CAE la tarde, todavía quedan algunos rayos de sol sobre la plaza de Velázquez, donde, gran cantidad de devotos se congregan para ver salir al Señor de la Sentencia en las inmediaciones de la Plaza de Toros, la Mezquita del Toreo como la denominara Gregorio Corrochano a mediados del siglo pasado.
Cornetas y tambores de la Banda del Nazareno irrumpen en la plaza para ocupar su sitio y rendir honores con la Marcha Real a la salida del paso de Nuestro Padre Jesús ante Pilato.
Se abre la puerta del patio de cuadrillas y solemne y ceremonioso, al ritmo que le imprimen sus costaleros irrumpe en la plaza el Paso de Misterio mientras el público, allí concentrado, le tributa un gran aplauso y el Himno suena en todo su esplendor.
Así comienza el Lunes Santo en Melilla, desde que en 2003 la cofradía decidiera cambiar su salida procesional del miércoles al lunes.
Nazarenos de rojo y blanco son el cortejo que acompaña este misterio que recrea el momento en el que Jesús de Nazaret es condenado a muerte.
Pilato hará la pregunta al pueblo para descargar su conciencia, de a quién quieren que libere, a Jesús el Nazareno o a Barrabás. El pueblo enardecido gritara ¡a Barrabás! para inmediatamente pedir la crucifixión para el Rey de los Judíos.
Mandó azotar Pilato a Jesús y tras ser coronado de espinas lo presentará al pueblo como el “Ecce Homo”, “¡He aquí el hombre!” El Hijo del Hombre, más que un hombre era una piltrafa humana con el cuerpo y la cara ensangrentados. Desbordado por las circunstancias, Pilato se lavará las manos de la sangre vertida por el Inocente…
Ese es el momento que recrea este paso de misterio, que hizo estación de penitencia por primera vez en 1947 y que cada Lunes Santo recorre las calles de Melilla, habiendo transformado el trono por paso en 2010, llevado por costaleros.
Así como las imágenes secundarias no tienen un valor artístico notable, la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia es una de las joyas del patrimonio de la Cofradía del Nazareno. Data de mediados del siglo XVIII tallado por el escultor malagueño Miguel Ortiz. Se encontraba en la Iglesia de Ntra. Sra. de la Peña del Peñón de Alhucemas, llegando a Melilla de la mano de D. Marcelo Nogales Ruiz en 1945.
En un principio era un nazareno con la cruz a cuestas y fue restaurada profundamente por el escultor gaditano Juan Carlos García Díaz, que realizó un cuerpo nuevo y sustituyó las manos, además de la policromía.
Este Lunes Santo el Señor de la Sentencia está expuesto para la veneración en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. Te espera, no faltes.
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