Sin mucho menos intentar parodiar a Ortega y Gasset, vamos a intentar resumir, en dos apartados, las circunstancias que a nuestro juicio concurren en el ejercicio por Dª Sabrina Moh Abdelkader de su cargo de Delegada del Gobierno de España en Melilla. Cargo cuyo ejercicio adolece a nuestro juicio de una indudable falta de efectividad, resultado de una obediencia acrítica de Dª Sabrina al Gobierno central y sus recetas para Melilla, con independencia de su idoneidad, y de un ninguneo sistemático de las reivindicaciones que determinados melillenses quieren transmitir para su satisfacción al Gobierno central.
De conformidad a lo dispuesto en la normativa de pertinente aplicación (Ley 3/2015, de 30 de marzo, reguladora del ejercicio del alto cargo de la Administración General del Estado), el nombramiento de Dª Sabrina Moh Abdelkader como Delegada del Gobierno en Melilla ha debido cumplir, al tratarse de un alto cargo, con la exigencia de tratarse de una persona idónea, entendida legalmente como tal la de quienes “reúnen honorabilidad y la debida formación y experiencia en la materia, en función del cargo a desempeñar. La idoneidad debe ser apreciada tanto por quien propone como por quien nombra al alto cargo”. Sin entrar a efectuar reproche alguno a la honorabilidad de Dª Sabrina, simplemente cabe recordar de entrada que, según la normativa indicada, “En la valoración de la formación se tendrán en cuenta los conocimientos académicos adquiridos y en la valoración de la experiencia se prestará especial atención a la naturaleza, complejidad y nivel de responsabilidad de los puestos desempeñados, que guarden relación con el contenido y funciones del puesto para el que se le nombra”.
Por el currículum vitae incluido en el portal web de la Delegación del Gobierno en Melilla, sabemos que en cuestiones de formación y experiencia las que exhibe al respecto Dª Sabrina son, en resumen, las siguientes: a) Diplomada en Magisterio en la especialidad de Educación Musical; b) Título de Grado Medio en el Conservatorio Profesional de Música de Melilla en la especialidad de Clarinete y del CAP; c) Funcionaria del Cuerpo de Maestros del MEC; d) Jefa de estudios en el Colegio de Enseñanza de Infantil y Primaria Anselmo Pardo Alcaide; e) Tutora de prácticas en los Grados de Educación Infantil y Primaria.
No cabe duda de que tanto quien la propuso para el cargo, como quien la nombró para el mismo, han apreciado positivamente la idoneidad de Dª Sabrina para ser nombrada Delegada del Gobierno en Melilla. Por la música, tanto en su enseñanza e instrumentación como en la gestión de su aprendizaje, hacia la Delegación del Gobierno de España en Melilla.
Dª Sabrina ha sido objeto de un nombramiento equiparado, dentro de los altos cargos, al de Subsecretario/a, con los derechos incluidos por supuesto los retributivos inherentes al mismo. No parece estar de más recordar que, según el portal de transparencia de la AGE, en 2021 las retribuciones brutas de la Delegada del Gobierno en Melilla fueron 104.736,88 € (sin computar las correspondientes a su antigüedad como funcionaria).
Sólo una pequeña digresión: qué arte de combinar sonidos puede tener esta profesora de música para que, de tocar instrumentos pueda ser tan merecedora, en una secuencia temporal muy corta y sin una experiencia, ni siquiera aproximada, a la que se pudiera entender como aceptable, para llegar a tocar, como Delegada del Gobierno en Melilla. Quizás sea bueno recordar a aquellas voces lejanas que apuntan al ex ministro José Luis Ábalos, como mentor político de tal nombramiento, un aspecto que dejaremos para un futuro y cercano planteamiento de las responsabilidades y de los hechos.
Vamos a tratar de explicar para el presente caso esta locución que, como se sabe, es utilizada habitualmente, desde hace unos seiscientos años, para indicar que determinadas cosas que pasan en el presente suelen ser consecuencia directa de algo radicado en el pasado.
