Opinión

La perversidad de la temporalidad en un modelo de Fuerzas Armadas operativas

Existe una parte nada desdeñable de nuestros politicos que ven saludable el modelo de tropa temporal, quizás basado en la ensoñación de los beneficios de la “mili” tradicional y de que el militar de tropa y marinería solo sirve para “asaltar cotas” durante su tiempo de servicio, por lo cual tiene que ser siempre joven.

Se olvidan de que en todos los ejercitos y armadas modernas existe una parte muy importante de sus componentes que realizan cometidos logísticos y técnicos en las unidades, así como de mantenimiento y seguridad en las bases y acuartelamientos.

La perversidad del sistema temporal viene cuando para que estos militares temporales no acaben “sin oficio ni beneficio” engrosando las filas de parados de larga duración con una edad crítica, al finalizar su compromiso a los 45 años, el ministerio de Defensa oferta cursos para su reincorporación al mundo laboral, los cuales tienen que ser informados positivamente por sus jefes de Unidad.

Se encuentra entonces al jefe de Unidad ante un dilema de difícil solución, compaginar las medidas de reincorporación al mundo laboral que favorecen al individuo o la operatividad de la unidad, primando la mayoría de las veces esta última.

El agravio comparativo entre el modelo que afecta a la tropa y marinería, por un lado, y a los cuadros de mando, por otro, es evidente.

Mientras unos tienen que buscarse su futuro fuera de las Fuerzas Armadas, con cursos que dependen de informes favorables de unos jefes que priman la operatividad de las unidades, por otro tenemos la promoción del cuadro de mando con cursos reglados por la normativa y con tiempos marcado para el estudio, donde se obvia la operatividad de la unidad ya que se piensa que esta formación redundará en beneficio de la organización.

A todo esto, se debe añadir la creciente incorporación de empresas externas y subcontratas que, desde hace años, van asumiendo tareas que realizaban los militares (mantenimiento de materiales, hostelería, limpieza, seguridad, etc.), y que podrían asumir perfectamente personal militar con más de 45 años. En este punto, lo más sangrante, es que esta externalización se haya producido sin valorar en las adjudicaciones que las empresas integren en su estructura a reservistas de especial disponibilidad (RED) o militares temporales.

La única solución que ve viable la Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME) es la aprobación de una Ley Única de la carrera militar que elimine la temporalidad de las Fuerzas Armadas, con mecanismos efectivos, establecidos en la propina ley, para la desvinculación voluntaria del personal de todas las escalas que así lo desee, y una verdadera promoción vertical y horizontal, basada en la especialización.

Esta Ley, junto a una actualización real de las retribuciones, es la única solución para que ver paulatinamente reducidas las vacantes ocupadas de las Fuerzas Armadas, debido a un aumento cada vez más preocupante de rescisiones de compromiso, no renovaciones y aumento de las excedencias voluntarias

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