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La lluvia respeta la Pascua Grande

Cientos de musulmanes melillenses se reunieron ayer en el rezo colectivo de la explanada de Cabrerizas en el primer acto de la fiesta del Aid El Kebir. Pese a que había anunciada lluvia, apenas cayeron unas gotas. La lluvia respetó ayer el rezo colectivo del Aid El Kebir en Melilla. Aunque la Agencia Estatal de Meteorología había anunciado cielos grises y nubarrones, apenas cayeron unas gotas durante la oración que reunió en la explanada de Cabrerizas a cientos de musulmanes de la ciudad.
De hecho, la explanada alfombrada, ubicada junto al campo de fútbol de La Legión, se quedó pequeña y muchos hombres tuvieron que colocarse en el césped  donde rezan las mujeres.
La amenaza de lluvia hizo que el rezo de ayer que celebra el Aid El Kebir fuera más corto que otros años. También que empezara con relativa puntualidad, poco después de las 9:30 horas.
Los que eligieron el coche para llegar a la explanada de Cabrerizas se encontraron con largas colas que regulaba la Policía Local, para aliviar la circulación.
El rezo conjunto de la mañana de ayer dio inicio a la fiesta del Aid El Kebir, que rememora el pasaje bíblico en el que Dios le pide a Abraham que, como prueba de fidelidad, sacrifique a uno de sus hijos, que luego es sustituido por un borrego.
Detrás del pequeño estrado desde donde el imán arengó a los fieles estuvo amarrado, durante toda la ceremonia, un borrego que fue sacrificado una vez terminado el rezo, ante la mirada curiosa de los niños.
Dris Mohamed Amar, presidente de la Comisión Islámica de Melilla (CIM), que organizó el rezo colectivo de ayer en la explanada de Cabrerizas, aprovechó el fin del acto religioso para reconocer con sendos diplomas “los servicios prestados” en la Mezquita Zoco por tres musulmanes ya veteranos.

Caramelos y chilabas nuevas

A la entrada de la explanada de Cabrerizas se ubicó ayer, poco antes del inicio del rezo colectivo, el hombre más buscado por los niños, ya que tenía en las manos una enorme bolsa de caramelos que repartía entre los pequeños que, como sus padres, iban de punta en blanco con chilabas nuevas.
A un lateral del campo de fútbol de La Legión se colocó una ambulancia de Cruz Roja que permaneció alerta durante los casi tres cuartos de hora que duró el rezo colectivo.
No faltó en esta ocasión el hallazgo de unas llaves en la explanada de Cabrerizas. Desde megafonía no paraban de repetirlo y la anécdota dio pie a que muchos comentaran que eran las llaves de todos los años, sólo que esta vez tenían “un manguito verde”.
Nada más terminar el rezo conjunto, todos los musulmanes salieron deprisa hacia sus casas, donde les esperaba a unos el desayuno con pastas y té y a otros, directamente los callos tras la laboriosa faena del sacrificio del borrego.

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