El número de entradas de inmigrantes irregulares en Melilla se disparó el año pasado con respecto al 2010, según han detallado a El Faro fuentes policiales. Mientras que en 2010 llegaron a la ciudad 1.040 inmigrantes, en 2011 hicieron lo propio 1.940, lo que viene a suponer un incremento del 86% entre un año y otro.
En estos dos últimos años, la mayor parte de las personas que han entrado en Melilla eran subsaharianos de distintas nacionalidades, destacando los congoleños, mauritanos, cameruneses y nigerianos. En 2010 llegaron 667 inmigrantes de estos países de África, mientras que en 2011 lo hicieron 1304, casi el doble, en concreto un 95,5%.
Por otro lado, también se produjo un aumento del 73,77% en las llegadas de argelinos. Si en 2010 entraron en la ciudad un total de 347 personas de esta nacionalidad utilizando métodos irregulares, el pasado año lo hicieron 603.
El resto de entradas están clasificadas como de “otras nacionalidades”. Las fuentes consultadas por este periódico señalaron que estos inmigrantes suelen proceder de Asia, y que forman grupos muy pequeños dentro del CETI de la ciudad. De este colectivo, llegaron a Melilla 26 personas en 2010, mientras que en 2011 fueron diez más, 36.
El grupo que más preocupa a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es el de argelinos, según señalaron fuentes policiales. El motivo no es otro que “tienen mayor facilidad para cruzar los puestos fronterizos” que separan Melilla del país vecino al tener unos rasgos físicos muy similares a los marroquíes, lo que hace más sencillo que puedan utilizar las grandes aglomeraciones que se producen en los pasos fronterizos para peatones para entrar en Melilla.
Además, es bastante frecuente que se hagan pasar por ciudadanos de Marruecos utilizando documentación falsificada.
Primeros contactos
Asimismo, señalaron que entre los agentes de Policía Nacional, existe el temor de que la frontera entre Marruecos y Argelia, que permanece oficialmente cerrada desde 1994, pueda volver a abrirse y se produzca un importante incremento en el flujo migratorio de personas procedentes de este país.
Este miedo está fundamentado en que el recién elegido Gobierno marroquí ha incluido en su programa que se retomen las negociaciones con Argelia para volver a abrir la frontera entre ambos países.
No obstante, desde la Delegación del Gobierno de Melilla, señalaron a este periódico que no se espera un mayor flujo en la llegada de inmigrantes argelinos a la ciudad. La mayor parte de los que logran entrar, son devueltos a su país de origen.
Los últimos contactos entre Marruecos y Argelia para reabrir sus fronteras terrestres tuvieron lugar el pasado 23 de enero, cuando el ministro de Exteriores marroquí, Saaededín al Otmani, instó a Argel a reactivar las conversaciones entre ambas naciones sobre este tema, que ha estado marcado por periódicas crisis políticas desde que en 1994 se cerraran oficialmente los puestos fronterizos.
En su primera visita a Argelia desde su nombramiento como ministro, tras las pasadas elecciones del 25 de noviembre, Otmani explicó que el diálogo se debe reactivar sobre la base de programas de trabajo sobre el terreno.
El jefe de la diplomacia marroquí señaló que su visita suponía “el comienzo de una serie de consultas y de un proceso de cooperación, que se inscriben en el marco de una voluntad común de aprovechar la coyuntura regional e internacional para introducir una nueva dinámica a las relaciones bilaterales y profundizarlas”.
“Somos conscientes de que se han producido cambios en algunos países de la Unión del Magreb Árabe, unos cambios que nos ofrecen una mejor oportunidad para superar los obstáculos para la complementariedad y la integración magrebí”, señaló el ministro en declaraciones realizadas a los medios de comunicación en aquel entonces.
Según el Ministerio de Exteriores de Argelia, Otmani y su homólogo argelino, Murad Medelci, además de abordar las relaciones bilaterales, estudiaron los medios para relanzar la Unión del Magreb Árabe mediante la reorganización de algunas de sus instituciones y mecanismos para lograr una mayor eficacia.
En la Delegación del Gobierno de Melilla, no existe información oficial sobre el estado en el que se encuentran estas negociaciones. Si finalmente la frontera vuelve a abrirse, las fuerzas policiales de Melilla temen una avalancha de inmigrantes argelinos.
De hacerse reales los temores de las fuentes consultadas por este periódico, los esfuerzos por devolver los niveles de ocupación del CETI a la normalidad sufrirían un duro revés. Actualmente, hay 700 personas en sus instalaciones, aunque su capacidad máxima es de 480.
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