Frontera e Inmigración

La ONG de Helena Maleno denuncia el "uso sistemático de la fuerza" en las vallas de Melilla y de Ceuta

La ONG Caminando Fronteras, cuya portavoz es la reconocida defensora de los derechos humanos y periodista hispano-marroquí Helena Maleno, ha denunciado el "uso sistemático de la fuerza" en las vallas de Melilla y de Ceuta, donde el control migratorio "se efectúa a través de instrumentos militares" como el uso de gas lacrimógeno, y de balas de goma y de fuego real.

Al abordar la violación "transnacional" de derechos humanos en ambos vallados, la organización ha expuesto que durante los intentos de acceso a las ciudades autónomas en los primeros seis meses de 2022, ya fuera a través de saltos masivos o "de una o dos personas", se ha vulnerado el principio de no devolución.

Puntualmente, se han referido a las imágenes que documentaron devoluciones en caliente en los saltos de los días 2 y 8 de marzo y en el del 24 de junio. Sin embargo, a diferencia de los dos primeros, en el caso de la masacre de Melilla las devoluciones fueron ejecutadas en colaboración con las fuerzas de seguridad de Marruecos que, "entrando en territorio español", las ejecutaron "usando la violencia".

Asimismo, se ha llevado a cabo la devolución de estas personas a países donde sufren "tratos crueles, inhumanos y degradantes" y de quienes están en situación de especial vulnerabilidad, como es el caso de personas heridas, infancia migrante y víctimas de trata de seres humanos.

En cuanto a las violaciones al derecho de asilo, la ONG ha destacado que, entre las personas que fueron devueltas a Marruecos, se encuentran colectividades que son de potenciales refugiados, como aquellas de Sudán, Sudán del Sur, Chad y Mali, así como personas LGTBQI+, "que huyen de otras violencias".

De acuerdo con Caminando Fronteras, en el caso del 24J los migrantes que intentaron saltar la valla provenían sobre todo de Sudán, pero también Sudán del Sur, Chad, Mali, Yemen, Camerún, Nigeria, Senegal, Níger, Guinea Conakry, Burkina y Liberia. Como ya se ha destacado, la comunidad mayoritaria era la sudanesa, que suponía más del 80% de las personas que intentaron llegar a la valla de Nador-Melilla.

Las víctimas de la violencia coordinada

Según ha lamentado la ONG, la violencia coordinada que se utilizó aquel día acabó produciendo al menos 40 muertes y centenares de heridos que fueron asfixiados por los gases; aplastados por las caídas y por las botas de los militares; golpeados por las porras normales y eléctricas; alcanzados por balas de fuego; negación de auxilio y asistencia médica; desplazamientos forzosos de personas heridas; y devoluciones desde Melilla de personas heridas que no recibieron asistencia médica.

En palabras de Caminando Fronteras, el cerco en el que se encontraron los refugiados se hizo "más letal" por efecto de la entrada de militares marroquíes en territorio melillense donde, "codo a codo con las fuerzas de seguridad españolas", pudieron "continuar atacando" para ejecutar devoluciones en caliente a Marruecos. Entonces, a tenor con los testimonios orales y visuales de los supervivientes, "el estado español expulsó a Marruecos" a "decenas de potenciales refugiados y a menores de edad".

Además, se llevaron a cabo las devoluciones, "a pesar de las escenas de las que las autoridades españolas estaban siendo testigos" y que mostraban "en directo las torturas, tratos inhumanos y degradantes" que los refugiados "estaban sufriendo", y sin que "ninguno de los dos países" activara la colaboración para llevar ayuda y asistencia a las víctimas y así "mitigar el impacto terrible de la tragedia".

De acuerdo con lo que ha recordado la organización humanitaria, el primer grupo de migrantes que llegó a la valla usó la sierra para intentar cortar los alambres, pero "en poco tiempo" se quedaron sin batería y solo algunos pudieron entrar. De esta forma, los que no había logrado cruzar quedaron rodeados, mientras "la gente caía al suelo una encima de otra, pero no era auxiliada".

Dicho de otra forma, "no se desplegó ninguna forma de ayuda coordinada entre ambos países" sino que las fuerzas marroquíes "pasaban con sus botas por encima de los cuerpos caídos en el suelo", y "los que ya no podían moverse eran arrastrados y abandonados al sol sin valorar la dimensión de las heridas". Es más, "si se movían eran apaleados hasta que cesaran de hacerlo". "Si llorabas te pegaban de nuevo hasta que te partían las piernas o perdías el conocimiento", ha precisado una víctima.

Después del 24J, en cuatro misiones humanitarias realizadas hasta culminar su informe Monitoreo Derecho de Vida, Caminando Fronteras ha registrado el acercamiento a 862 personas heridas o desplazadas forzosas en diferentes ciudades, a las que se le ha brindado asistencia sanitaria, y kits de alimentos, higiene, ropa y zapatos.

Con las mismas se ha intentado elaborar de igual modo un listado de personas desaparecidas que están siendo buscadas por sus familias y sus compañeros; así como obtener testimonios que evidencien la existencia de una "verdadera crisis humanitaria" que "las autoridades de Marruecos han querido esconder con el apoyo político del gobierno del estado español".

Casi 1.000 víctimas en el intento de llegar a España

El texto también recoge que ha habido 978 víctimas en las rutas de acceso a España durante el primer semestre de 2022, tanto en las marítimas del Mediterráneo Occidental (Estrecho, Alborán, Argelia) y del Atlántico (Canarias), como en las terrestres de las vallas de Melilla y de Ceuta.

Si descontamos las 40 personas fallecidas en la frontera con Marruecos a raíz del 24J, han sido 938 las que han perdido su vida en su intento de alcanzar las costas españolas en el mismo periodo. De estás últimas, han muerto 118 mujeres y 41 niñas y niños.

Mientras, enero y junio concentran la mayoría de las muertes y las desapariciones, con 306 y 290 víctimas, respectivamente. Por el contrario, febrero, con 21, ha sido el de menos bajas, aunque no hay un mes sin muertes. Con 159, 89 y 113 víctimas, por ese orden, aparecen marzo, abril y mayo.

En cuanto a las rutas marítimas, la de Canarias es por mucho la más letal, con 800 víctimas. Las de Argelia, Alborán y Estrecho registran 101, 35 y dos víctimas, respectivamente.

Tristemente, la mayoría de personas víctimas de las rutas marítimas, un 87,83%, desaparecen sin que sus cuerpos sean recuperados y sus familias puedan confirman que están muertas.

Además, un total de 18 embarcaciones han desaparecido con todas las personas a bordo, y se cuentan 44 naufragios: 28 en la ruta Canaria, 11 en la de Argelia, tres en la de Alborán y dos en la de Estrecho.

Así, ciudadanos de 23 países, casi todos africanos, han recorrido el mundo para morir en las costas españolas.

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