La semana pasada se reunió en Madrid el Consejo de Administración de Remesa y en ella se acordó realizar un plan de optimización para la planta incineradora.
Parece que la crisis también está afectando a la ciudad en estos años y prueba de ello es el descenso en la producción de basuras por parte de los ciudadanos, un dato que quedó manifestado en la reunión del Consejo de Administración de la empresa pública Remesa, en la que participó la semana pasada el consejero de Medio Ambiente de la Ciudad, Ramón Gavilán.
En este sentido, Gavilán recordó que el nivel de producción había retrocedido hasta cotas de hace diez años, circunstancia que es correlativa a un descenso en el consumo de los ciudadanos. Junto a ello, el consejero relató otros datos significativos de la situación de la ciudad pues el precio de la chatarra había bajado igualmente.
Otras de las consecuencias de esta situación es el hecho de que la incineradora de la ciudad consume menos cantidad de energía en su funcionamiento, como consecuencia de la reducción de la carga de basuras que entran en el complejo.
La planta incineradora de Melilla es una de las cinco que aún quedan en España en funcionamiento y ello es consecuencia de la imposibilidad de llevar a cabo en la ciudad ningún tipo de reciclaje por falta de espacio ni tampoco tener vertederos al aire libre, también existentes en la península en numerosas ciudades. Durante los últimos años se han llevado a cabo numerosas intervenciones en la incineradora con el fin de que esta cumpla con todos los requisitos medioambientales de la Unión Europea, en particular en lo que respecta a la emisión de partículas contaminantes al aire, algo que podría afectar a la salud de los ciudadanos.
Pese a ello, año tras año se comprueban los niveles de emisión de partículas y están dentro de los límites establecidos por la Administración. En cuanto a las cenizas que produce la combustión de la basura, esta se vitrifica y posteriormente se traslada a la península a un cementerio de residuos en la provincia de Huelva, solucionando de este modo otro de los problemas que podría plantear la quema de las basuras.
En la reunión de la pasada semana también se procedió a la aprobación de las Cuentas de la sociedad pública tras ser auditadas y finalmente, se acordó la realización de un plan de mejora de optimización de las funciones que desarrolla la incineradora en estos momentos, aunque el consejero de Medio Ambiente declinó ofrecer más información sobre este asunto. Remesa es la empresa pública que se encarga de la gestión de la incineradora en Melilla y su capital está dividido en un 50 por ciento entre la Ciudad Autónoma y el Estado. En estos momentos no se prevé ninguna nueva ampliación de las instalaciones tras las mejoras que se han ido realizando a lo largo de los últimos años y que han convertido a estas instalaciones en unas de las más modernas y seguras de todo el país.