Categorías: Sociedad

La ‘pobreza’ no ha parado de llamar a la puerta de ASIS

 En esta ONG no han notado una mejora en la situación de decenas de familias de la ciudad que continúan un año más en riesgo de exclusión social.

En la asociación no saben lo que es la mejora de la economía. A diario, se acercan personas que piden una ayuda para sus familias. Hombres y mujeres que necesitan que les echen una mano para poder llegar a fin de mes. En esta entidad ven a diario como la cara de la pobreza llama a su puerta. Son ciudadanos que están desesperados por encontrar un apoyo que les permita  recuperarse de la crisis económica en la que está sumida su familia. En Asociación por la Solidaridad y la Igualdad Social (ASIS) buscan el asesoramiento de un abogado o de un trabajador social, las clases de alfabetización que ofrecen a los adultos o las de refuerzo educativo que dan a los escolares. Todos estos programa ayudan a las familias a salir de la situación de pobreza en la que están sumidas.
ASIS nació hace unos años, pero esta crisis económica ha hecho que los últimos cuatro sean de “mucho sacrificio”. No siempre han contado con la ayuda de la Administración y en más de una ocasión han tenido que pedir donaciones a empresarios de la ciudad para pagar el teléfono porque el dinero que tenían reservado para eso lo han invertido en comprar alimentos para varias familias. Hubo meses que ni si quiera podían hacer fotocopias y les tocaba llamar a las puertas de sus colaboradores para que les echaran una mano con eso.
La asociación afirma que por su sede, en el Monte María Cristina, han pasado miles de personas. Les gustaría ayudar a todas. Tienen ilusión, ganas, formación y un gran número de voluntarios que dedican horas a esta labor. Pero carecen de una cosa: Espacio. No tienen mucho sitio en su sede. Se les ha quedado pequeña. Es una oficina grande con dos habitaciones y un armario.
Aunque se las apañan para sacar adelante las clases de alfabetización, las de apoyo escolar, los talleres para jóvenes, el asesoramiento social y jurídico y el reparto de alimentos. Nunca tan pocos metros estuvieron tan bien aprovechados. Aquí, un rincón lo usan de zona de juegos para los niños pequeños y un armario es un almacén de ropa donada.

Cifras de la ‘necesidad’
No hay más que echar un vistazo a las cifras de ASIS para hacerse una idea del número de personas a las que echan una mano. En 2014, realizó 2.200 atenciones en el área social y educativa, muchas más que el año anterior. ¿En qué consisten? Pues los voluntarios asesoran a las familias para que puedan pedir ayudas sociales o les acompañan a algunas instituciones para arreglar su documentación, ya que no todos los adultos saben castellano ni mucho menos, leerlo.
 En las clases de refuerzo educativo participaron 75 niños divididos en tres turnos y en las de alfabetización, 67 adultos. ASIS asegura que la educación es fundamental para estas familias. Es la única forma que tienen de poder salir de la pobreza y de integrarse en la sociedad. Asevera que cada vez hay más adultos interesados en aprender a leer y escribir y están desbordados en estos cursos.
El problema que tienen en la asociación es que no hay espacio para ampliar el número de clases ni los horarios.
Con el reparto del banco de alimentos tienen el mismo inconveniente. En algunas ocasiones, les ha tocado cancelar las clases para poder almacenar los productos y entregarlos a las familias. Ahora cuentan con la ayuda de algunos empresarios que les ceden un espacio para guardar allí las bolsas de alimentos y hacer un reparto ordenado sin tener que interrumpir el resto de programas que desarrollan a diario.
Los jóvenes es otro de los colectivos que está ‘al cuidado’ de ASIS. Unos 120 jóvenes han recibido clases a través de todo tipo de talleres en los que se les forma sobre temas que les ayudan a preparase para el futuro laboral.

Los nuevos proyectos
La falta de espacio en la sede limita los proyectos de futuro de ASIS. Pero uno de los que desearían poner en marcha es una guardería, un espacio donde los adultos pudieran dejar a sus hijos mientras ellos asisten a las clases de alfabetización. También demandan un rincón de lectura, clases de informática para adultos y niños, cursos de costura para mujeres y actividades deportivas y lúdicas para que los niños no estén en la calle.

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