En los últimos días lo han intentado varias pateras, incluso algunos a nado, ante la posibilidad de dar el salto en las atracciones de Feria. La tradicional presión migratoria que sufre Melilla ha cambiado de una forma considerable, ya que los inmigrantes ya no tratan de acceder por el vallado fronterizo y utilizan como recurso el acceso a través del mar.
La impermeabilidad del perímetro, gracias fundamentalmente a la sirga tridimensional y a la vigilancia policial, tanto en el lado español como en el marroquí, ha obligado a los inmigrantes a buscar nuevas formas de entrada.
Según han informado a Efe fuentes policiales, en los últimos años la fórmula elegida era el acceso en dobles fondos de vehículos, pero el alto precio que cobran las mafias, las condiciones infrahumanas que tienen que padecer y las acciones policiales que han acabado con la desarticulación de varias redes han promovido otras vías.
El mar se ha convertido así en el principal recurso, bien en pequeñas embarcaciones, bien tratando de cubrir a nado los más de 200 metros que separan el puerto marroquí de Beni Enzar del Dique Sur.
Durante las últimas semanas se han producido varias entradas de embarcaciones a la ciudad, una presión migratoria que ha coincidido con la última crisis fronteriza entre España y Marruecos.
En el caso de estas embarcaciones, la tónica siempre es la misma: entre ocho y diez inmigrantes, principalmente subsaharianos, que se juegan la vida en una pequeña barca impulsada a remo, como las que se pueden ver habitualmente en las playas españolas para el disfrute de niños.
También coincide el lugar, Aguadú, una zona rocosa y de acantilados situada al Norte, y la hora, en torno a las seis de la mañana, coincidiendo con el relevo de la Guardia Civil.
Si estas embarcaciones pretenden alcanzar tierra por el Norte, los inmigrantes que lo quieren hacer a nado lo intentan por el Sur.
En los últimos días varios lo han intentado. En la mañana del jueves fueron seis, entre ellos un menor.
Aprovechan el buen tiempo del verano y se ayudan de unas garrafas de plástico que les sirven como flotadores.
Operación feriante
Saben que en la otra orilla, en la melillense, les esperan al llegar guardias civiles, pero aún así lo intentan, porque conocen que mañana tienen una oportunidad en la denominada ‘Operación feriante’.
Ese día concluyen las fiestas patronales melillenses y decenas de camiones con las atracciones y los puestos regresarán a la península.
El año pasado fueron 30 personas las interceptadas, bien en el recinto ferial, bien en el control de acceso previo al embarque.
Pese al aumento de la presión migratoria, fundamentalmente vía marítima, el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) mantiene unas cifras que entran dentro de su capacidad.
Según fuentes de la Delegación del Gobierno consultadas por Efe, son algo más de 500 los actualmente acogidos en él, cifra que se mantiene porque las entradas se alternan, a su vez, con las salidas.
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