Enrique Travieso fue el fichaje estrella de la Unión Federal de Policía (UFP) cuando dimitió como coordinador regional de la Confederación Española de Policía (CEP) por manifestarse en contra de la instalación de las concertinas de la valla de Melilla. Desde UFP sigue reivindicando que exista coordinación entre España y Marruecos para garantizar la fluidez en los pasos fronterizos; más refuerzo policial que permita controlar territorios comanches como La Cañada o un nuevo edificio para la Jefatura de Policía.
–Enrique, vamos a hacer un balance de cómo ha ido 2016 para la Policía Nacional de Melilla.
–Para nosotros 2016 ha terminado y en paz se vaya. Ha sido un año poco fructífero para el Cuerpo Nacional de Policía. Lo decimos porque aquellas reivindicaciones que hemos venido manteniendo durante todos estos años no han dado su fruto. No sé si es por nuestra culpa, que no llegamos a transmitir todo lo que debiéramos o es por culpa de los receptores que en ningún momento captan lo que nosotros queremos expresar con un doble sentido: por una parte defender nuestro colectivo y por otra, prestar un mejor servicio a la sociedad. Cuando hacemos un balance del año nos damos cuenta de que esas inquietudes no han ido hacia adelante y por consiguiente nuestra valoración es negativa.
–Nos consta que UFP siempre ha reclamado más efectivos para la frontera. Aparte de eso, ¿qué más falta en la Comisaría?
–Son muchas cosas y nosotros no hemos visto que absolutamente ninguna haya sido tenida en cuenta. Por ejemplo, podemos empezar por la propia Jefatura que ha quedado obsoleta. Fue diseñada en su día para unos ciento y algo funcionarios. Obviamente, por condiciones propias de la ciudad, porque ha habido que desplegar más efectivos por múltiples razones, la Comisaría se ha quedado pequeña. Yo creo que hasta las propias autoridades se han dado cuenta de ello. Nosotros, por supuesto, somos los que sufrimos esas vicisitudes. Sobre la creación de una nueva Jefatura, nosotros hemos pedido que se haga un estudio por parte de las autoridades para que se nos ubique en un lugar donde tengamos mayor capacidad de respuesta y mayor espacio para atender a los ciudadanos.
–¿Qué lugar sería ideal para ubicar la nueva Jefatura?
–Un buen lugar sería el viejo hospital cuando se inaugure el nuevo. Vendiendo las instalaciones actuales de la Comisaría, costaría menos. Y es una zona que estratégicamente es aceptable, los espacios serían amplios y contaríamos con infraestructuras básicas como los aparcamientos. Habría que hacer una reforma pequeña. Aquello quedó así. No es que lo que decimos sea palabra del Niño Jesús. Lo que hacemos es tratar de aconsejar o colaborar para que los ciudadanos se sientan más protegidos.
–¿Qué más echa UFP en falta? ¿Los chalecos antibala prometidos llegaron ya?
–No, no han llegado. Pero además existe una falta de vehículos. Los hay que se han quedado obsoletos. La flota hay que cambiarla. Hay que unificar en esa nueva Jefatura espacios diversificados por la ciudad. Y falta mucho personal.
–¿Cuántos agentes estima la Unión Federal de Policía que faltan en la Jefatura de Melilla?
–Nosotros hemos hecho un cálculo y aproximadamente lo fijamos en torno a unos cien funcionarios, que bien distribuidos podrían permitir alcanzar unos índices mayores de seguridad para la ciudad.
–Llevamos ya casi una semana leyendo las reacciones a la noticia del polizón que se coló en la bodega de un avión de Melilla por un fallo de seguridad.
–Yo no tengo todos los datos y sería muy aventurado hacer una valoración de este hecho, pero sí es verdad que no puede aparecer un niño en un avión o en un barco. Lo que tienen que hacer las autoridades es una valoración clara y concreta porque muchas veces se habla de que el catálogo de policías de Melilla está cubierto. Ocurre con nosotros, con la Guardia Civil... Pero Melilla tiene unas especificidades muy concretas, que no son las mismas que Cuenca. Aquí con la Ley de Plantillas se dijo: “El número 41”, valga la expresión, “zapatos para todos”. Y el número 41 no es zapatos para todos. Es zapatos para diez, pero cuarenta se quedan fuera o por delante o por detrás. Lo que quiero decir con esto es que la Ley de Plantillas se hizo teniendo en cuenta el número de habitantes y todo lo demás, pero es que después la ciudad tiene especificidades muy concretas y ahí es donde viene el dilema. Ahí es donde hay que apurar en un sitio o en otro en función de esas especificidades.
–Los últimos datos de criminalidad hablan de que hay delitos concretos que siguen subiendo en Melilla, como por ejemplo los robos con violencia o con fuerza en los domicilios.
