No fue ayer Melilla de las circunscripciones que terminaran más tarde su recuento provisional definitivo al cien por cien de los votos emitidos. Sin embargo, resultó imposible medir con todo rigor dónde se ha concentrado especialmente una abstención que, aun pudiéndose intuir, no es específica de estos últimos comicios ni tampoco la más alta que se ha producido en la historia de las elecciones generales en Melilla durante la actual etapa democrática.
La abstención, también de 20 puntos por encima de la media nacional en las elecciones de 2004, siempre suele ser más alta en Melilla en unos comicios nacionales. Algo similar sucede en Ceuta, donde ayer la participación sólo estuvo tres puntos escasos por encima de la registrada en nuestra ciudad, con una concurrencia únicamente del 55% de los votantes ceutíes llamados a ejercer su derecho al sufragio.
En estas elecciones una cosa ha quedado sobre todo clara y es que el PP no sólo ha logrado batir la plusmarca de toda la historia electoral de Melilla en la actual etapa democrática, sino que no se ha visto afectado prácticamente por la llamada a la abstención activa o voto en blanco que realizó CpM, otrora socio electoral del Partido Socialista.
De hecho, mal podemos comparar la abstención de ayer con la de hace cuatro años, cuando ambos partidos concurrieron con una candidatura conjunta, en medio de unas circunstancias tan poco saludables democráticamente como las que dispararon inusitadamente la participación mediante el voto por correo y que a la postre siguen siendo causa de investigación penal por los tribunales de Justicia.
Si nos retrotraemos a las elecciones anteriores, en las que como digo Melilla ya registró veinte puntos de abstención por encima de la media nacional de los comicios de 2004, no podemos consolarnos ni mucho menos, pero tampoco podemos cargar sobre CpM y su llamamiento a la abstención activa la evidente desidia electoral de un alto porcentaje de electores melillenses.
Efectivamente, Coalición no ha hecho pedagogía de ningún tipo en su llamada real al voto en blanco, porque la abstención activa no es otra cosa que eso si se acude a como la definen sociólogos y politólogos. En realidad, se ha mantenido sobre todo al margen de este proceso, demostrando una vez más que su posición electoral resulta crucial para promover el mayor éxito o la debacle del Partido Socialista de Melilla.
Teniendo en cuenta cómo los dirigentes del PSOE melillense han ninguneado los apoyos pasados de CpM y sus efectos en la notoria aproximación a los resultados del PP hace cuatro años, lo mínimo que podría esperarse es que su dirección asumiera algún tipo de responsabilidad. No hay que olvidar que los cepemistas habrían estado dispuestos a reeditar la coalición de 2008, aunque en condiciones que el maltrecho PSOE tampoco estaba dispuesto a admitir, cegado por el fracaso de las autonómicas de mayo pasado, cuando igualmente fue incapaz de mantener vivo su pacto electoral con los cepemistas.
Todos estos desencuentros a quien han favorecido ha sido al PP, aunque efectivamente no haya logrado votos del electorado natural de CpM ni tampoco de los más afines al PSOE. El electorado socialista se ha mantenido en los niveles con que ya se ha manifestado en otras elecciones generales, como las de ayer carentes de algún tipo de apoyo por parte de Coalición por Melilla, o cuando menos ha menguado en favor de partidos pequeños, como el de los ecologistas de Equo o UPyD, que han quintuplicado o triplicado respectivamente los escasos apoyos que cosecharon hace cuatro años.
El PP sale fortalecido de los últimos comicios pero parece evidente que hay un caladero de votos de otro signo que hoy por hoy no encuentra referencia si CpM no concurre en el espacio electoral y el PSOE no se somete a una regeneración que sea capaz de ilusionar y dar confianza a su electorado potencial.
Más allá de la incidencia que la marea popular nacional haya podido tener en las elecciones en Melilla, no podemos olvidar las claves particulares que siempre se dan en una ciudad tan singular como la nuestra. Por ello, resulta llamativo que en el PSOE ayer todavía fueran capaces de hacer una lectura positiva de los resultados y que la candidata López Ochoa se mostrara contenta porque su partido ha sacado más votos que en las autonómicas de hace unos meses.
Se comprende, pero sólo hasta cierto punto, que en una noche de debacle haya que intentar restar dramatismo a los mensajes, para no desinflar a la militancia que de buena fe se ha entregado a apoyar la campaña. No obstante, la realidad se impone, más aún tras comprobarse que el PSOE puede encontrar recambios de gran valor como el que ha mostrado con la profesora Gloria Rojas, un ejemplo de mujer activa y comprometida, que fiel a sus ideales no ha dudado en afanarse con gran entusiasmo a una campaña en la que se sabía a priori perdedora.
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