Por fin se hizo efectivo. Correos estrenó ayer su nueva sede, un local de 900 metros cuadrados, evidentemente mucho más pequeño que la anterior, aunque también más afectivo de cara a los trabajadores y por supuesto, mucho más moderno y lustroso. Ha sido demasiado tiempo de espera, de proyectos reformados y abandonados. Primero fue la remodelación del edificio de Pablo Vallescá, que nunca llegó a contar con el dinero suficiente para iniciarlo, a pesar de que fueron varios los proyectos realizados al efecto.
Luego vino la decisión del traslado, de encontrar el lugar idóneo para acoger toda la infraestructura. Se pensó en dos posibles ubicaciones, cada una para departamentos diferentes, pero al final, lo que manda casi siempre, el dinero, decidió y todo se concentrará en la calle Marqués de Montemar.
Ahora queda por decidir qué se hace con el antiguo edificio, un inmueble situado en un enclave estratégico, que si como se dice, se va a ofrecer a la Ciudad Autónoma, podría perfectamente convertirse en la nueva Escuela de Enfermería.
Confiemos en que las malas relaciones entre administraciones pasen en esta ocasión de largo.
Luego vino la decisión del traslado, de encontrar el lugar idóneo para acoger toda la infraestructura. Se pensó en dos posibles ubicaciones, cada una para departamentos diferentes, pero al final, lo que manda casi siempre, el dinero, decidió y todo se concentrará en la calle Marqués de Montemar.
Ahora queda por decidir qué se hace con el antiguo edificio, un inmueble situado en un enclave estratégico, que si como se dice, se va a ofrecer a la Ciudad Autónoma, podría perfectamente convertirse en la nueva Escuela de Enfermería.
Confiemos en que las malas relaciones entre administraciones pasen en esta ocasión de largo.