–Los últimos datos hablan de que ha bajado la criminalidad, pero en seguridad dos por dos no es cuatro. En seguridad, por ejemplo, en verano se produce un repunte de la inseguridad, pero tiene unas explicaciones: la gente está más en la calle, hay más movimientos, las ciudades costeras se llenan más de gente. Todas esas son un cúmulo de circunstancias que van “a favorecer” que haya más delincuencia.
Los delincuentes no son tontos y se aproximan a los lugares donde hay más afluencia de público porque están más cubiertos para realizar sus fechorías. Por ejemplo, en las playas la gente deja sus pertenencias y se va a bañar y cuando se da cuenta se encuentran el lugar nada más.
Las tasas de criminalidad a veces son inexactas y además influyen las estaciones del año. Es complejo. La seguridad no es una ciencia exacta. Por eso nosotros demandamos medios de forma continuada. Porque se ha conseguido bajar la tasa de criminalidad en Melilla sin tener más medios. Lo que ha ocurrido es que la implicación del personal ha sido mayor. Ha habido más respuesta policial con los mismo medios. Cuando se produjeron los hechos de La Cañada (se refiere al apedreamiento y saqueo de un coche patrulla de la Policía el 26 de septiembre de 2016) ya sabe usted con cuántos efectivos contábamos aquel día. Siempre decimos lo mismo. No se pueden producir alarmas. De hecho a lo largo de 2016 hubo intentos de producirlas.
–¿Puede entrar ya la Policía Nacional en La Cañada?
–Yo le diría que no. Actualmente no sin que nos apedreen. Un no claro y rotundo por una sencilla razón, porque hay un grupo de individuos, totalmente asociales, pequeño, pero existe, que lo que hace es producir un mal en el barrio. La Cañada es como otro barrio cualquiera. Nadie criminaliza un barrio y menos nosotros. Se criminalizan ellos solos.
–Tras los hechos de septiembre pasado en La Cañada, donde fue saqueado y apedreado un coche policial, se dijo que se reforzarían los servicios los domingo. ¿Eso se ha hecho?
–Acabamos de terminar un periodo donde muchos efectivos policiales han estado dedicados al tema de Navidades. Los ciudadanos demandan un Día de Reyes y ese día tiene que ser canalizado y controlado por la Policía Local y Nacional. Esos agentes que hacen sus horas de servicio tienen que ser compensados de alguna manera. Hay domingos que sí, efectivamente, hay más efectivos, pero no siempre se puede.
–El SUP cree que los problemas de personal vienen tras la firma de la nueva jornada laboral, que ellos no aceptaron y UFP sí.
–Sobre ese tema ha habido mucha filosofía barata, muchas ganas de no contar la verdad al policía y eso no es bueno. Cuando uno está al frente de una organización sindical tiene que decirle la verdad a sus afiliados. El tema del horario viene de la Administración, que por imperativo de la Unión Europea tenía que cambiar la modalidad de horarios que teníamos, y llamó a capítulo a los agentes sociales y pone el tema sobre la mesa. Nos dice: “Eso hay que hacerlo sí o sí” porque lo manda Europa. Entonces hacen su planteamiento y todos los sindicatos, menos el SUP, optan por hacer una negociación de mínimos porque si no, el siguiente paso es que lo imponía la Administración.
El SUP se sale, pero no hace nada en contra de la propuesta de la Administración. Se calla y después lo que hace es vender que está mal hecho el acuerdo. Y mire usted, en ese acuerdo un policía hace 20 servicios menos al año. Ahora, es verdad que a la gente que estaba acoplada al anterior horario le produce un cierto trauma. Pero nadie puede negar que supone veinte servicios menos. Eso no se dice. Como produce un desasosiego se está a la espera de que haya problemas y se empiezan a soltar argumentos inexactos.
Todo es mejorable, pero por qué ustedes no convocaron una mesa intersindical, que llevan 30 años siendo el sindicato mayoritario. ¿No les interesa? No lo sé. Pero haber convocado una mesa intersindical, haber llegado a un acuerdo sindicalmente y haberle planteado a la Administración una alternativa seria. A lo mejor hubiéramos podido haber alcanzado cuotas mayores de progreso. Eso no fue posible. Pero es que no ha sido posible nunca, ni allí ni aquí, ni en ningún sitio que yo conozca. La Administración es consciente de la separación total de planteamientos dentro de las organizaciones de la Policía. Nadie provoca el acercamiento. Todos nos miramos a nuestro ombligo y eso es muy malo para el sindicalismo. Y así ocurre que los logros que alcanzamos son mínimos o los que la Administración quiere.
–Si le parece, vamos a hablar de la vieja promesa de una frontera inteligente. ¿Llega o no llega?
