Muchas calles de Melilla están llenas de obstáculos que dificultan el acceso y el tránsito a las personas con movilidad reducida o diversidad funcional, pero también a los padres que llevan carritos con niños pequeños, a las personas mayores o a cualquiera que vaya cargado con la compra, por ejemplo. Ésta es la principal denuncia que hace la Mesa de Movilidad contra las trabas arquitectónicas urbanas que se pueden encontrar en aceras, pasos de peatones y otras zonas de la vía pública.
Para luchar por una ciudad de accesibilidad universal, este colectivo formado por ciudadanos, entidades locales y formaciones políticas se ha sumado a la campaña Horizonte Accesibilidad que impulsa el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi).
Sin barreras
La Mesa de Movilidad quiere poner fin a las barreras arquitectónicas y, para ello, se ha propuesto identificar y denunciar los espacios y entornos que no garantizan el acceso a todos los ciudadanos, más concretamente a quienes van en sillas de ruedas o tienen problemas motores.
La presidenta de Guelaya, Rosa Mª González, entidad que forma parte de esta mesa, explicó a El Faro la intención del colectivo de elaborar un decálogo con las propuestas prioritarias que se deben llevar a cabo para mejorar la vía pública. Esta iniciativa, que todavía tiene que aprobar la Mesa, incluiría también una galería fotográfica que dejaría en evidencia la poca accesibilidad o el mal estado de determinadas zonas de paso de la ciudad. El objetivo final es entregar este documento a la Consejería de Medio Ambiente para que lo incluya en sus objetivos y programa.
Los ejemplos más evidentes que mencionó González fueron las aceras demasiado elevadas sin rebajes para sillas de ruedas o carritos, otras demasiado estrechas que fuerzan a bajar de la acera a uno de los viandantes, otras con farolas en medio que impiden el paso y obligan a dar un rodeo. Por otro lado, explicó que los pasos elevados son un gran acierto para facilitar el cruce de un lado al otro de la calle sin necesidad de depender de los rebajes, a la vez que fuerza a los conductores a reducir la velocidad e ir con más cuidado.
Peatones y ciclistas
El presidente de la asociación Melilla ConBici, Javier Bocanegra, añadió que los reductores de velocidad suponen un gasto importante y, sin embargo, los coches hacen más ruido y no siempre son efectivos. En su lugar recomendó la instalación de pasos elevados al considerarlos más económicos y facilitar la accesibilidad para todos.
Bocanegra también criticó la estrechez de las aceras, el mal estado de los pasos de cebra y las escasas opciones que tienen los ciclistas. Más que pedir carriles bici, el presidente de Melilla ConBici propuso limitar la velocidad de los coches a 30 km en ciudad para reducir el riesgo de accidentes con ciclistas y tomar medidas sancionadoras para los infractores.
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