Menuda polémica se desató a primeras horas de la mañana de ayer como consecuencia de la venta por internet de las entradas para los conciertos de la Feria, fundamentalmente en las que respecta a las actuaciones previstas para los más jóvenes, como es el caso Saiko. La cosa se desató cuando, apenas uno o dos minutos después de que se pusieran a la venta, las entradas se agotaron.
Poco después de las diez de la mañana, las redes sociales echaban humo. Se contaban por decenas las críticas, las quejas, las protestas e incluso los insultos por una situación que tiene una fácil explicación. La empresa encargada de vender las entradas por Internet, de nombre Bacantix, dispone de una ‘lista virtual’ de cuantas personas se ponen a la espera de que llegue la hora de adquirir las entradas.
Es decir, a las 10.00 horas, cuando se abrió la venta, la lista de espera fue la primera que tuvo opción para conseguir las localidades y, lógicamente, se agotaron en un corto espacio de tiempo, apenas unos minutos. Esa circunstancia desató todo tipo de comentarios, incluidos dos de lo más recurrentes: el Gobierno había regalado las entradas, por un lado, y lo lógico es que esos conciertos se hagan en espacios con mayor capacidad, como el auditórium Carvajal o la Plaza de Toros, por el otro.
Lo cierto es que fueron pocas las entradas que se pusieron a la venta a través de internet: 400 de las 1.200 que constituyen el aforo de la Caseta Oficial. Y otro detalle es que se trata de ‘conciertos de Feria’ y, en consecuencia, deben desarrollarse dentro del recinto ferial. De lo contrario, si se hicieran fuera de la Caseta Oficial, nadie acudiría a las fiestas. Ese es el motivo por el que no se buscan otras ubicaciones.
Francisco Díaz explicó pormenorizadamente en rueda de prensa todo lo relacionado con la venta de entradas. Es lógico, además, que se pretenda de algún modo beneficiar a las personas, sobre todo jóvenes, que se pasan horas y horas haciendo colas para obtener sus localidades. Estos chicos son los que se tiran toda la noche esperando y aguantan calor e incomodidades con tal de poder ver a sus músicos favoritos.
En cualquier caso, no estaría de más que, a la vista del éxito de algunos de esos artistas, la Ciudad Autónoma programara otros conciertos con los mismos protagonistas en distintos momentos del año y en espacios grandes, donde todos los que quieren asistir a ver a sus cantantes, puedan hacerlo sin pasar penalidades.
Melilla no está precisamente sobrada de espectáculos de ese tipo y los jóvenes merecen que cada cierto tiempo se colmen sus expectativas programando esos espectáculos para que las diferencias con sus iguales peninsulares no sean tales.
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