He leído un editorial que endiosa a José Ouviña, el militante de Podemos que le hizo la mítica peineta por la espalda al presidente de la Gestora de Vox en Melilla, José Miguel Tasende. Lejos de Melilla y en el extrarradio del periodismo nacional, su gesto, fuera de lugar en la política europea del siglo XXI, es un símbolo de lo que ellos llaman la lucha contra el nazismo.
A Ouviña se le conoce en Melilla por su activismo en la Plataforma Stop Desahucios que con sus versiones parcializadas ha conseguido que los periodistas pasemos de sus historias porque, al menos las que hemos cubierto en El Faro, terminan siendo verdades a medias. En definitiva, historias con más trampas que una película de Jackie Chang.
En una crisis como la actual, los periodistas ni los periódicos nos podemos permitir ir a juicio, porque el dinero no crece de los árboles. Sale de nuestras nóminas cuando la acusación va dirigida al mensajero y no al medio.
Ouviña no entiende que contar la verdad a medias hace que la prensa huya de sus historias porque los periodistas huimos de las malas fuentes como de la peste.
Él no lo ve así y prefiere insultarnos permanentemente, llamándonos de todo menos bonitos. Y todavía no entiende por qué pasamos de él y, como daño colateral, de lo que él representa: Podemos.
Gema Aguilar le dio al partido la credibilidad que no tenía y que ha desperdiciado con Ouviña como cabeza visible. Espero que su desaparición sea voluntaria porque el desgaste que arrastra su ausencia (para el partido) es irreparable.
No hay nada en Ouviña que nos recuerde que milita en el partido de Pablo Iglesias, a Ione Belarra o de la ministra de Igualdad, Irene Montero. Son la noche y el día. Y no me refiero, pese a que salta a la vista, al nivel cultural. La educación es como el carisma, se tiene o no se tiene. No se puede simular.
En mi opinión, la peineta de Ouviña a Tasende refleja las formas de una izquierda trasnochada y violenta que no cabe en el juego democrático.
Los ciudadanos estamos hartos de insultos, queremos propuestas. Si la única propuesta que tiene Podemos es una peineta, mal encaminados vamos.
En un artículo muy emotivo que Ouviña envió a este diario y que publicamos, a pesar de que él creía que no saldría y nos envió un par de peinetas vía Twitter, la cara visible de Podemos en Melilla cuenta de dónde sale su sed de venganza.
Dice que sale de lo que le sucedió en un colegio de curas. Yo no puedo opinar porque estudié en colegios públicos y además del tercer mundo. Pero he crecido en la pobreza y no creo en el estigma del barrio. No creo en designios divinos.
Por experiencia sé que los comunistas siempre se imponen por la fuerza. Entran en escena como reacción a una dictadura o a una falta de representación democrática de la mayoría y al final, su solución es la inversión de las clases sociales. Cuando Pablo Iglesias hablaba de asaltar el cielo, se refería a comprarse un chalet y a que su esposa fuera ministra como la mujer de Raúl Castro fue la líder de la Federación de Mujeres Cubanas, con más poder que una ministra. Así entienden la política: todo queda en casa. La regeneración democrática para ellos es surgir de abajo y llegar a la cúpula. Mandar y punto.
En la política del siglo XXI no caben las peinetas ni por la espalda, ni por Twitter, ni por arriba, ni por abajo. Eso es algo, además, que creo que este país tiene superado. El adversario político no es tu enemigo. No entras en política para aniquilarlo sino para que sacar adelante tus propuestas o llegar a consensos.
¿Puede una peineta mejorar Melilla? Evidentemente no aunque reconozco que la foto de Ouviña ha movilizado a sus electores y lo ha erigido en una especie de combatiente antiVox.
Llegará el día en que el comunismo será reconocido por los miles de muertos que se ha dejado en los Gulags soviéticos; en los campos de concentración chinos y en la dictadura cubana de los Castro, donde no dejan cadáveres pero te convierten en un muerto viviente, sin comida, sin trabajo, sin dignidad, sin libertad y sin derechos.
Este 31 de mayo, en La Habana será sometido a juicio el artista cubano Luis Manuel Otero Alcántara, líder del Movimiento San Isidro, y el rapero Maykel Osorbo, inspiradores de las protestas del 11 de julio del año pasado a lo largo y ancho de Cuba. La dictadura de Miguel Díaz-Canel les pide 7 años de cárcel por hacer live en las redes sociales criticando al régimen comunista que no es capaz de producir riqueza y repartirla: sólo impone hambre y miseria. Se gastan más en represión que en hospitales. ¿Es eso lo que queremos en España?
No hay que hacer muchos esfuerzos para reconocer que el comunismo solo sabe repartir la pobreza. Es el régimen perfecto para universalizar la mentira, la traición y la falta de derechos universales. Ellos, como Ouviña, solo atienden a sus razones y cuando uno se niega a acatarlas, te responden con una peineta.
No hacen política: la imponen. No saben ni pueden hacerlo de otra manera. La intolerancia y la represión son sus armas. No entienden que a estas alturas el extremismo no nos vale de receta para solucionar los problemas de la gente.
Y es fácil comprobarlo. Vox le ha quitado a Podemos la base social a la que supuestamente representan. Hoy hay más obreros votándole al partido de Abascal que al de Pablo Iglesias. La gente probó con ellos y les fallaron. Ahora seguirán probando otras fórmulas en busca de alguna que les ayude a llegar a fin de mes. Porque la gente quiere que la política siga siendo el arte de lo posible, no una guerra de guerrillas y de insultos, en el que, a falta de propuestas, sólo se consiguen titulares con chascarrillos.
Uno ve la peineta de Ouviña y solo piensa en esa frase de Lezama Lima: Imagen y posibilidad. Hoy Ouviña está en el mapa por su gesto grosero. Debería estarlo por sus propuestas, pero como no tiene, tira de exabruptos.
Nos vemos en las urnas, camarada. Iré a votar convencida de que el comunismo todo lo que toca lo convierte en mierda.
Mis felicitaciones a Tania. Éste sí es el periodismo independiente que necesitamos en una democracia. Y lo digo ahora y cuando no he estado de acuerdo con lo que escribía.
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Más claro sobre el comunismo y lo que conlleva, miseria, represión, carencia de libertad y derechos humanos.
Y lo triste, es que los tenemos en nuestro gobierno, juntos con terroristas e independentistas, total que tenemos el enemigo en casa y así nos vá y ningún país occidental democrático se fía de nosotros