A día de hoy (19 de enero de 2023) habrán pasado 1.631 días desde que el 31 de julio de 2018 Marruecos -unilateral, sorpresivamente y nada de gradual y ordenadamente- decidió bloquear las importaciones por la aduana comercial de Beni-Enzar en la frontera Sur de Europa después de haber pedido a España que se abriera la misma allá por el año 1957 tras conseguir su independencia.
Por aquel entonces, Marruecos no disponía del puerto necesario para importar las mercancías que quería traer de otros países y exportar las naranjas y clementinas o los minerales como el caolín, la bentonita y el hierro que se extraía de las minas del Ouixan, antaño propiedad de la Compañía española Minas del Rif. Los embarques de este mineral empezaron en 1926 y se mantuvieron hasta junio de 1980 ya con las minas cerradas.
A partir de 1978 -tras tres años de construcción y gracias al cemento que llegaba por nuestro puerto- entró en funcionamiento el vecino Puerto de Beni-Enzar construido en parte en aguas españolas sin que el Gobierno de España pusiera objeción alguna al mismo. Un error que estamos pagando y caro.
Hasta 1994 no empezaron a operar ferris de pasajeros desde Almería. Y solo, hasta agosto de 2018 -justo tras el bloqueo a Melilla- no se descargaron mercancías en contenedores en dicho puerto. La explicación de las autoridades marroquíes para intentar justificar el cierre de las importaciones terrestres fue la de potenciar el desarrollo de su puerto los que es un tanto extraño pues ya se había empezado la construcción de un mega puerto a pocos kilómetros al otro lado del Cabo.
El Puerto de Melilla nunca ha sido competencia -más bien al contrario- ni ha impedido el desarrollo de los tráficos de pasajeros o mercancías por el de Beni Enzar, por tanto, la razón del bloqueo a las importaciones no tenía más justificación que la pretendida y no ocultada intención de perjudicar la economía de Melilla y dejarla convertida en un páramo que -como fruta madura- caería bajo el insaciable apetito colonizador del Gran Marruecos y que, por supuesto, incluye al Sahara, Ceuta e incluso las Canarias o, al menos, parte de sus aguas territoriales.
Recuerden que en 2018 la aduana no se cerró pues siguieron entrando expediciones comerciales desde Marruecos sin problema alguno (áridos, frutas, verduras, pescados, mariscos y otras mercancías), solo se prohibieron las importaciones desde Melilla. Y el Gobierno de España, consintiéndolo sin una sola protesta diplomática ni denuncia a Bruselas.
A día de hoy (19 de enero de 2023) han pasado 1.036 días desde que se cerró la frontera terrestre Sur de Europa por razones sanitarias y 286 días desde que se anunció en Rabat la apertura de la frontera para el paso de personas y de mercancías a través de la Aduana. Pues bien, después de 1.631 días nos sigue diciendo nuestro ministro de Exteriores y la delegada del Gobierno en Melilla que para antes del 31 de enero – y yo me alegro como el que más- se va a realizar una primera expedición comercial a través de la aduana de Melilla y que va a ser una apertura “ordenada y gradual” sin que se nos haya explicado el concepto por mucho que lo hemos pedido.
A ver si este viernes es capaz de explicarlo en la reunión con la CEME. Puedo entender la limitación en la futura aduana de Ceuta a que solo pasen mercancías transportadas en vehículos de 3.500 kilos de PMA (furgonetas) porque el recinto aduanero que están construyendo no permite el paso de camiones de más tonelaje ni contenedores. Pero en Melilla no teníamos -ni tenemos- esa limitación física, como todos sabemos.
La última “sorpresa” es que ya hay una lista de productos que, al parecer, solo son los que se van a permitir circular por la aduana. Lista que debe haber propuesto Marruecos porque -según ha comentado la delegada- no quieren que entren productos que se fabriquen o produzcan en su país. Justificación más que absurda porque esos mismos productos entran por el Puerto de Tánger-Med procedentes del de Algeciras o de otros menos cercanos y en mucha más cantidad que las que nunca han pasado -ni pasarán- por la frontera terrestre de Melilla.
Y, además, cómo puede consentir España y la Unión Europea -si es que alguien le dice algo, claro- que Marruecos limite el comercio entre ambos países solo porque entran por la aduana terrestre con Melilla, cuando hasta agosto del 2018 no existía limitación técnica ni física ni lista de productos alguna.
