Solemne y puntual. Así ha sido la salida de la Virgen de la Victoria de la iglesia del Sagrado Corazón. A las 19:30 horas de este sábado, se abrieron las puertas del templo. Para entonces, decenas de fieles esperaban a la Patrona, apostados junto a la Plaza Menéndez Pelayo y el manto de serrín coloreado, dedicado a los 75 años de su coronación y nombramiento como alcaldesa perpetua de la ciudad.
Tras los tres toques en la puerta de la parroquia, abrazos e intercambio de rosas blancas. Sonaron las notas del himno nacional y una bocanada de incienso salió del templo allanando el camino que luego recorrió la Virgen, con una marcialidad que cortó el habla a quienes se acercaron hasta allí con sus mejores galas para venerar a la Patrona. Los allí presentes arroparon a la Madre de Dios y elogiaron, sobre todo, la belleza de su corona.
La salida de la Virgen sembró un silencio conmovedor entre fieles e incondicionales que esperaban el momento de verla recorrer las calles de la ciudad, desde Ejército Español hasta el Parque Hernández y de ahí a la Plaza de España, donde fue coronada en 1948, siguiendo por la Avenida, Castelar y de nuevo, Ejército Español.
Además de los niños de La Salle, la Virgen salió escoltada por guardias civiles y regulares y contó también con la presencia del candidato del Partido Popular a la Presidencia de Melilla, Juan José Imbroda, el diputado de Melilla en las Cortes, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu; y los diputados de la Asamblea, Miguel Marín y Manuel Ángel Quevedo.
En un entorno de devoción, la Virgen recibió con agrado la presentación de los bebés, levantados en brazos ante su trono. Nada como rendir tributo, desde pequeños a la Patrona de Melilla, precisamente en la víspera del Día de la Madre.
Cabe destacar la marcialidad de los portapasos, que hicieron gala de la sincronización y disciplina que el acontecimiento exigía.