Una enfermedad mental podría estar en el origen del jazz. El cornetista Buddy Bolden, uno de los padres de este género musical, sufría de esquizofrenia, lo que al parecer le impedía repetir melodías y le empujaba a tener que improvisar todo el tiempo, una de las bases de este estilo nacido a finales del siglo XIX en Estados Unidos. El neurólogo melillense Jesús Romero Imbroda tratará mañana jueves de bucear en las estrechas relaciones que se producen entre música y cerebro, en el marco de una conferencia que dará, a las 19:30 horas, en el Aula 10 del centro asociado de la UNED en nuestra ciudad.
Y el ponente, que fue animado por la asociación Amigos de la Música de Melilla para dar esta conferencia, conoce bien de lo que habla porque tiene una especial relación con los dos ámbitos: es neurólogo de profesión pero también es compositor y toca la guitarra en el grupo musical melillense Dique Sur.
“La música es un fenómeno inherente al ser humano común a todas las culturas y es una actividad cerebral de primer orden”, concreta Romero Imbroda a El Faro, pero no solo para el que la compone, sino también para el que la ejecuta y el que ‘simplemente’ la percibe.
Por ello, este neurólogo asegura que la música es una buena herramienta que permite ver cómo funciona el cerebro humano. De hecho, detalla que antes de que les fueran diagnosticadas ciertas dolencias neurológicas a algunos músicos, en sus composiciones ya se podían observar determinados indicios como, por ejemplo, la simplificación de las escalas que se iba produciendo, al igual que también les ocurre a los pintores respecto al uso del color.
Otro caso curioso de la especial relación que pueden entablar el cerebro y la música es que hay pacientes que sufren enfermedades como el Alzheimer y que “han perdido la capacidad de hablar pero, sin embargo, pueden cantar”. Esto explicaría la razón por la que la musicoterapia se está aplicando para estimular a personas que padecen este tipo de dolencias.
No obstante, en el otro extremo también podemos encontrar a personas que sufren de amusia, es decir, la incapacidad para reconocer o reproducir tonos o ritmos musicales. Romero Imbroda pondrá el ejemplo en su ponencia de personajes históricos que la padecían, como el también neurólogo Sigmund Freud y el revolucionario Che Guevara.
Alteración de la percepción
La amusia no se trata estrictamente de una dolencia sino simplemente de una alteración en la percepción de los sonidos, algo similar a lo que les ocurre con los colores a las personas aquejadas de daltonismo.
Además, la música también puede desencadenar reacciones negativas. Romero Imbroda cuenta el anecdótico caso de un hombre que, a los 14 minutos exactos de escuchar música flamenca, sufría crisis epilépticas.
Y es que la música es muy poderosa para el cerebro, resume Romero Imbroda: “Puede evocar emociones y recuerdos y modular nuestro estado de ánimo”.
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