La joven de 21 años, acusada de un delito de asesinato, afirma que parió sentada en el inodoro sin saber que estaba embarazada de 9 meses. Junto con su madre se enfrenta a 20 años de prisión y su padrastro a 18 años.
La joven de 21 años, L.E.M., fue ayer la primera en declarar ante el jurado popular, acusada del asesinato de su bebé, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado en la vivienda familiar en la Navidad de 2012. La sala de vistas de la Audiencia Provincial acogió la primera jornada de juicio en el que también están procesados la madre de la parturienta, F.M.L., y su padrastro, A.M.M. Las dos acusadas se enfrentan a 20 años de cárcel y el procesado a 18, que es la pena que pide para ellos el Ministerio Fiscal. Además, como ya adelantó ayer El Faro, la fiscal solicita una indemnización de 100.000 euros para el padre de la recién nacida.
La acusada explicó que el día del alumbramiento solamente le dolía la espalda y estuvo prácticamente todo el día tumbada en la cama. Fue al cuarto de baño con ganas de “hacer de vientre” y se sentó en el inodoro. “Empujé tres veces y al levantarme vi a un bebé muy grande. Luego empujé otra vez y salió una bolsa marrón con sangre y muy viscosa”, dijo. Acababa de dar a luz a un niña: “Yo estaba segura de que el bebé estaba muerto”, afirmó ante el jurado popular antes de asegurar que no notó el latido del corazón del recién nacido ni signos de respiración.
El embarazo
Meses antes, en marzo de 2012 y ante la posibilidad de que pudiera haberse quedado embarazada, la acusada explicó que se tomó dos píldoras del día después. En los meses siguientes, su ciclo menstrual fue “normal” y por ello, declaró, desconocía que estuviera en estado.
En varias ocasiones, ante la insistencia de la fiscal, L.E.M. afirmó que en ningún momento sospechó que pudiera estar en estado, incluso ni cuando el embarazo estaba a punto de finalizar. La fiscal dijo no entender cómo no sintió que el feto se movía dentro de su vientre, ya que al nacer pesó más de tres kilos. “Vi que el bebé era muy grande y lo saqué del inodoro porque pensaba que se podía ahogar. Luego lo puse en una toalla y no escuché su corazón. Le puse la oreja en el pecho y el corazón no latía. Le puse la mano en la nariz y no respiraba. Pensé que estaba muerto”, explicó ayer la joven nerviosa y entre lágrimas.
Según la declaración de la acusada, después de dejar al bebé en la estantería, intentó abrir la puerta del baño, pues su madre la estaba llamando insistentemente. Cuando su progenitora entró, se desmayó y desde ese momento, la joven dijo no recordar bien lo que pasó.
Una vez ya en el hospital, la joven tampoco recuerda con claridad qué pasó en los días posteriores. Había perdido mucha sangre, se encontraba muy débil. Durante su declaración, repitió insistentemente que nunca sospechó que pudiera estar embarazada y por esa razón, cuando se sobrevinieron los acontecimientos en el cuarto de baño de su casa, “no sabía lo que estaba pasando”. “Nadie sabía que estaba embarazada. Ni siquiera yo”, apostilló.
La acusada, únicamente, sospechó de que estaba embarazada cuando en noviembre de 2012 se hizo una prueba de embarazo que dio positivo. Ello explica que en diciembre, cuando comenzó a sangrar, pensara que se trataba de un aborto natural de un embarazo de un mes, no de nueve. De ahí, que se sorprendiera, según dijo, de ver al bebé en el inodoro.
La relación con su madre
Los dolores de parto tampoco fueron reconocibles por la acusada como tales. Declaró que solamente sintió un dolor en la espalda, que la mantuvo en la cama por unas horas, y tampoco sintió el desgarro que le produjo la expulsión del bebé.
Una de las cuestiones que se pusieron sobre la mesa en la sesión de ayer en la Audiencia fue la relación entre madre e hija. L.E.M. reconoció que la comunicación con su progenitora no era muy buena. En especial, desde que ésta comenzó su relación con su padrastro, A.M.M., tras el fallecimiento de su padre biológico. Además, la madre de L.E.M. no aceptaba al novio que tenía y que era el padre del bebé, apodado ‘Simo’. “Hablábamos muy poco. Peleábamos mucho porque no le gustaba mi pareja”, recalcó.
Dada esta mala relación con su madre, impidió que la joven le confesara el aborto que dice haber tenido a finales de 2011 y que un año después diera a luz a un bebé en la vivienda familiar.
“Si hubiera sabido que estaba embarazada desde un primer momento, habría tomado una decisión. Quizá hubiera pensado en dar en adopción al bebé porque yo no tengo medios para criarle y no quisiera que fuese un desgraciado. Mi intención nunca fue matar al bebé. Yo estaba segura de que estaba muerto”, concluyó la joven, entre lágrimas.
Los “malostratos” de su novio ‘Simo’
Durante el extenso interrogatorio, L.E.M, explicó que comenzó la relación con su novio 'Simo' en 2008 y tras cuatro años de relación, a finales de 2011, tuvo un aborto natural, provocado por la patada que le dio su pareja en el vientre. Desde entonces, la relación tuvo varios altibajos. Ayer en el juicio, la joven confesó que su ex pareja la maltrataba y vivía con miedo a quedarse nuevamente embarazada porque 'Simo' le había amenazado de muerte. Tras la agresión que le provocó el aborto, la joven no le denunció y continuó la relación con él, según dijo, "porque pensé que era lo mejor para mí". L.E.M. reconoció ante el jurado popular que todo este episodio de maltratos, que duró el tiempo que estuvo con 'Simo', solamente lo ha confesado hace un mes a la psiquiatra del Centro Penitenciario. De hecho, la joven explicó que después del incidente con 'Simo', rompieron la relación y en ese tiempo estuvo saliendo con otro chico, C.M.T., con quien se sentía "protegida", afirmó.
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