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‘La Roca’ se reinventa para convertirse en un precioso mesón-restaurante

La hermosa y antigua discoteca comenzó el pasado lunes una nueva andadura con una concurrida inauguración salpicada de delicatessen del chef Amin Azmani. Tras trece años desde la rehabilitación y recuperación de los viejos almacenes del Callejón del Moro, lo que en principio se ideó como un mesón se ha convertido, a la postre, en mucho más: un atractivo restaurante, con zona de barrilitos, pequeño reservado al abrigo de una antigua cueva de ‘Melilla la Vieja’, y flamante terraza que a su vez sirve de hermoso pórtico al recinto.
Carlos García Téllez, junto a su hijo Juan Carlos y su joven socio Aitor Alonso, ha hecho posible que un local condenado al cierre hace años en su versión de discoteca, luzca ahora con brillo propio para aportar a ‘El Pueblo’ la oferta de restauración de primer orden que venía demandando.
No obstante, la calidad, vanguardia y buena cocina por la que ha optado la dirección de ‘La Roca’, con el chef Amin Azmani a la cabeza, se convierte en un auténtico referente para toda la hostelería local, hasta el punto de convertir al nuevo mesón-restaurante de Melilla la Vieja en una cita obligada para quienes quieran disfrutar de la mejor gastronomía y, al par, de un lugar mágico y sin igual.

Piedra y fogones

A Carlos García Téllez aún le queda como una espinita sin desclavar la añoranza de la antigua discoteca que hizo de ‘La Roca’ uno de los lugares más atractivos de la noche melillense. El lío que provocaba el tráfico, el corte posterior del acceso rodado a ‘El Pueblo’ para los no residentes y las quejas de los vecinos de Melilla la Vieja, hacen que Carlos lamente que no se comprendiera la función que ‘La Roca’ cumplía en una ciudad que, desde su cierre, carece de discoteca.
Una añoranza, la de este empresario promotor también del complejo V Pino, que sin embargo se ha resuelto en el momento propicio con la oferta más conveniente. Y es que ‘El Pueblo’, como dice Carlos García Téllez, “es posiblemente una de las ciudades antigua más bonitas de cuantas existen, pero no tiene vida, por eso queremos aportar también nuestras inversiones y proyectos para conseguir que esta ciudad vieja reviva”.
García Téllez demostró su capacidad emprendedora y rompedora cuando apostó por abrir el Vº Pino y ahora, en que el Plan de Dinamización Turística de Melilla la Vieja parece no conseguir su principal objetivo, se afana por iniciativa propia a prestarle un considerable apoyo, aunque su local no esté dentro de las acciones previstas en el mismo plan, ni la reconversión de la antigua discoteca en mesón-restaurante haya contado con apoyos oficiales.
“Soy un empresario de Melilla, todas mis inversiones las tengo aquí, quiero a mi ciudad y creo que ‘La Roca’ en esta nueva versión de restaurante con distintos ambientes, ha llegado en su momento propicio”.

Oferta

Con una plantilla de diez empleados fijos y un chef, Amin Azmani, que ya demostró con creces su sapiencia gastronómica en el Hotel Melilla Puerto, ‘La Roca’ está dispuesta a ofrecer la mejor cocina en sus variados ambientes: Los barrilitos y terraza y su ‘Salón Tallaví’ en el piso superior, donde una hermosa mantelería de Sevilla contrasta con la antigüedad y prestancia de muebles señeros adquiridos en Valencia.
“Toda la carne la hemos empezado a traer de fuera. La paletilla de Burgos”, apostilla Juan Carlos García Téllez que junto a Aitor Alonso ya han comenzado a triunfar como empresarios del sector de Hostelería en el ‘Buda’ de Puerto Noray.
Como savia joven en la empresa aportan sus ideas y anuncian cenas con espectáculos en los que no faltarán los monologuistas del pujante club de la comedia ni los conciertos de cantautores.
Todo lo anterior sin dejar de tener en cuenta que el local gozará también de buena música pinchada por un discjockey, una coqueta terraza junto a su puerta de entrada y la posibilidad de tomar copitas tranquilas o disfrutar con el karaoke.
En conjunto, una gran oferta en un sitio inmejorable, recuperado hace trece años de la mano del arquitecto Manuel Quevedo, ampliado posteriormente y finalmente retornado a sus orígenes, aunque eso sí, con mucha más ambición y clase que cuando en un principio se ideó al albur de la celebración del V Centenario de la españolidad de Melilla.

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