A la tercera fue la vencida. El equipo que dirige Ramón Carmona confirmó la mejoría que mostró en la jornada anterior y consiguió un merecido triunfo que se gestó tras el paso por los vestuarios, en una segunda mitad en la que los locales impusieron su ritmo.
La victoria no resultó fácil en un partido en el que cada equipo dominó un tiempo. La primera mitad fue prácticamente un monólogo del Atarfe Industril. Un equipo que sacaba la pelota jugada con criterio desde la zona de iniciación, con una buena circulación en la zona de creación, pero falto de mordiente en el ataque.
Salvo un disparo desviado de Suli en el tramo final del primer acto, el conjunto azulgrana se limitó a defenderse de las embestidas del equipo granadino. Eso sí, con mucho orden, empeño y voluntad. Los visitantes, muy seguros atrás, se hicieron dueño de la parcela ancha en la que Raúl, Julio y Víctor manejaron el juego a su antojo.
Sien embargo, todo el peligro industrialista llegaba en acciones a balón parado. Al filo del minuto diez, Gonzalo evitaba el 0-1 con una intervención felina al despejar un disparo a bocajarro del verdiblanco Pablo a la salida de un córner. De nuevo, justo en el ecuador del primer tiempo, el meta local tenía que emplearse a fondo para desviar un saque de esquina botado a pie cambiado por Raúl que se colaba por la escuadra de su portería.
El gol visitante pudo llegar en otro lanzamiento desde el banderín de córner, desde el que Raúl buscaba el gol olímpico, pero en esta ocasión la pelota era repelida por el travesaño de la portería defendida por Gonzalo, por lo que al descanso se llegaba con el empate a cero inicial.
Tras el paso por la caseta el panorama cambió por completo. Desde el pitido inicial, el equipo de Carmona mostró sus intenciones y suyo fue el dominio del juego. Los azulgranas dieron varios pasos hacia adelante para acompañar la presión de sus hombres puntas, recuperando numerosas pelotas y permaneciendo mucho más tiempo en terreno adversario.
Así, al filo de la hora de partido, llegó una jugada polémica en la que los locales reclamaron gol tras ganar Yawad la partida al portero visitante Adrián. Dio la impresión de que la pelota traspasó la línea de gol, pero el árbitro mandó seguir la jugada tras consultar con la mirada a su asistente.
La Peña no se vino abajo y pronto veía premiada su mayor ambición. Tan solo habían transcurridos tres minutos del supuesto gol fantasma cuando Suli enganchaba un tremendo derechazo desde unos 25 metros, que se colaba como un auténtico obús en el portal defendido por Adrián, que nada pudo hacer por evitar el tanto.
Con ventaja en el marcador, la escuadra norteafricana supo nadar y guardar la ropa ante un rival que no inquietó en ningún momento la meta azulgrana salvo en los últimos minutos, cuando el técnico visitante colocaba al espigado y buen central Víctor como referencia en el ataque verdiblanco en busca de una igualada que no llegaría.