nunca y las familias, sobre todo, con niños pequeños a su cargo, no saben de dónde recortar. Pese a que nuestro clima no es especialmente frío, se avecina un invierno duro, en el que previsiblemente la pobreza energética irá a más.

En medio de esos nubarrones, la solidaridad ha dado un paso al frente en Melilla. La Comunidad hindú recogió este fin de semana 500 kilos de ropa de invierno para repartir entre las familias más desfavorecidas. Por su parte, la Junta Islámica (JIM) montó este sábado un mercadillo solidario y todo lo recaudado lo donará a la Asociación Española Contra el Cáncer y a la Plataforma NEES que atiende a familias de niños con necesidades especiales.

Precisamente, parte del dinero recaudado por la Junta Islámica irá destinado a garantizar el aire acondicionado al piso de acogida que la AECC tiene en Málaga para pacientes de cáncer.

Frente a la adversidad, la bondad y la mano tendida de quienes podrían estar en su casa descansado el fin de semana y lo han dedicado a trabajar por los que en estos momentos difíciles necesitan nuestro apoyo.

Una sola persona no puede cambiar el mundo, pero el mundo cambia si cada uno de nosotros hace hasta donde puede hacer para cambiarlo. Entre todos, el cambio es posible.

Estamos atravesando una situación económica delicada, pero es importante que quienes hoy lo están teniendo difícil para comer, pagar un piso o el alquiler y asumir los gastos de electricidad sepan que exigiremos a nuestros políticos que no dejen a nadie atrás y que trabajen para que este bache podamos superarlo juntos cuanto antes.

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