La Consejería de Medio Ambiente aún no sabe cuando se abrirá al baño la playa. No obstante parece que están a la espera del último informe de los buzos y que finalmente la apertura podría producirse en unos días.
Hay historias que parece que nunca van a tener un final. Algo así pueden pensar los melillenses sobre la apertura de Horcas Coloradas, a la que a lo largo del verano se le ha puesto fecha, no una vez sino unas cuantas, pero que a pesar de los intentos de la Consejería de Medio Ambiente, a día de ayer, continuaba cerrada al baño, a pesar de que la temporada comenzó el 1 de junio. Varios han sido los titulares en los quese anunciaba que la playa se abría hoy, mañana o el jueves. Sin embargo, acto seguido, el momento se volvía a retrasar, y ni fue ayer, ni la semana pasada, ni hace un mes. Muchos pueden pensar, a 16 de agosto, que la idea de bañarse en esta playa se ha convertido en una utopía, y que habrá que esperar un año más para ver si hay suerte, y finalmente deja de ser peligroso sumergirse en ese trocito del Mediterráneo melillense. No obstante, desde la dirección general de la Consejería de Medio Ambiente, aseguraban el martes a este periodico, que el último informe de los buzos, que se están encargando de la última fase de limpieza de la playa, estaba a punto de llegar, y que quizás podría ser esta misma semana el momento elegido para que los melillenses pudieran por fin lanzarse al agua. El propio consejero del área, José Ángel Pérez Calabuig, indicó hace unos días a El Faro, que tras los momentos en los que se sacaban de la playa “toneladas” de desperdicios, en los últimos días ya sólo quedaban pequeños trozos en el fondo marino, por lo que parecía que la apertura era inminente. Pero esa apertura ha sido ya inminente tantas veces, que recuerda aquel refrán sobre el lobo que se anunciaba, cuando realmente no venía, y que finalmente, el día que llegó, cogió a todos desprevenidos, porque nadie terminaba de creer que en esa ocasión fuera a aparecer de verdad. Las tareas de limpieza de Horcas Coloradas comenzaron en 2010, poco después de la inauguración de la playa. Este verano, desde la Consejería de Medio Ambiente, se ha trabajado a contrarreloj, instalando infraestructuras temporales para llevar a cabo las tareas de limpieza. Así, paralelamente a la playa se creó un dique, para que se desplazara una pala excavadora que retiraba los residuos del lecho marino de forma más rápida que la que hacían manualmente los buzos. El peligro de los residuos que había, y de los que parece que ya apenas queda nada, en el fondo, es la principal razón de que el cartel de cerrado continúe en esta zona del litoral. El mal tiempo ha sido una de las causas del retraso en las tareas de limpieza, que podría terminar en los próximos días. Si finalmente los informes son favorables y la Consejería de Medio Ambiente decide que ya se puede abrir, habrá que instalar el equipamiento necesario para al disfrute de la playa. Aseos, sombrillas y una torre de vigilancia para socorristas llevan tiempo esperando, al igual que los melillenses, a que los astros se alineen para que finalmente, este verano, se pueda disfrutar del sol, la sal y el agua en este trocito de playa.
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