Categorías: Editorial

La presión migratoria viaja a Ceuta

La ciudad hermana de Ceuta sufrió ayer en su vallado fronterizo de las alertas de avalancha de inmigrantes tan habituales en los últimos meses en Melilla.

El intento de asalto masivo coincide con un periodo de relativa calma en nuestra ciudad. Es el segundo de estas características que registra en Ceuta en los últimos quince días. El anterior fue el 28 de octubre, cuando las Fuerzas de Seguridad marroquíes repelieron a otros tres centenares del inmigrantes antes de que llegaran a la valla.
En estos momentos se calcula que en los montes cercanos a la ciudad caballa hay unos 2.000 inmigrantes a la espera de una oportunidad para saltar la valla. La cifra contrasta con la facilitada hace unos días por Prodein a El Faro. Según esta ONG, en el Gurugú puede haber en la actualidad unos 300 subsaharianos, un número muy inferior al alcanzado durante los meses de verano.
Si además tenemos en cuenta el continúo goteo de inmigrantes que aparecen en distintos puntos de Ceuta, parece claro que la presión migratoria se ha desplazado a esa ciudad. Concretamente, en la última semana, ha aparecido allí una veintena de ciudadanos de Guinea Conakry que han requerido la atención de la Cruz Roja antes de ser trasladados al CETI. El método utilizado por estos inmigrantes parece ser el de viajar ocultos en dobles fondos realizados en vehículos que entran a Ceuta a través de los puestos fronterizos pasando desapercibidos en el diario y masivo tránsito de personas y automóviles entre ambos países.
Un aspecto que sorprende en este último intento de salto registrado en Ceuta respecto a los que han tenido lugar en nuestra ciudad es la respuesta de la Guardia Civil en la ciudad caballa. Según la información obtenida por la redacción de El Faro de Ceuta, los mandos de la Benemérita en aquella ciudad activaron el Equipo de Respuesta Inmediata ante Emergencia. Inmediatamente, debido al riesgo de un salto masivo, se alertó a los efectivos de la Cruz Roja, que envió cuatro ambulancias, se puso en alerta una embarcación con un patrón y tres socorristas, fueron avisados más de veinte voluntarios, con enfermeros y técnicos de emergencia con disponibilidad de desplegar un puesto médico avanzado si hubiese sido necesario. Finalmente, sólo fueron atendidos por los sanitarios dos inmigrantes, los dos únicos que ayer lograron saltar la valla.
Ceuta vive en los últimos días unos hechos que por su periodicidad en nuestra ciudad casi han dejado de ser noticia para los melillenses. Con ello se demuestra que la solución a la inmigración ilegal no está en la valla. El máximo logro que se puede esperar con el refuerzo de los dispositivos antiintrusión en la frontera es trasladar el problema a otro punto de país. Ocurrió cuando las Islas Canarias consiguieron blindarse tras la avalancha de los cayucos de hace años y aparentemente vuelve a repetirse ahora cuando Melilla ha reforzado al máximo su frontera con distintos elementos y con la constante presencia de efectivos policiales llegados desde la península.

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