Con la ilusión que promovió en toda Melilla el nuevo Paseo Marítimo de Horcas Coloradas y la apertura de las playas del litoral norte al conjunto de la ciudad, un año después tenemos que asumir la frustración que provoca que una playa a mar abierto se encuentre cerrada y sin visos de que se abra antes de acabarse el verano melillense que, para la mayoría, finaliza una vez pasa la Feria y empiezan de nuevo los colegios y centros de enseñanza. Lo ocurrido en Horcas Coloradas se veía venir porque el Estado, lejos de cumplir su parte del convenio con la Ciudad Autónoma, fue cicatero y resolvió el proyecto finalmente, en su cuota correspondiente, aprovechando parte de la obra principal de la Ciudad y desatendiendo su obligación de crear diques de contención que impidieran el efecto destructivo de los temporales de levante.
La Ciudad, con los más de 3 millones de euros que empleó en sellar el vertedero incontrolado de escombros y desechos orgánicos de Horcas, no sólo propicio que se creara la pequeña playa de 'La Alcazaba' sino que sentó la base que ha servido para construir el firme del Paseo Marítimo, reduciendo notablemente la inversión con cargo al Estado. A cambio, el Ministerio de Medio Ambiente no ha cumplido con su parte y la recuperación de mi metros de playa se quedó en 300, sin opción de conexión, como se pretendía, con Aguadú.
Encima, los socialistas se jactan de lo hecho y sobrenombran la zona como 'la playa de Zapatero'. Cerrada a cal y canto, no es más que una metáfora sarcástica del estado de derribo del Gobierno del Partido Socialista.