Son tres los pilares que marcan la educación en La Salle: la atención espiritual y personal del alumno, la formación académica y el deporte. Así lo asegura el director del centro Próspero Bassets a El Faro. Indica que los niños son el centro de atención y en ellos se pone la mirada para ofrecerles una educación integral.
“El objetivo es que sean herramientas del bien para la sociedad en un futuro”, afirma. Para ello se busca ofrecerles herramientas que les hagan valorarse primero y luego que reconozcan la valía del resto de las personas de su alrededor. Subraya que éste es el sentido de que los hermanos de La Salle quisieran implantar un centro educativo en todos los territorios.
Otra área importante, según Bassets, es la parte académica. Cuenta el centro con varios programas interesantes, como el marco bilingüe en el que se desarrollan las actividades o el proyecto Hara. Pero para el año que viene se va a implantar uno nuevo.
El director de La Salle comenta que para el año que viene se va a implantar un nuevo proyecto llamado ‘Nuevos contextos de aprendizaje’ (NCA). “A grandes rasgos viene a resolver un problema que tenemos: que la tiza y la pizarra se quedan cortas. Pero es que también se queda corta la pizarra digital porque luchar contra las consolas es complicado. Pero precisamos de la atención de los pequeños para enseñarles. Así que en esta línea se está preparando este proyecto para contar con él de cara al curso que viene y qué de respuesta a esta realidad” , añade.
Bassets también subraya que hay otro pilar en La Salle y es el deporte. Indica que en el centro se cree que es una herramienta “fantástica” para la educación que complementa las horas de estudios. Resalta que hay 22 equipos de baloncesto y calculan que unos 600 niños de los más de 800 que hay están haciendo deporte.
Pero La Salle es un colegio con mucha historia. El edificio en el que se encuentra cuenta con 102 años y son unos pocos más los que lleva el centro instalado en Melilla. Los hermanos lasalianos llegaron a la ciudad y fundaron un colegio en una Melilla donde no había centros de formación. Tanta demanda tuvo poder estudiar en él que tuvieron que cambiarse de edificio a los pocos años y ocupar el que aún sigue siendo su sede.
Este inmueble cuenta con mucha historia. Fue hospital de sangre, que es como se decía el pasado siglo, durante el Desastre de Annual en 1921.
Además, los hermanos lasalianos han influido en Melilla de otras formas. Dos de ellos realizaron un catálogo de plantas del Rif. Fueron los hermanos Sennen y Mauricio que ahora cuentan con una calle que les homenajea.
Otro objetivo de La Salle es poder ofrecer Bachillerato en el centro. El director asegura que les gustaría que fuera concertado por muchos motivos. Pero aún el Ministerio de Educación no les ha concedido esto. Llevan años solicitando poder ampliar la formación aunque para las instalaciones sea complicado porque el centro está lleno y cuentan con más alumnos por aula de los que deberían.
Bassets remarca que es una demanda de las familias y de los alumnos poder terminar sus estudios en La Salle porque ahora, cuando finalizan cuarto de la ESO tienen que marcharse.
El director del centro reconoce que ahora no hay una demanda elevada de Bachillerato en Melilla por el fracaso y el abandono escolar, pero espera que esta situación cambie y que todos los alumnos que lo deseen puedan alcanzar este nivel de estudios en un futuro muy cercano.
Hara es un proyecto de todo el colegio a nivel nacional y trata de trabajar el interior de los alumnos desde tres dimensiones: lo corporal, lo emocional y lo espiritual. “El objetivo del programa es dar herramientas a los niños para afrontar diferentes situaciones de una forma calmada y racional”, asegura Chucho, el coordinador de este programa en Melilla. Se trata de una intervención que comienza desde Infantil hasta la ESO. Según la edad de los chicos se van introduciendo diferentes actividades. El Faro tuvo la oportunidad de entrar en un aula en la que los chicos de primero de Secundaria hicieron primero una relajación y luego una visualización. Subrayan que luego utilizan estas técnicas para estar más tranquilos a la hora de hacer los deberes o de ir a las audiciones del Conservatorio. También hacen esos cinco minutos de respiraciones antes de los exámenes.
En la clase de Infantil los alumnos aprenderán Inglés a través de una canción sobre Halloween. Una profesora nativa acude una vez a la semana para que vayan aprendiendo palabras expresiones y cojan la pronunciación cuanto antes. Virginia, la coordinadora de esta etapa educativa, asegura que a esta edad los niños son esponjas y hay que empezar cuanto antes a enseñarles un idioma, como ocurre con el castellano. En La Salle cuentan con un proyecto bilingüe para que los alumnos puedan aprender este idioma de la manera más natural e integral posible.
Los alumnos de segundo de la ESO lo tienen muy claro: sus profesores favoritos son José Luis de Física y Química y Javier de Matemáticas. Aseguran que explican muy bien y que sus clases son entretenidas. José Luis explicó a El Faro que no cree que sea de los mejores docentes porque subraya que hay muchos buenos profesores en la ciudad y en otros centros. Destacó que en sus clases hacen juegos para ver los temas, por ejemplo un CSI para averiguar las densidades. En cuanto Javier, este profesor afirmó que la enseñanza es solo es cuestión de paciencia.
El hermano Eulalio lleva once años y va para doce en La Salle de Melilla. Siempre se le puede ver en los recreo papelera en mano recorriendo todo el patio inculcando a los niños a recoger todos los papeles que hay por el suelo. Asegura que son los más pequeños los que le quitan la papelera para que no cargue con ella. Lo que más le gusta es la hora del recreo. Sale al patio tanto cuando están los mayores como los pequeños. “Donde mejor se conoce a los niños es precisamente en el recreo, es donde mejor se manifiestan cómo son”, asevera.
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