El crucero ‘Boudicca’, con un pasaje a bordo de unas 1.200 personas, 350 de las cuales forman parte de la tripulación, arribó ayer al Puerto de Melilla.
Con treinta minutos de retraso sobre el horario previsto, el buque, con bandera de Bahamas y perteneciente a la naviera británica Fred Olsen Cruises Lines, de 205 metros de eslora, realizó las maniobras de atraque bajo la atenta mirada de los propios cruceristas que se encontraban asomados en distintos puntos de la borda.
A las dos de la tarde, los turistas británicos comenzaron a desembarcar. Fueron recibidos por personal de Turismo de la Ciudad Autónoma, que ofrecía a los viajeros planos, folletos, abanicos y sombreros de paja para combatir el sol y el calor. También había agentes de la Policía Nacional que les entregaban dípicos con consejos para que disfruten de sus vacaciones con total seguridad.
Los grupos que tenían contratada una excursión montaron en autobuses y recorrieron las principales rutas de interés en compañía de guías turísticos. Otros grupos decidieron conocer Melilla por su cuenta, aunque también fueron acercados hasta la Plaza de España en varias lanzaderas. Desde allí se iban dispersando por calles y avenidas (General Marina, Juan Carlos I, Ejército Español) hacia el centro de la ciudad. No tardaron en observar con admiración el Palacio de la Asamblea y en hacerse fotos en la Plaza Menéndez Pelayo, junto a Cervantes y Don Quijote, y en retratar la Iglesia del Sagrado Corazón.Impacto comercial
A esa hora, cercana ya las dos y media de la tarde, los establecimientos estaban cerrados, a excepción del Duty Free. Como además, los cruceristas, de costumbres gastronómicas diferentes a las españolas, ya desembarcaron almorzados, lo cierto es que su presencia pasó desapercibida para el comercio melillense. El posible impacto positivo en la economía que pudieran causar centenares de turistas quedó minimizado.
En este sentido, Hassan Amarouch, presidente de la Asociación de Hosteleros, aseguró a este medio que no “había notado nada”. “Yo estoy en pleno centro, y no se ha visto a casi nadie”. “Son mayores, ya han bajado comidos. Se toman un café, dan un paseo y poco más”, añadió.
Por su parte, Enrique Alcoba, presidente de la Asociación de Comerciantes, no podía pronunciarse sobre el efecto de la llegada del ‘Boudicca’, por encontrarse ausente de Melilla. Sin embargo, sí se congratuló de que un buque así llegara a la ciudad. “Valoramos que vengan cruceros, que vengan congresos, equipos de fútbol, todo lo que pueda ser beneficioso para el comercio, y sobre todo si es en día laborable como ayer”.
Tras pasar unas horas en Melilla, los cruceristas debían regresar a bordo del ‘Boudicca’, que tenía prevista su partida a las ocho de la tarde.
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