–Mire usted, cada responsable que viene aquí dice que hace una frontera inteligente. Nosotros lo decimos claro, alto y como se quiera entender. No se gasten el dinero en fronteras inteligentes y háganla práctica y segura. Lo de la frontera inteligente a nosotros nos parece que va para más largo. No para ahora porque primero hay que regular y saber qué se quiere hacer. Y nosotros en nuestra Ejecutiva hemos llegado a preguntar: “Se quiere? ¿Se sabe?” porque no lo sabemos. Para hacer una frontera práctica y segura es necesario que haya un acuerdo bilateral España-Marruecos. Es fundamental. Sin eso no vaya usted más adelante. En su tiempo se habló mucho de la RAN (Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos) que nunca ha dado buenos resultados. Díganos usted del tema fronterizo qué soluciones hemos tenido: cero. Es verdad que se han hecho inversiones presupuestarias, pero ahí están. No han llegado a ninguna parte. Se ha empleado un dinero que no ha dado los resultados apetecibles y nadie puede decir lo contrario. Todavía hoy es traumático ver que los dos países (España y Marruecos) dicen que colaboran. Lo que pedimos es que los acuerdos sean reales. Que la amistad sea real. Que se vea, que sea tangible. Aquí no se plasma en la frontera.
–A veces España abre todos sus carriles y Marruecos sólo uno.
–No hay coordinación. Hemos dicho que se necesita un coordinador español y otro marroquí en la frontera, que sean las autoridades máximas. Aquí tenemos un problema. Tenemos la Guardia Civil con su jefe por una parte; la Policía Nacional, por otra. Uno dice una cosa y el otro puede no estar de acuerdo. Se necesita un coordinador, aunque sea civil, que dependa de la Delegación del Gobierno directamente. Ya hemos dicho muchas veces que la solución va por ahí. Sin ir más lejos, esta mañana (la del martes) había un caos... La Policía marroquí, que es la que tiene que organizar a su gente para que entren en Melilla de una manera civilizada, no hace nada. Algunos días sí y otros no. Y eso no puede ser así. Ahí tiene que haber un plan de regulación del tránsito fronterizo para que la gente entre de forma ordenada porque además la entrada es más rápida.
–¿Se resolvió el caos por aglomeración en ‘tierra de nadie’?
–Existe menos, pero como le he dicho, las cosas se hacen tibiamente, muy despacito y con cuentagotas. No se aborda un plan definitivo. Todavía deambulan por el lugar gente con riesgo de ser atropellados... de todo tipo. Un chico me demostró que los barrotes que se han hecho en Beni Enzar tienen los espacios muy grandes y por ahí algún menor ha llegado a colarse. Eso significa que las mejoras no han sido adecuadas. ¿Se pueden subsanar? Claro.
–Ahí entraría la puerta que se cayó y que pudo provocar una desgracia en Beni Enzar.
–Se vino a abajo y ese día pudimos haber lamentado la muerte de una persona. Los porteadores son personas que vienen a ganarse la vida a Melilla. Llevan mercancía que produce trabajo en nuestro país y tenemos que facilitarles un tránsito adecuado y no traumático. Pero eso tiene que entrar en la mente de las personas que mandan para que pueda haber un presupuesto que ayude a paliar la actual situación.
–El Barkani intentó sacar la mercancía de Beni Enzar.
–Sea El Barkani o sea quien sea tiene que tener un estudio claro para saber qué quieren y hacia dónde caminan. Pero como es al 50% se ve necesario un acuerdo bilateral hispano-marroquí. Sin él no vamos a ninguna parte. Podemos tener alfombras de esta parte, pero llegan hasta un límite.
–Los menores siguen colándose por la frontera. Aunque no tiene que ver una cosa con otra, ¿significaría que no es segura pese a la alerta antiterrorista 4?
–En tema de alerta le digo que Melilla es una ciudad segura porque tenemos uno de los mejores servicios de información del mundo y una Policía de las mejores del mundo. El tema de menores es otra cosa. Están los Derechos del Niño, pero en España se legisla mucho y se cumple poco. Un niño tiene que tener siempre la tutela de alguien. Si no es de sus padres, tendrá que ser de un ente público. No puede estar deambulando por la ciudad. Alguien tiene que ser responsable de esa situación. Se llegó a firmar un acuerdo bilateral hispano-marroquí en el que estaba contemplado que España cogía el menor, lo tenía aquí y después se lo mandaba a Marruecos y ellos se encargaban de buscar a los padres. Eso no se está cumpliendo. ¿Qué colaboración hace Marruecos? Muy poca y muy pobre. Los menores son suyos. Hay que llegar a un acuerdo para sacarlos de la calle. Las primeras víctimas son ellos y la segundas, los ciudadanos a los que le han causado daños, porque hay de todo.
–Para terminar, ¿qué me dice del quinto paso fronterizo?
–Si se abre un quinto paso, perfecto. Lo que no puede ser es que se abran pasos fronterizos que no tengan cometidos. Ahora no hay agentes para cubrir una nueva frontera, pero se ha dicho que su apertura llevaría aparejado el aumento del número de agentes. Lo que no se puede es abrir una verja, poner tres policías y decir tenemos otro paso fronterizo. Si ponemos un paso para mercancías tenemos que saber qué va en esa mercancía y para ello, hay que poner un escáner. Hay que ponerlo.
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