Categorías: Opinión

La nueva línea marítima con Motril

Ayer se realizó el trayecto inaugural de la nueva línea entre Melilla y Motril. El ‘Volcán de Timanfaya’ lució realmente esplendoroso, muy bien equipado y con unas prestaciones que permiten augurar gratos viajes si se cumplen las previsiones de realizar los trayectos en horario diurno, con salida desde Melilla hacia Motril a primera hora de la mañana y retorno a la ciudad desde el puerto motrileño a primera hora de la tarde.
El barco, con seis años de antigüedad, es capaz de realizar la travesía en sólo cuatro horas y media, es decir, casi lo mismo que tarda el fastferry que nos une a Málaga, pero con la confortabilidad de un buque convencional, que se mueve menos y también ofrece mayores garantías de navegación óptima aunque arrecien en mayor medida los temporales de levante y poniente. Valga como detalle, que con el último temporal de poniente que hemos vivido días atrás, el ‘Milenium II’ no sólo se vio obligado a suspender el pasado lunes una de sus travesías sino que acabó acumulando retrasos de tres horas en todas sus salidas posteriores y hasta el día de ayer.
La principal pega del nuevo enlace es el pésimo estado de la carretera que une Motril a la autovía del Mediterráneo en los sentidos que conducen a Málaga y Almería. Son pocos kilómetros, unos veinte en una dirección y alrededor de quince en la contraria, pero pueden resultar engorrosos según qué momento, puesto que por la misma y mala carretera circulan también camiones de mercancías que pueden ralentizar en exceso el tráfico.
Se trata de una pega inicial y con fecha de caducidad, porque más pronto que tarde se espera que la autovía conecte con Motril en todos los sentidos. Pero hoy por hoy es la realidad, que no obstante no invalida el nuevo enlace con el punto más cercano a Melilla al otro lado del Estrecho. Noventa millas marítimas que en un barco como el ‘Volcán de Timanfaya’ pueden constituir toda una gozada, teniendo en cuenta el buen equipamiento del buque y los atractivos precios con que comenzará a operar para los melillenses. Como ejemplo, sirva de muestra que un pasaje para dos personas con vehículo, para trayectos de ida y vuelta, no superará los 150 euros, es decir, menos de la mitad de lo que hoy cuesta viajar con Trasmediterránea a Málaga o Almería en las mismas condiciones.
La competencia, en una sociedad de mercado como la nuestra, no es sólo buena, sino que resulta esencial para mejorar los servicios y lograr mayor pujanza en cualquier sector económico.
No es de extrañar por ello que la Autoridad Portuaria deje a un lado la falsa molestia y reivindique sus gestiones para hacer posible esta nueva línea que, no obstante, tiene en el empeño, coraje y valentía de la naviera Armas su principal exponente. Ayer mismo, el presidente de la compañía reconocía que espera lograr un “éxito suficiente” para mantener la línea. Apoyarla es en parte nuestra responsabilidad, porque sólo si la respaldamos Armas seguirá con los melillenses y la nueva empresa no acabará convertida en un brindis al sol.
Afortunadamente, ayer, en su trayecto inaugural, contó con el respaldo de toda la clase política melillense o prácticamente de toda ella. Asistieron representantes de PP y PSOE, del Gobierno local y de la Delegación del Gobierno. Antonio María Claret se mostró entusiasta y el presidente de la Ciudad no dudó en agradecer a la naviera Armas su apuesta por Melilla.
Más cerca por tanto de la Península, mejor equipados en lo que a transportes marítimos se refiere, algo tendrá que cambiar inexorablemente si la nueva línea Melilla-Motril funciona, aunque sólo sea en la calidad de la atención al cliente que presta Trasmediterránea, no sólo por lo obsoleto y deficiente de sus barcos, especialmente el que nos enlaza con Almería, sino por la falta de tacto de una tripulación que, muchas veces, lejos de ayudar contribuye a indignar a los melillenses.
Como dijo ayer el presidente Imbroda, el éxito de Armas será el éxito de Melilla. Lo mismo esperamos para la nueva compañía Airmel, en puertas también de iniciar oficialmente sus enlaces aéreos entre nuestra ciudad y Málaga, pero igualmente comprometida en mejorar la conectividad de los melillenses con el resto de España.
Algo como digo está empezando a cambiar y es preciso reconocerlo, tener confianza y brindar también nuestro apoyo a quienes lo han hecho posible, porque, sin temor a repetir y repetirme, está claro que el éxito de Armas y Airmel será el éxito de toda Melilla. Que así sea y que todos lo veamos.

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