Marruecos y España saben que no pueden limitar las mercancías ni establecer controles distintos en la importación si son mercancías comunitarias y van acompañadas de los documentos de circulación (EUR-1 o EUR-MED) correspondientes procedentes de una aduana europea. ¿Por qué el Gobierno de España va a permitir este trato discriminatorio si entran desde Melilla? ¿Es esto digno de un país comunitario como España?
Para rematar la faena, la Dirección General de Salud Pública por Resolución del pasado 4 de enero nos quita la posibilidad de importar a través de la aduana terrestre pescado, crustáceos y cefalópodos frescos, y caracoles terrestres vivos; al contrario que en Ceuta, que si van a poder ser importados por la futura aduana terrestre tras ser acompañados desde el Tarajal bajo control aduanero en tránsito hasta las instalaciones del Puesto de Control Sanitario del puerto.
En Melilla, tras más de 60 años, nos vamos a quedar sin poder importar esos productos. ¿Por qué esa discriminación? Y ahora, tras la publicación en el BOE, como excusa no pedida, dicen que se sigue trabajando en unas nuevas instalaciones óptimas en el Puerto para que el futuro -vaya usted a saber cuándo- se pueda autorizar la entrada de esos productos.
Pues bien, la Orden del Ministerio de Sanidad y Consumo, por la que se fijan modalidades de control sanitario a productos de comercio exterior destinados a uso y consumo humano y los recintos aduaneros habilitados para su realización es de 20-01-1994 y la Resolución de la Dirección General de Salud Pública, a través de la cual se procedió a retirar de la lista a aquellas instalaciones que no cumplían los requisitos exigidos es de fecha 11-12-2020. Hace nada menos que 768 días… ¿Acaso no ha habido tiempo para construir y habilitar el punto de control sanitario) en el recinto aduanero de la frontera o en el Puerto? ¿Dejadez, desidia, falta de interés, desconocimiento de la realidad y necesidades y carencias de Melilla? Elijan ustedes la razón que le parezca.
No he entendido nunca la postura del Gobierno de España que se limitó a crear una comisión técnica entre las direcciones generales de Aduanas de ambos países hace más de cuatro años para “negociar” con Marruecos el levantamiento de la prohibición de importar por la aduana terrestre. ¿Para qué ha servido esta comisión técnica durante más de 1.600 días? Para nada, pues no había -ni hay- nada técnico que negociar. Y no lo digo yo, nos lo dijo la directora general de Aduanas e IIEE de España en noviembre de 2019.
Tampoco entiendo que llevemos casi nueve meses para que Marruecos, simplemente y en aras de la buena voluntad en esta nueva etapa sin precedentes, rompiese el “papelito” (Circular interna de la Dirección General de Aduanas de Marruecos dirigida a los importadores marroquíes) por el que se anunciaba la próxima prohibición de la importación por la aduana terrestre -sin más historias ni milongas del paso gradual y ordenado- pues en el tránsito de mercancías documentadas y bajo control aduanero – en ambos lados- ya estaba -y está- más que ordenado desde hace 60 años.
Desconozco lo que se ha venido “negociando” con Marruecos, pero está claro que nuestros diplomáticos y políticos gobernantes no lo han estado -ni lo están- haciendo bien. Lo único que sabemos del resultado del Acuerdo de Rabat es que se puso en marcha -sin dilación alguna, por cierto- la operación Marhaba (la OPE) por los puertos y con navieras españolas subvencionadas que es lo que les interesaba a ellos y nada más. ¿Dónde queda la dignidad de nuestro país?
Espero que de la famosa RAN -si es que se celebra en febrero- el ministro Albares se traiga debajo del brazo dos cosas: la apertura de la aduana terrestre de Melilla en las mismas condiciones que existían antes del 1 de agosto de 2018 y que se aplique el mismo régimen de viajeros que tiene establecido Marruecos a los que entran desde Melilla y podamos pasar el Danone o los zapatos nuevos que nos dé la gana siempre que no sean expediciones comerciales pues para eso está la aduana. Otra cosa es inadmisible e indigna de un país como España.
El tiempo, como siempre y esta vez en breve, nos aclarará si lo que dije hace unas semanas sobre lo que nos vienen contando los políticos, o son milongas o son mentiras.