Este pasado domingo día 22, se celebró el Día Internacional de la Toma de Conciencia de la Tartamudez.
Este trastorno es un problema que afecta a la fluidez del habla. La persona que la sufre tiende a repetir palabras, sufrir interrupciones en su discurso y hablar de forma fluida con dificultad.
Según datos ofrecidos por la Fundación Española de la Tartamudez, en España hay cerca de 500.000 personas con este trastorno.
La tartamudez suele comenzar en la infancia. De acuerdo con estudios, suele iniciarse entre los 2 y 5 años, con una mayor prevalencia en niños que en niñas. Además, muchos estudios aseveran que este trastorno tiene un componente genético.
Con motivo de esta pasada jornada, El Faro conversó con el logopeda melillense José Aserraf, quien afirmó que este día tenía el objetivo de visibilizar este trastorno y promover la comprensión en el conjunto de la sociedad y la aceptación de las personas que lo experimentan.
"Nuestro objetivo es informar y educar a la sociedad sobre la tartamudez, desmitificar estigmas y prejuicios, y fomentar un ambiente inclusivo y respetuoso para las personas que tartamudean".
Aserraf manifestó que otro de los objetivos de esta jornada no es otro que hacer comprender a la ciudadanía que la tartamudez no está relacionada con la inteligencia o la capacidad de comunicación. Este profesional insiste, "todas las personas merecen ser escuchadas".
Aserraf insiste en que la tartamudez no es una enfermedad, por lo que no tiene cura. No obstante, sí que se dispone de un tratamiento que busca la mejora de la fluencia. Dependiendo de la persona, en ocasiones se logrará, mientras que en otras se precisará de más apoyo. No se puede obviar la variabilidad, esto implica que un paciente será más competente en una época de su vida que en otra.
"Aceptar la variabilidad y asumir que no siempre es posible ser totalmente fluido es la clave para mejorar su calidad de vida e incluso la fluidez. Así evitamos un circulo vicioso negativo que es inherente al proceso, si es que no se trabaja en el desde el inicio".
Respecto al tratamiento contra la tartamudez, destaca que es esencial una evaluación exhaustiva para obtener un tratamiento individualizado. Sin embargo, existen también una serie de terapias como las conductuales, cognitivo-conductuales, de integración sensorial e incluso grupales.
"Favorecer el inicio suave de sonidos, sílabas, palabras y frases de manera gradual, desensibilizar para reducir la ansiedad relacionada exponiendo a situaciones desafiantes, rebajar la carga de pensamientos negativos y de estrés asociado e incluso terapias de grupo donde se trabaja la fluidez en entorno seguro para promover la autoconfianza".
Para un tratamiento adecuado es necesario identificar cómo se inicia la emisión del mensaje, además de saber como se gestiona la respiración o se reduce la tensión muscular asociada.
Por otro lado, este logopeda no se olvida de la atención precoz, la cual califica de "vital" para el desarrollo de este trastorno en los pacientes.
"Con la atención a tiempo, podemos describir desde el inicio si es un proceso evolutivo, y con expectativas de remisión y aquellas que se denominan adquiridas y que se van a instaurar en la vida del paciente".
En cuanto al tipo de pacientes, Aserraf dijo que la asistencia a consulta depende de una amplia variedad de factores, como el económico o las derivaciones de otros especialistas. Sin embargo, sí que dijo que existe un nivel más elevado de niños que niñas.
En el caso de adultos, la incidencia de tartamudez es extremadamente superior en hombres que en mujeres, caso contrario que las disfonías, donde la incidencia en mujeres es superior.
Aserraf dijo que la tartamudez puede manifestarse de varias maneras. En los casos dados en la infancia, la más común era la tartamudez del desarrollo, en la que se dan repeticiones y bloqueos en el habla. En el caso de la tartamudez adquirida, esta se podía producir tras haber sufrido un evento traumático. Por su parte, la tartamudez psicógena está relacionada con trastornos emocionales, mientras que la tartamudez neurogenérica se asocia con trastornos de tipo neurológico.
Existe además, la tartamudez clónica, la cual se caracteriza por repeticiones rápidas y espasmódicas de sonidos o sílabas. Según Aserraf, en este tipo de tartamudez se pueden experimentar la repetición involuntaria y rápida de un sonido varias veces antes de continuar hablando.
Por otro lado, está la tartamudez tónica, donde se producen bloqueos prolongados en el habla. La persona puede tener dificultades para iniciar o continuar una palabra o frase, experimentando una tensión muscular en los órganos del habla. Durante estos bloqueos, la persona puede hacer esfuerzos visibles o audibles para intentar superar la dificultad y continuar hablando.
Del mismo modo, existe la tartamudez tónico-clónica o mixta, la cual es la más frecuente y consiste en una mezcla de ambas.
Por último, Aserraf demanda una mayor concienciación social respecto a este trastorno, tras afirmar que la ciudadanía no está todo lo sensibilizada que debería.
"Tener a un receptor de mensajes dispuesto y preparado para establecer una conversación óptima desde el respeto y la comprensión ayuda a la fluidez de manera decisiva".
Es por ello, dijo Aserraf, que muchos pacientes no tartamudean en consulta, pues un ambiente favorable favorece la emisión.
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