Sólo en Melilla, los musulmanes, a diferencia de los cristianos o los judíos, no ponen nombres a sus templos religiosos, no suelen denominar sus mezquitas en forma alguna o no las dedican a personajes renombrados dentro de la fe islámica, aunque esto es algo anómalo que empieza a cambiar y las mezquitas más modernas sí ostentan nombres o dedicaciones especiales. Por ello esta mezquita sin nombre, suele recibir denominaciones varias, entre otras ‘mezquita del río’ (Francisco Saro en ‘melillense.net’), mezquita del llano o mezquita de la calle Querol. Antes esta confusión denominativa prefiero denominarla como “la mezquita del Habús” o Institución Marroquí de asuntos religiosos que es el propietario del edificio. El Habús marroquí es propietario también del denominado ‘garaje Maanan’ que, en realidad, era la antigua ‘Residencia de Estudiantes Indígenas’. El suelo pertenece al Ministerio de Asuntos Exteriores como heredero del anterior ‘Ministerio de la Guerra’. Por tanto nos encontramos ante un complicado asunto que pudiera tener derivaciones exteriores. El Ayuntamiento no puede reparar ‘motu propio’ un edificio sin el consentimiento de los propietarios, y la asociación que gestiona ‘la mezquita del Habús’ no tiene capacidad jurídica para dar el visto bueno. Digo esto porque la empresa de construcción que tiene su sede en un lateral de la mezquita, intentó hace años hacerse cargo de la rehabilitación y mantenimiento de la misma y no obtuvo el permiso necesario de la Institución Religiosa de Marruecos. Todos los locales que tienen su sede social en la mezquita pagan el alquiler a Marruecos a través del Habús e incluso los impuestos catastrales anuales son satisfechos por el citado organismo marroquí. Todos los locales de la mezquita tienen un aspecto bastante desaliñado, salvo la sede de la constructora de los Hermanos Clay, y es por tanto la fachada y la techumbre de los otros locales la que sí precisa una reparación, que de hacerse debe corresponder al titular del edificio o, en su caso, llevarse a cabo mediante los permisos necesarios solicitados con mediación del Ministerio de Exteriores. La mezquita del Habús no tiene 50 o 60 años, como dijera el consejero de Economía, sino exactamente 83, pues fue inaugurada el 19 de octubre de 1927, según dato aportado por el historiador e investigador Francisco Saro. El aspecto interior de su sala de rezo es magnífico, como puede apreciarse en la fotografía, pues fue completamente reformado en los finales de los años 80 del pasado siglo, con materiales y técnicas modernas. En los primeros años de esa década un impresionante y potentísimo rayo abatió toda la techumbre del edificio (que estaba realizada en un magnífico artesonado de madera), y lo redujo prácticamente a ruinas. La reparación consistió en realizar una nueva superficie de rezos, dotarla de columnas de hormigón y la realización de una doble cúpula, una de ellas de estilo bizantino de gran altura. Es una mezquita muy luminosa y de aspecto muy esbelto. Obviamente nunca está demás una reforma pero no por el “procedimiento de urgencia”, pues eso parece más bien destinado a saltarse la necesidad del permiso del Habús y al dictamen de la Comisión de Patrimonio de Melilla, pues este dictamen resulta preceptivo al tratarse de un edificio histórico y uno de los más antiguos de La Ciudad. La destrucción de edificios históricos de Melilla, bien por ruina, demoliciones ilegales o por reformados que no respetan su carácter histórico, no puede añadir un edificio más a esta lista siniestra. Por ello, deber pararse de modo inmediato esta reforma “por el procedimiento de urgencia” a todas luces innecesaria. El estado de la sala de rezos, que luce de manera espléndida, no reporta riesgo alguno para los fieles musulmanes y si hay riesgo de hundimiento, entonces debe cerrarse al público. Si la mezquita necesita una reforma, debe hacerse mediante Concurso Público y con presentación de proyectos. Debe solicitarse a través de la Delegación del Gobierno el debido permiso a la institución religiosa del Habús.