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La serpiente que come serpientes

Ophiophagus hannah es el nombre científico de este reptil, el cual significa comedora de serpientes, por eso y por su gran tamaño se la llama King cobra o cobra real. Es tan singular este animal que es la única especie del género Ophiophagus. Se distribuye por el continente asiático, concretamente por la India ya que es su reptil nacional, Bangladés, Birmania, el sur de China, Vietnam, Laos, Camboya, Tailandia, Malasia, Indonesia y Filipinas. Su principal hábitat son el bosque templado y la taiga. Este ofidio prefiere zonas de bosque con lagos y arroyos cercanos, lugares próximos a una fuente de agua. Es buena nadadora y trepadora. La esperanza de vida de este animal puede llegar hasta los 20 años.

Características

Es la serpiente venenosa más grande que se conoce, mide entre los 3 y los 4 metros, pero se han observado ejemplares que han llegado incluso a superar los 5 metros de largo. Su peso no sobrepasa los 20 kilos. Hay varias coloraciones de la cobra real en función de su localización geográfica, pudiendo encontrar ejemplares verde oliva, gris e incluso negro, con el vientre de color crema o amarillo.

Cuando se siente amenazada, como la mayoría de las cobras, expande la zona de su cuello mostrando la “capucha” tan característica de este tipo de ofidios, además de resoplar y sisear. La “capucha” de las cobras reales no es tan pronunciada como en las cobras del género Naja. La Ophiophagus hannah es un elápido, lo que significa que pertenece al grupo de los proteroglifos; son serpientes con un tipo de colmillo concreto. Éste es fijo, no se mueve como el de los solenoglifos (vipéridos por ejemplo) y además está hueco para poder inyectar el veneno a través de esta cavidad, ya que conecta directamente con la glándula de veneno.

El veneno que tiene esta serpiente es neurotóxico y citotóxico, por lo que su mordedura e inoculación de veneno afecta directamente al sistema nervioso central provocando severos daños. Aunque su veneno no es de los más potentes entre los del reino animal, sí que es capaz de matar a los seres humanos. Por suerte para nosotros, existe antídoto para este veneno, además de que cualquier serpiente prefiere huir antes que atacar a un ser humano, sólo lo harán si se encuentran amenazadas o en peligro de muerte.

Al ser una serpiente tiene una lengua bífida. Estamos muy acostumbrados a ver cómo la sacan y la mueven y lo que están haciendo en realidad es captar las partículas de olor para enviarlas a un receptor sensorial, llamado órgano de Jacobson u órgano vomeronasal. Está situado entre la nariz y la boca y es un órgano auxiliar del sentido del olfato. Las serpientes no pueden escuchar el ruido del ambiente, ellas sienten las vibraciones del suelo, las perciben.

Alimentación y hábitos

Esta serpiente es ofiofaga, lo que significa que se alimenta principalmente de otras serpientes, prefiriendo las serpientes no venenosas. También se alimenta de otros reptiles como los varanos y ciertas aves en función del tamaño, pero sólo cuando su plato principal escasea.

Puede devorar a otras serpientes venenosas como los kraits u otras cobras e incluso ejemplares de su misma especie. Como todas las serpientes, se traga la presa entera y suele empezar por la cabeza para evitar lastimarse, si no respeta el sentido natural del pelo, escama o pluma puede producirse heridas internas a medida que va bajando la comida hasta el estómago. Si ha ingerido una presa especialmente grande puede estar varios meses sin comer nada más, esto es debido a que estos reptiles tienen un metabolismo especialmente lento.

Una curiosidad de esta serpiente es que muerde y mantiene la mordida para que el veneno haga efecto y su presa deja de moverse, no profiere diversos mordiscos como ocurre en otros ofidios, la king cobra está preparada para aguantar constricciones, mordidas e incluso otros venenos.

Diformismo sexual y reproducción 

En algunos ofidios puede existir cierto dimorfismo sexual, por ejemplo en el caso de la King cobra, los machos en estado adulto son de mayor tamaño que las hembras. La Ophiophagus hannah cría a finales de primavera o principios del verano y construye nidos con hojas del suelo para poner sus huevos.

Es muy habitual ver a varios machos peleando por una hembra, se enroscan entre ellos y sólo puede haber un ganador, aunque no son peleas que lleven a la muerte al contrincante. Una hembra puede poner decenas de huevos en una puesta y custodiará el nido hasta la eclosión, a veces sin comer, asegurándose de que ningún depredador pueda hacerse con los huevos. Las cobras recién nacidas presentan una coloración diferente a los adultos, miden hasta 50 cm de largo y son totalmente independientes.

Estado de conservación

Se encuentra clasificada como VU (vulnerable) por la UICN (La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) desde 2010. Su principal amenaza es la destrucción de su hábitat. También supone una amenaza el uso de este reptil como ingrediente en la elaboración de bebidas alcohólicas y en la medicina tradicional asiática. La captura y tráfico de este animal supone otra gran amenaza para su supervivencia, además del comercio de su piel.

La Ophiophagus hannah también tiene sus depredadores naturales por ejemplo la mangosta, el águila o el halcón. Es especialmente vulnerable a estos depredadores en su etapa joven, ya que por su tamaño está más indefensa. También los nidos suponen un reclamo para los depredadores puesto que los huevos son un manjar para ellos, por eso las madres de cobra real a veces son tan protectoras con sus nidadas.

Anexo

Una investigación reciente, del pasado año 2022, sugiere que podría haber 4 especies de cobra real en tan extensa distribución, lo cual explicaría las grandes diferencias que existen tanto físicamente como en comportamiento en función de la localidad en la que se encuentre esta serpiente. Por ejemplo, la localidad más occidental abandona los huevos en cuanto están en el nido y la localidad Indochina defiende el nido hasta poco antes de la eclosión de los huevos.

Otro ejemplo, las cobras reales de Tailandia tienen más de 70 bandas blanquecinas en el cuerpo y las de la Isla de Luzón (Filipinas) no tienen apenas. Los nombres científicos de las serpientes aún no han sido aprobados, por lo que seguimos usando Ophiophagus hannah hasta entonces. Estamos muy atrasados en taxonomía de ofidios venenosos, porque es muy complicado y peligroso, pero poco a poco estamos avanzando y descifrando los misterios genéticos que contienen los reptiles.

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