Hay que partir del hecho de que en la tradición clásica (que incluye entre otros autores a Tito Livio, Maquiavelo y Benjamín Constant), se rechaza por inapropiado el nombramiento de una persona oriunda de un determinado territorio para gobernar el mismo. Las prevenciones surgen, resumiendo mucho, de la mayor capacidad de presión del “pueblo” sobre un gobernador que, en tanto nativo del territorio gobernado, se considera como más permeable a dicha presión que si fuera foráneo. Y, sensu contrario, se considera asimismo a dicho gobernador nativo menos comprometido con el cumplimiento de las instrucciones que reciba del Gobierno central sobre el territorio gobernado. Ya se sabe, se nombra a un gobernador/a a sabiendas de que en un escaso tiempo (variable en función de su habilidad personal y las circunstancias) va a estar amortizado/a al no poder cumplir ni mantener sus promesas y, por ello, debe ser sustituido por otra persona que inicie un nuevo ciclo, y así sucesivamente.
La muerte recordada de Montesquieu (A. Guerra entre otros), parece haber afectado también a los clásicos antes citados y, desde hace unas décadas, estamos asistiendo a nombramientos de titulares de la Delegación del Gobierno en Melilla nacidos/as en esta ciudad. Desde una aproximación empírica parece que, en algunos de los casos, se han registrado por parte de algunas de las personas designadas dos reacciones extremas: o bien comportarse como se supondría que se comportaría el/la titular menos ligado/a previamente a Melilla o, por el contrario, comportarse como se supone que se comportaría el/la titular más ligado/a a esta ciudad.
En el caso de Dª Sabrina la impresión es que su comportamiento sigue la estela, mutatis mutandis, de la conocida por su origen en el ámbito religioso como “fe de los conversos”, es decir, que su comportamiento como Delegada seguiría las pautas que se suponen propias de una Delegada sin arraigo alguno en la ciudad. Con ello, rememora las peores actitudes y comportamientos de algunos de los gobernadores civiles franquistas, es decir, cumple sin rechistar las funciones de traslado de decisiones negativas y propagandas desinformativas asignadas a Melilla desde el Gobierno central y, simultáneamente, desatiende el traslado y defensa, hacia el mismo Gobierno central, de las reivindicaciones de determinada población de Melilla. Ya no es noticia que Dª Sabrina no muestre la más mínima oposición a las carencias y cuestiones negativas del Gobierno central hacia Melilla, ni que muestre la más mínima exigencia en apoyo de las peticiones razonables que surgen de la ciudadanía de Melilla hacia el Gobierno central.
Tampoco es noticia su talla conflictiva ante toda reunión negociadora que se pretenda con ella, como ha ejemplificado con la reciente experiencia de que, a pesar de serle solicitada previamente a una reunión la entrega del acta de la misma en un plazo razonable, la Delegada del Gobierno en Melilla, como singular déspota gobernante, incumple las propias normas éticas de todo entendimiento constructivo, de transparencia administrativa y, por ende, de garantías democráticas. En efecto, rechazar que se levantara acta de dicha reunión que diera fe pública de la misma, ha impedido que se conozca fehacientemente el proceso y contenido del diálogo o negociación. Experiencia esta que dice mucho del tipo de gobernante que padecemos y sobre todo de su personalidad, siempre contraria a toda línea de entendimiento y muy afín a tomar otras responsabilidades que, nada tienen que ver con las responsabilidades de una Delegada del Gobierno en Melilla, como recibir a Florentino Pérez en el aeropuerto sin más trascendencia que, la que pueden mostrar las imágenes de una Delegada Del Gobierno, cogida de la mano de Florentino como una colegiala que no sabe dónde ir o ponerse.
Sin duda, una recepción que no deja de tener su parte simpática, por tanto que es muy significativo que, la llegada de Florentino Pérez tenga una recepción obligada, en detrimento de las muchas visitas importantes para Melilla que fueron ignoradas. Por otra parte no existe ninguna observación en la Ley 40/2015 de 1 de Octubre, de Régimen Jurídico del sector Público en su artículo 72 sección segunda, que nos lleve a considerar que la Delegada del Gobierno asuma como competencia suya el recibir al presidente Del Real Madrid.
Con esto, es evidente que la Delegada del Gobierno en Melilla, como gestión en los asuntos importantes de la ciudad, solo tira balones fuera, asumiendo “nuevas” competencias, con las que pretende ocultar las muchas otras competencias que si tiene y no cumple. Y esto en el mejor de los casos, porque en el peor, es claro que lo que ocurre, es que desconoce por completo las obligaciones en el cargo que ostenta, como según parece, es.
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